A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
SON ECOS DE UNA HISTORIA [Mi poema]
Celia Carrasco Gil [Poeta sugerido]
MI POEMA ...de medio pelo
Son ecos de una historia que se esconde
tras sombras de un conflicto doloroso
que vino a embadurnarlos con su acoso
a más de un inocente y que responde
a dolos que aun perviven con su poso.
Son hechos que retumban los oídos
-atentos, que hay que ver para creerlo-,
que ajenos, sin comerlo ni beberlo,
las ganas de ensañar de unos bandidos
mataban y hoy no tienen que temerlo.
Que dicen pues que habrá que disculpar
pues nunca ellos lo hicieron por placer,
no tienen por lo tanto que esconder,
si a alguno lo tuvieron que matar
perdonen pues lo hicieron sin querer.
Y a aquellos le tocó tal hecho cruento
les dicen que se deben de aguantar,
pues que ellos lo que hicieron fue engañar
pudiendo así llegar al Parlamento
lanzando sus pelillos a la mar.
Qué lástima me da. Los que vivimos
aquellos episodios de esta historia
llevamos muy presente en la memoria
lo mucho en nuestras carnes que sufrimos
de aquellos que hoy se sientan en la gloria.
©donaciano bueno
MI POETA SUGERIDO: Celia Carrasco Gil
COLMENA
Virgilio me ha dicho que somos
apenas una abeja estremecida.
El néctar de las horas
que segregan nuestras manos al sudar
cuando están juntas.
Un ramo de ilusiones del regazo.
El candor de tus encimas venturosas
que atesoran mi dulzura.
Y es la cera de las velas de las calas
la manta que se baña entre nosotros,
la cortina que tapa el otro mundo.
Una tumba de flor
donde bebernos el sonrojo del color
en cualquier cáliz.
Una lápida de voz donde imprimir
fugaces palabras de miel
para que nos nombren y nos besen en edenes
cada noche
incluso cuando alguno de los dos no esté.
TORMENTA VERDINEGRA
El verdinegro siempre me ha sobrecogido.
Deseos sin rumiar, sin madurar.
La reconquista de las malas hierbas.
Lo he esquivado muchas veces, tantas,
que ahora me resulta extraño
hallarlo en las pupilas de mi olivo.
Entiendo entonces
que yo fui verdinegra en otra vida.
O en la vida.
Los charcos me revelan
que el negro se dilata
y fagocita el retoñar en el verdor
de cada cara conocida.
Me dicen
que todo tronco tiene anemia de algún hacha,
y al nacer, vocación de testamento.
Instintos de autolesionarse.
Que yo también los tuve.
Me lo repite la noche
mientras contemplo cómo el tiempo
hace que los cadáveres
se ahorquen en la soga de las ramas.
Los ojos verdinegros de este árbol
me estremecen.
Están cerrados y no pueden vislumbrar
bubones en pueriles aceitunas.
Lo negro en el futuro de la oliva,
mientras los versos en las ramas,
sosegados y verdes como niños,
solo duermen soñando con la vida.
(de Entre temporal y frente)
SELVACIÓN
El verso te ha selvado un nuevo día
de la escoliosis gris del edificio
y esa desviación desde su inicio
que persigue la línea del tranvía.
Sin suelo que pisar, puebla el solía
y busca con su lengua un intersticio
donde se cuele el aire del oficio
silvestre de hoja, savia y poesía.
Y entonces se acomoda al reciclaje,
al tránsito en renglones de serpientes
que mudan las escamas del paisaje.
El humus rebobina el sentimiento:
remueve del pasado los nutrientes
y al fin da a luz a un dulce pensamiento.
LUNÁTICA
En tu quimera ática y silvestre,
un instante platino tintinea.
Oyes la gran peseta de la luna
como un canto del cielo.
Te dejas sobornar por su belleza.
LA SELVA QUE HABITA NUESTRA LENGUA
Ocultas en el tiempo una palabra,
la asesinas a solas y la entierras
para medir los robos que la noche
sustrae de su silencio.
Al día la profanas
y vacías el humus de la vida
p o c o a p o c o
e ilustras tus manos con el fiemo
porque intuyes que acaso despojarse
es ocultarse apenas un instante.
Dejar que el verso pase o se humedezca
y así, tal vez, de ayer
tras el barbecho, retorne
y llegue a mejorar su rendimiento.
(de Selvación)
Dámaso Alonso
Mañana lenta
Mañana lenta,
cielo azul,
campo verde,
tierra vinariega.
Y tú, mañana, que me llevas.
carreta
demasiado lenta,
carreta demasiado llena
de mi hierba nueva,
temblorosa y fresca,
que ha de llegar —sin darme cuenta—
seca.