A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

BLAS DE OTERO

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PARTIENDO DE UN SUPUESTO [Mi poema]
Concepción Silva Bélinzon [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Partamos de la base de un supuesto,
que Dios con su bondad me creó a mi,
mi madre me echó al mundo con lo puesto
y en esto yo un payaso es lo que fui.

Pongamos que Dios me hizo inteligente
dotado de un cerebro excepcional
que sabe discernir, nada frecuente,
y aprende a distinguir el bien del mal.

Pongamos que un buen día va y me dice
no creas, que es un acto irracional,
le insisto que es que no y me contradice.

Y saca en conclusión que Dios no existe
cuidando que al dudar me salga un quiste
o que alguien piense soy un animal.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Concepción Silva Bélinzon

La colmena

Dice mi corazón que tiene dueño
el vocablo mejor, para llamarte:
lo que pasa allá lejos no es un sueño
sin responder, yo sé dónde escucharte.

Del eclipse de sol también me empeño
especie de dragón en cualquier parte:
riquísimo señor a quien desdeño
un manojo de llaves, su estandarte.

Bien limpia y bien cerrada la colmena;
coleccionaba gatos y recuerdos
acaso más hermosa entre la arena…

De espaldas y de frente más arriba:
fijaremos los últimos acuerdos
los que beben sin sed a la deriva.

Se instala profecía

(Soneto)

Estaba todo gris hasta las sedas
adentro de una caja muy oscura;
ademanes de engaños y monedas
un gastarse por dentro la cordura.

Amarrado a un madero sin veredas
vive sobre tu frente la angostura;
aún lleno de pájaros y ruedas
se instala profecía en tu estructura.

Con los pies menos Negros acostados;
coches muy rojos pasan como quiera
barridos por el Viento y asustados.

Tu río estaba allí, y yo segura;
con máscaras y guantes primavera
como tambor callado, mi amargura.

Gentes apresuradas

La amapola se quema y no asustarse
(el padre se vistió para la tumba)
gentes apresuradas sin mirarse
sobre un tronco flotante… llora y zumba.

El perdón no bastaba sin amarse
viviendo sólo en parte se derrumba;
soportar cualquier cosa no es salvarse
el verano tan largo ya retumba.

Más allá de la muerte, no es la muerte:
hay que lavar las manos una a una
la sangre de los mártires convierte.

Traiciones del océano y las rocas
ausencia de vergüenza en la tribuna
y asistimos a misa entre las focas.

Puede entrar el que quiera y animales

Se vestía con mantas bien lavadas
aumentando en su cuerpo
luz sin luces
substancias malhechoras reparadas
no hay cartas ni cortinas
si reluces.

Las llaves de mi Padre
bien guardadas
para formar los Hombres sin las cruces;
muchas frentes marchitas levantadas
si el faro está caído
no me acuses.

Las puertas bien abiertas
día y noche.
Puede entrar el que quiera
y Animales
ya corté los cerrojos y reproche.

Las cabezas de sabios
tienen multas.
Uniones con amigos desleales
en mi Libro Sagrado
tengo ocultas.

Lo absurdo de los sauces sin regreso

Plaza fuerte muy digna de tus frases
hacen saltar la tapa de los sesos
¿y esta presentación?
no tiene clases
como la gran helada entre los huesos.

Ruiseñor mal herido ya renaces
con tu cabeza errante entre los besos;
la siembra que no rinde la deshaces
y el proyectado fruto sin sabuesos.

Se recogen las uvas sin inquina;
y el poema sonríe con certeza
y paladea el gusto en cada esquina.

Interna brillantez sin falsedades
inconcebible crea la belleza
indisoluble acuerdo en soledades.

Más sabes que los astros

A Marosa di Giorgio

Más sabes que los astros la armonía
del que siempre te tuvo, en su corona,
la cascada del bosque que pregona
tu voz más que el silencio yo diría.

Sobre dolientes líquenes vigía
hasta la niebla misma te perdona;
y el lagarto inceleste se abandona
por luz tan verdadera que lo guía.

En su gran Mano de Oro tu cabeza,
junto al niño que cuidan las doncellas
no conoces secretos ni flaquezas.

Como el sol en las uvas moscateles,
supiste madurar con las estrellas
la rueda se derrumba en tus laureles.

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Blas de Otero

Basta

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la  muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti —ronco río que revierte.

EL HOMBRE Y SUS MISERIAS [Mi poema]
Jorge Arturo Ortega Acevedo [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

El hombre
Fatuo, cual tú, cual yo, tan presumido,
el que vino hasta aquí por peteneras
a cuesta la obsesión de hacer barreras,
él que antes de llegar casi se ha ido,
ausente de pasado y aun de nombre.

El trepa,
que sale a trabajar cada mañana,
y pasa junto a ti y no te saluda,
te mira de soslayo como un cura
perdonando la vida con desgana
sin rastro de abolengo que se sepa.

Idiomas
Aquel que repartiendo va permisos
seguro del terruño él es el dueño,
arguye de que un día tuvo un sueño
que trabas va aportándole a tus guisos
no come mas no deja que tú comas.

Costumbres
Que en el fondo desprecia al de a su lado
y para ello forjando va artilugios
vistiendo de reflejos sus refugios
a espera de que estés impresionado
por ritos, su folklore y por sus lumbres.

Fronteras
Que siente que es del resto diferente
pudiendo disfrutar de más derechos,
colgando identidades por los techos,
aquí trazando una raya, allí un puente,
sujeto a la traición de sus quimeras.

Iluso
Su afán por parecer que es trascendente,
que ha sido por los dioses bendecido,
que ese lugar es dios quien lo ha elegido
o leyendo la mano algún vidente,
de luces algo escaso, algo obtuso.

Distinto
Distinto pues se apoya en la manada,
“nosotros, nuestra historia, los ancestros”,
siguiendo a los que mandan cual cabestros
sólo a su impulso atiende, pensar nada,
pues todo en él se mueve por instinto.

Me mofo
que yo hoy aquí me río de ese hombre
al que, sepan, no guardo yo respeto,
un bobo, un simple, un lerdo escueto,
y es que ese para mí no tiene nombre
si alguno he de poner, que es un forofo.
©donaciano bueno

Ese hombre en el que de alguna forma, en mayor o menor medida, todos nos vemos representados.

Hombre - Blas de Otero
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
¿Ser y no ser? eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

MI POETA SUGERIDO: 

Jorge Arturo Ortega Acevedo

Pretexto de lugar

La piedra y la naranja,
su contigüidad.

La roca y el pistilo.

Entre ambos
la celosía de un vitral:
racimo de contrastes,
antinomias.

El siempre y el ahora traslapándose
en la longevidad
y lo
caduco,

aspereza inmune,
suavidad
de la cáscara.

Lo eterno y lo perecedero
desmarcan de este modo sus dominios,
el pedregal y el huerto,
la piel junto al cascajo,

el parto y la convalecencia
en un mismo pasillo de hospital.

Entre permanecer y doblegarse,
entre estar llegando y estar yéndose
una sola pared
y dos habitaciones,

la cuenta regresiva.

Tratado de la sed

La vida pasada es parte
de la muerte advenidera;
es pasado por esta arte
lo que por venir se espera;
¿quién no muere antes que muera?
Juan de Mena

Pensar en lo que aún no ha sucedido
es pensar lo imposible.

Lo que no es no será
o será
en otro tiempo
que no es
hoy,
este presente romo de conjuros
para desviar la acequia de la historia.

Sólo la nada es garantía
o todo se mantiene
tal cual era.

Encierras en la mano tres monedas
y abriéndola de nuevo
están las tres monedas.

Todo se posterga. Todo
está invariablemente
acechando
la mejor coyuntura,
la mejor juntura de caminos
en el doblez exacto.

Y nos apaciguamos con el gusto
de anticipar el sesgo
de los hechos,
con el supuesto de que las promesas
contienen ya
un futuro.

Y alargamos el déficit.

Y así vamos regando
los predios de la falta
con gotas de sequía.

Cada quien planta a diario la semilla
de quién sabe qué fruto.

Cruzar los dedos

Necesitas un milagro.

Que lo que esperas
se haga en ti
con la aglomeración de la carencia,
con la rotundidad
de lo que no tienes.

Que al trozo de cantera
le broten alas,
que vuele
y regrese
al hueco
de tu asombro sin cura.

Si la suerte ha sido echada
todo puede ocurrir,
si la moneda aún no toca suelo
y en su caída libre
sigue irradiando probabilidades.

“El golpe avisa”
—solemos decir.
El tumbo, la primicia, los pespuntes,
signos de vida o muerte
para una conclusión.

Mientras no sepas algo
tuyo es lo posible, tuya
entera
la impronta
del fracaso y el tino.

Hallazgo

Una mujer dormida en el vado del alba.
Una mujer dormida
en el sector más bajo de los sueños
como un guijarro liso
al fondo del estanque.

Bien parece una muerta. Lo pregonan
la escuadra que postula su rodilla,
los brazos en un gesto de abandono,
el dorso en posición un tanto incómoda,
la ausencia de resuello
por tiempo indefinido.

Alguien se viste a un lado
cuidadosamente, tratando
de no hacer mucho ruido o alterar
el agua del sepulcro que la habita,
su nivel.

La luz va esmerilando los contornos.

Pensar que no estarás cuando ese cuerpo
renuncie a ser un bulto inanimado
y se convierta en el papel volátil

que al curso de las horas encandile
—con un fulgor quizá más necesario
que el sol de los cristales—

los zócalos de casa
donde la transparencia que nos cubre
despliega el manuscrito
de todos sus enigmas.

Parábola de la migraña

El oído. La sien. El ojo.
El cántaro agobiado por el agua
y su presión de arteria.

Tambores muy adentro.
Tambores en el hueso de la fruta
filtrando desde dentro la descarga
rumbo a la superficie mojada por el fuego.

Llevar bajo la cera del semblante
un coral rojo, un rojo candelabro
de venas palpitantes. Solución:
ceder el pensamiento por un rato.

Pero tampoco el sueño.

Sus turbulencias viajan por el agua
y alcanzan la otra orilla
del cántaro apacible
con la celeridad de cualquier ruido.

Basta una sola onda
—el desliz de la manta—
para volver al punto de partida
y prolongar el fin.

Escuela flamenca

La madre emparejando calcetines
frente al televisor,
y
una luz tenue
—entre amarilla y blanca
pero sin consistencia—
viniendo desde afuera
a esclarecer la cueva de la sala,
depósito de sombras.

A un lado su marido
con la pierna cruzada
y el aspecto cansino,
el rostro un tanto más iluminado
por las detonaciones de la tele
que estalla en sus imágenes.

El par en su rutina
dejando transcurrir las manecillas
hasta las nueve y media,
esperando la muerte en el sofá
con la mirada puesta ya en la nada;

en la pantalla, no en el noticiero,
en el tapiz y
no precisamente
en la pared,
y no en el revistero
sino en el monograma de la alfombra.

Las fotos familiares, los adornos,
las acuarelas, el piano arrumbado
por más de cuatro lustros
se adhieren al suspenso
de cuanto los rodea.

Autovía del noroeste

Onde a terra se acaba e o mar começa
OS LUSÍADAS, III, 20, 3.

Nos acercamos a la finisterra
bordeando la costa.
La niebla peina el bosque
y entre los altos robles
cariados por el musgo
enreda su enigmático sudario.

De pronto, en una curva,
la alfombra lapislázuli, casi ficticia
de sorpresiva y breve;
y otra vez la espesura
negándose a menguar en el asombro.

Los límites del orbe
no son de agua ni fuego,
de rugientes llamaradas
en un cantil sin fondo
o de cascadas que caen
interminablemente
al magma planetario.

Abundan las coníferas,
y el mar, en cualquier caso,
prefigura un comienzo, indica un horizonte
con su genoma que engloba
—lo sabe el renacuajo—
los orígenes de la vida.

Todo pronóstico está por cumplirse
a expensas de la incertidumbre.

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EL HOMBRE, ES PRESUMIDO [Mi poema]
Fernando Villalón [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Sólo el hombre presume de estar sólo,
el mismo de pasear hace un oficio,
que espera reportarle un beneficio
y va de norte a sur a cualquier polo
buscando algún resquicio.

Sólo el hombre presume de ser dios
mostrando su figura de indigente
y sale a predicar entre la gente
con miedo, divagando, siempre en pos
de un ser inexistente.

Sólo el hombre buscando va su oriente
desde el día que al mundo sale a flote
comienza a patear de bote en bote
sin hallar quien le guíe ni asistente
que saque de ser zote.

Tú, como él, como yo, todos andamos
buscando hallarle al fin a el paraíso
y vamos caminando sin permiso
y en nuestras propias flemas nos ahogamos
de algún modo irremiso.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Fernando Villalón

CALITES, ROJOS PAÑUELOS

Calites, rojos pañuelos,
patillas de boca de hacha.
Ellas, navaja en la liga;
Ellos, la faca en la faja;
Ellas, la Arabia en los ojos;
Ellos, el alma a la espalda.
Por los alcores del Viso
siete bandoleros bajan.

DILIGENCIA DE CARMONA

Diligencia de Carmona,
la que por la vega pasas,
caminito de Sevilla
con siete mulas castañas,
cruza pronto los palmares,
no hagas alto en las posadas,
mira que tus huellas huellan
siete ladrones de fama.
Diligencia de Carmona
la de las mulas castañas.

JOSEPH-HILLO

Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
el de la peineta grana,
que a marquesas enamoras
y en los coso toros matas…
Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
no vayas hoy a la plaza,
ni en la calesa te subas
ni te relíes en la capa
que alfombra fue del chapín
de la Duquesa de Alba…

LUNA LUNERA

Viudita habías de ser,
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera…

¡Quiquiriquí! Canta el gallo;
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera…

Tan. Tan. Tan. Ya son las doce.
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera…

Plon. Plon. Plon; a la oración
tus manitas de azucenas
en exvoto rezarían,
Luna, lunera…

Tin, tan; tin, tan; ya es la que queda…
la nube de tu camisa
trabaría tus lindas piernas
y entre tus dos pomas rosa
dormirán, Luna lunera…

SUS OJOS

Negros faroles sus ojos.
Su boca roja granada.
Cuchillito su nariz
sobre el labio apernacada.

Dos rosas en los oídos.
Dos hoyuelos en la barba.
De negra noche, dos trenzas
sobre los hombros de malva.

Dos piñones del pinar
de su cuerpo en dos manzanas
-blancas y rojas palomas
del palomar de las Gracias-.

A dormir va la pureza
del lino. Sábanas blancas
besarán entre sus pliegues
a la niña blanca, blanca.

COPLAS

I
Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.

Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.

II
Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.

Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

III
La corrida del domingo
no se encierrra sin mi jaca.
Mi jaca la marismeña,
que por piernas tiene alas.
Venta vieja de Eritaña
la cola de mi caballo
dos toros negros peinaban…

IV
A la una canta el gallo,
a las dos la cotubía
a las tres el ruiseñor
y a las cuatro ya es de día.

V
Besando la carretera
hay una ventita blanca
y una mocita que cosa
a la sombra de una parra.

VI

Braman los toros negros en su feraz orilla
y los potros retozan. Un jinete vaquero
pelea con la garrocha y su moruna silla
¿Será un abencerraje o un moro guerrillero
que no quiso entregarse al conquistar Sevilla?

VII
Con los estribos muy cortos
y las cinchas apretadas,
a todo el palo las picas,
las crines en la barba,
tres mil tendidos,
apenas la arena rayan.

VII
Con sus dos perras podencas
y su hurona en el cestillo,
su cuzca de siete cuartas,
su cuerpo y su capotillo,
sus ceñidores de paño
el furtivo cazador
caza por Sierra de Armijo.

IX
De veludillo de oro
la calzona, verde faja,
chaquetilla de caireles
y medias anaranjadas.
sobre el charol del zapato,
dos mariposas de plata.

X
Dame la jaca alazana
y el trabuco de mia abuelo;
el que tiene guardamonte,
filigranado de acero.

XI
Echa vino, montañés,
que lo paga Luis De Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.

XII
En el espejo del agua
yo reparo en los andares
salerosos de mi jaca

XII
En las salineras del Puerto
se encarga a los salineros
las garrochas de majagua
que gastan los mozos buenos….

XIV
¡Islas del Guadalquivir!
¡Donde se fueron los moros
que no se quisieron ir!

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Hombre - Blas de Otero

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

EL PECADO, ESA BENDICIÓN [Mi poema]
Gabriela Kizer [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Me gusta trasgredir. Y es que el pecado
es para mi en la vida un aliciente,
lo llevo aquí a mi lado permanente
es una bendición que dios me ha dado.

Soy pecador. Confeso. Mala gente.
Que el corazón lo llevo acribillado.
Reniego con frecuencia del pasado,
disfruto resbalando en la pendiente.

Nací para pecar. Ese es mi sino.
Si puedo tropezar, voy y tropiezo.
Que en eso de rezar, yo nunca rezo
ni desando si anduve mi camino.

Que voy de sobresalto en sobresalto.
en mil charcos pisando, a trompicones,
preso de la maldad, de mil pasiones
que adoro con fervor, a las que asalto.

Subo y bajo. Y a veces me despeño.
Y vuelvo a resurgir de las cenizas
así vuelva a caer, quede hecho trizas.
Así es mi voluntad y éste es mi empeño.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Gabriela Kizer

ERA MÁS FÁCIL

Bastaba una señal, un dejo luminoso
para alargar la mano al aire
como hacia un cuenco de abundancias,
para temblar al pie de una página sin reverso.
¿Qué suerte de futuro permitía entrar
una vez y otra
al juego de avanzar con el trapo en los ojos?
Taima.
¿Cuándo me vine abajo?
¿Cuándo crucé los brazos sobre el pecho?
de Amagos, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 1999

PUERTO AZUL

Ustedes se escondían tras las piedras del malecón.
Tú eras rubia, acaso lo seas todavía.

Ustedes caminaban de noche y de día tomados de las manos.
Ustedes sonreían sobre granizados de fruta
y correteaban como niños a la orilla del mar.

Era el tiempo de ocultar cigarrillos
en los resquicios de una pared precisa.

¿Hasta dónde llegaba el aterrado asombro?
¿Hasta dónde la delicia de las manos ya sueltas?
¿Hasta dónde el sol, el musgo, el choque de las olas,
las voces lejanas, el gesto repetido del cangrejo?

Yo lo soñaba.
Punto por punto lo soñaba.
Pero no sé qué soñaba.

Mi placer está hecho de esa incógnita.

LO VIVO

Hambrientos de menos,
disponemos cada noche
del sueño de nuestros restos.

Lo hacemos con dulzura,
hablando sobre cualquier cosa.

¿Qué instante nos detendrá?
¿Habrá calor, lluvia?

Ahora nada nos orienta.
Ni siquiera la penuria que damos al corazón,
ni siquiera su peso muerto sobre los hombros.

Sombras debilitadas, nostálgicas
de sangre y de destino,
andan zumbando por la casa
que se ha tornado invisible.

No pudimos contener sus paredes
ni cambiar los cuadros de lugar.

¿Tenemos nombre aún?

No llega aquí la melodía
que hace olvidar el hambre a Tántalo,
ni los pasos de la muchacha que sin cesar camina
y conoce la hendidura de la sombra a la luz.

No queda para nosotros ni la gracia
del grano imposible de regurgitar.

Abre los ojos.

El moho se acumula en todas partes
y los pies se nos van y no caemos.

Hasta nuestros susurros se han vuelto borrosos.

¿Escuchas?

¿No ha concluido ya el tercio del año,
la irremediable cita con lo fútil
que queda de lo vivo?

¿Y lo vivo —la vibración de la larva
en el pantano, de la espiga;
la memoria del antiguo espejo de mano,
de la seda pegada a la transpiración;
los entrañables y repugnantes sabores—,
la irremediable cita con lo vivo?

Porque una cosa es el cese, y otra
sustraerle fragancia al devenir.

Escucha.

Ni Leteo ni sangre anegan la garganta.

Haber perdido el gusto al agua
nos ha salvado al menos de beber.

Busco mis pasos, que están perdidos
y no llevan mensaje de otro mundo.

Busco la flor trizada, dulcemente disuelta,
¿comprendes? Y un poco de tierra pastosa
donde poner a fermentar esta niebla,
y un vino seco para las tardes
y las magulladuras.

SIETE VIDAS

Conocí la tristeza
una lluviosa mañana de enero
poco antes de cumplir cincuenta años.

Yo, que creí que me las sabía todas,
comprendí de pronto que mi amante
no me quería tanto como decía.

No se aguaron mis ojos
(eso ya había ocurrido la tarde anterior
y la tarde anterior).
Tan solo le pasé un trapo con Maderol
a la mesita hindú de la sala
y luego un trapo seco
para que no se le fuese a empegostar
la caja de cigarros.
Pero fue un gesto escéptico, casi frío.

Miré sus lámparas y el amor
con que las había puesto hace nada.

Supe también que la palabra «empegostar»
es un americanismo y no figura
en el Diccionario de la Real Academia.

Repasé su piel, su ser, su rostro,
enteramente su cuerpo en la memoria,
y reconocí asimismo cuánto me los sabía.
Cuánto y cómo me los sabía.
Pero me dio flojera buscar la palabra
que reflejara esa intensidad.

Uno tiene derecho a sus venganzas,
me dije.

Durante toda la mañana
el sol estuvo saliendo y ocultándose.

Supe, por último, que seguiría buscando en sus ojos
la palabra definitiva,
que mi amor no caería de pie.

Pensé en los amores que tienen siete vidas
e intenté precisar por cuál íbamos.
Tal vez por la quinta, me dije,
quedan dos.

RÍOS

Que no hubo Sena, Támesis, Moldava.

Que faltó un chapuzón en el río Prut
al cual atribuir una fiebre reumática
y el debilitamiento progresivo del miocardio.

Que ningún caudal hizo a la tierra edificable,
ni dejó pasar la historia, los pensamientos;
ni reveló la transparencia sonora de la realidad.

Que lo que hubo fue lenguaje cenagoso, ríos sin nombre
en los que se pegaban los corronchos de las piernas
o amenazaban con eso y daba espanto.

Que transcurrieron horas anudándolas
en la piscina la Culebrita
porque de perderse la cola de sirena
cada vez que pongas los pies en el suelo
sentirás un terrible dolor.

Que aguardaba por mí la poción químicamente pura
a cambio de besos sostenidos, apretados contra las piedras,
rodeados de culebras de agua dulce reclamando la voz.

Que pudo haber sido más leve la creciente,
el ruido de los rayos cayendo tan cerca de la curiara,
el agua picada, tan repleta de pirañas.
Y si la curiara se vuelca tan solo trata de alcanzar la orilla.
¿Cuál orilla? Si las pirañas buscándome las piernas
con hambre vieja, aguas abajo.

Pero deja el desaliento, corazón,
todavía nos queda el pericardio.
Océano y Tetis riñeron para toda la vida
con el único fin de darle estabilidad al mundo.
¿Qué vas a pedir tú?

Ofrece tu pesar al Aqueloo
y recuerda la belleza con que Sófocles
cantó a sus sombras oscuras.

Recuerda el río de Heráclito, las metamorfosis de Ovidio,
los ríos en que entramos y no entramos.

Y cómo somos y no somos los mismos.

FÁBULAS

Ni todas las fábulas de reinos antiguos
que por mí aguardan
me ayudarán a olvidarte.

Intento, en vano, recordar el poema
en que esto fue dicho espléndidamente.

Ya ves cómo has vuelto a dejar mi casa
a merced de la vieja lámpara de aceite
sobre una mesa vacía, apolillada.

No voy a frotarla.
Sé bien que su hosco genio no habría de servirme
como no sirvió a la princesa Badrulbudur.

Tal vez el curso de los días
y los sencillos hábitos
vayan apaciguando el Ganges
y el color aceitunado del océano Índico
y un ángulo de tu rostro y Catay
y Cipango en mi respiración
y el sabor de tus ojos.

¿Qué más puedo decirte?

Sé que vendrán noches en que te sobrarán las manos
y no sabes cuánto lamento que este amor
no te haya servido para vivir.

Pierde cuidado.
Menos aún me servirá para morir.

Como San Brandán,
atravesaré nuevamente el Atlántico ignoto
hasta dar con la isla en la que no habrá bálsamos
ni deseo ni sed ni me bastarán el hebreo
ni el caldeo ni el árabe
ni siquiera tus manos me servirán de lengua.

Tampoco me sirve confundir a estas alturas
una pena de amor con el silencio de las sombras.
Desconozco la melodía para aplacarlas
y, sin embargo, noche a noche me duermo
canturreando un poco: me envolverán las sombras
o sombras nada más o voz de sombra

despedazada ya, sangrante

en la desembocadura del Hebro
o en la octava, en la novena cuerda de la lira
o sobre el barro de este callejón de puertas cerradas
y fantasmas que ladran (a mil besos de profundidad).
De Lo falso. Editorial: Visor Libros

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Blas de Otero: Juicio Final

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.
Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.

EGO TE ABSOLVO [Mi poema]
Bertalicia Peralta [Poeta sugerido]

MI POEMA… de medio pelo

 

Ego te absolvo a peccatis tuis, que hoy
te absuelvo, a peccatis ego absolvo,
¿mas quién puede inculparme si soy polvo
vagando a la deriva donde voy?
¡quién es dios para echarte un rapapolvo!

Yo te absuelvo si un día resbalaste
tirando tu control por la pendiente,
dejándote llevar por la corriente
y en brazos del dios eros naufragaste,
miedoso de mostraste displicente.

Y de paso también a mi me absuelvo
mandando a pasear a mis pecados
de tipos y colores tan variados,
tenaces pues que escupo y a ellos vuelvo
o intento que aparezcan amañados.

Y hete aquí, pecador, que me confieso,
que pelos he dejado en la gatera,
como tú, como aquel, como cualquiera
sucumbiendo al placer y a su embeleso
lidiando el corazón con la mollera.

Confieso que he vivido a mi albedrío,
que a veces mis principios he olvidado,
mas debo aquí decir que alicatado
no estuve bien. De allí mi desvarío.
Nadie podrá hoy culparme si he fallado.
©donaciano bueno

El que ande libre de #pecado, que tire la primera piedra? Compartir en X

MI POETA SUGERIDO:  Bertalicia Peralta

Cuando Seas Mayor

Cuando sea mayor padre
y entiendas
que las cosas son así de sencillas:
uno nace lleno de alegría
y vive
hasta los siete años con ella
luego
le presentan la familia
cuatro tíos once primos
el lugar donde vivió el abuelo
le enseñan qué es un hogar
le tienen la comida caliente
le dan hasta una cama y sábanas
navidades con juguetes
niño-dios
y uno conoce el nombre que eso tiene:
dicha
entonces se cumplen los quince años
y uno sigue creciendo
la madre es buena
la casa es buena
el silencio que va cubriendo los actos
cotidianos es bueno
uno lo cree así
se está seguro de algo
hasta se es capaz de reír a carcajadas

pero padre cuando sea mayor
comprenderás cuando llega la época de la desnudez
cuando no se tiene con qué cubrirse
y uno se da cuenta que las lecciones
de la escuela no le han servido de mucho
y que uno es más triste que un caracol abandonado
por el mar
que uno es más solitario que el árbol
primero se quedó sin hojas
que se ha estado tanto tiempo como un tonto
preguntando por un sitio increíble
que no existe que no ha sido creado
se está definitivamente
como un pichón de golondrina
queriendo entrar al huevo nuevamente.

A Una Mujer

Eres más fuerte que una máquina
hasta ahora has hecho el trabajo
tuyo y el de otros

eres más inteligente que el tiempo
has ganado más batallas que los
que las han provocado

eres más suave que el rocío
más ligera que el viento
y todavía preguntas ¿qué hacer?

pon tu corazón donde lo cubra la ternura
anida tus manos junto al fuego sin temor
no desanimes no cedas no des un paso atrás
no tires por la borda lo ganado
el futuro sólo guarda para tí
despejada la senda nueva vida

Fábula del Aguila que se Hizo Vieja/Viciosa/Ciega

Algún día
echaremos a los niños
el cuento del soldado Calley
que mató y mató
entre drogas tragos y chingongo
mascado
arriba y abajo de los dientes

algún día
echaremos a los niños
el cuento de Angela Davis
que se levantaba cada mañana
dudando
entre ponerse la armadura contra las balas
o llenarse los bolsillos

la carterita y la ropa interior
con glicerina
porque se dio cuenta que era negra
toda negra:
alma
cuerpo
futuro
y pensó en voz alta que era un lindo color

algún día
echaremos a los niños
el cuento aquel del águila
que se hizo vieja
viciosa

ciega
y no se enteró
sino muy muy tarde
que ya bajo sus garras
bajo sus patas bajo sus dos alas
momificadas
nadie
-porque ya no había locos criminales ni mafiosos-
esperó más
a que contáramos
esta historia.

Oh Mis Herederos

Oh mis herederos
oh mis heredades
oh mis oh bestiales que aún puedo nombrar
con nombre limpio de caballo nupcial

cuerpos como heliotropos antropófagos
tibios para el beso para el apareamiento
frentes para sembrar sólamente la paz

tierra mía tierra nuestra tierra
para caber y pernoctar

sembrada de gavilanes peces huracanes
que aguardan agigantándose arañando
el único hueco del reposo

agua de nuestra lengua agua de
nuestra casa agua luminosa de nuestras bajamares

sofocada estación que nos señala
ahora y después
el camino que viene.

Es Toda la Soledad

Es toda la soledad quien está contigo
y te seduce
necesaria densa impávida como templo
al que aún no entras

recogida sangre la de tu vidamuerte
distraída tantas veces del horario sonoro
de la máquina que espera por tu sagacidad
crean números como serpientes
que comerán lentamente tu cráneo

y tu barrio de emociones se agolpa y milita
ojos han de salir a tus angustias
para llorar y barbas a tu corazón
para debilitar la esperanza que no morirá

y es que no muere esta vida inmortal
que te estoy heredando.

Piel de Gallina

A los gritos de un niño
que cae de un balcón
se me pone la
piel de gallina

y si leo en los diarios
la crónica de la tortura
se me pone la
piel de gallina

cuando conozco cuerpos
trenzados sin amor
se me pone la
piel de gallina

casi nunca ocurre algo
que deje de conmoverme
y me ponga la
piel de gallina.

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"Juicio Final” Blas de Otero

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrera la muerte un día de éstos,
esplendidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel: escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, mas altos.
Llegaré por mis pies, —¿para que os quiero?—
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras esas y de sueños esos.

Comentario: La obra poética de Blas de Otero es una síntesis de la poesía compuesta en España después de la Guerra Civil. Dejando al margen sus obras juveniles, su primera etapa corresponde a la poesía existencial. Ángel fieramente humano (1950) se caracteriza por una poesía desgarrada y la actitud atormentada del poeta ante la muerte y el silencio de Dios, de quien se siente abandonado. En cuanto a la métrica, predominan las formas clásicas, sonetos, sobre todo. En Redoble de conciencia (1951, Premio Boscán) se acentúa la rebelión contra el silencio de Dios, pero se advierte el acercamiento solidario del poeta a los demás seres humanos, adivinando, así, una salida a su conflicto existencial. Con ambos libros, en los que se intercalan poemas nuevos, se suprimen algunos del primero y se modifica el orden, forma Ancia (Premio de la Crítica 1958 y Premio Fastenrath de la RAE en 1961).

NO ME GRITEN! [Mi poema]
Carlos Fernández Shaw [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Me canso de escuchar y digo ¡basta!,
¡ya basta, no soy sordo, no me griten!
por más que con su voz se desgañiten
jamás conseguirán, no más, me irriten,
su grito han de parar, que se malgasta.

Ya basta de lanzarme sus soflamas
que no quiero escuchar, no me interesan,
me hieren y a mi tímpano atraviesan,
se meten y se van, nunca regresan
como hacen las pavesas con las llamas.

No quiero que me digan, que me cuentes
aquello que a ellos otros les contaron
sabiendo que es posible lo inventaron
o con nocturnidad que se saciaron
en caños oxidados de otras fuentes.

Si quieres búscate otro, las falacias,
no tienen consistencia ni argumento
mas tratan de engañar al sentimiento,
olvídate de mí pues que ese cuento
tan sólo ha de añadirme más desgracias.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Fernández Shaw

Beati possidentes

(‘felices los que poseen’)

Cuando era joven, y me embriagaba
con ilusiones de que hoy me río,
soñé ser dueño de grandes tierras…
¡Ya tengo un trozo de tierra mío!
Luego la vida, que enseña tanto,
calmó del todo mi desvarío,
mas no el cariño perdí a la tierra…
¡Y hoy tengo un trozo de tierra mío!
Pero: ¡ay! que el trozo de tierra ingrata,
al pie de un bajo ciprés, sombrío,
¡es el que llena la sepultura
donde enterraron al hijo mío!
Con él descansan todos mis sueños
de amor, de gloria, de poderío…
y ante los cielos y ante los hombres,
¡aquel pedazo de tierra es mío!

La vida breve (fragmento)

«OBREROS EN LA FRAGUA
¡Ande la tarea,
que hay que trabajar!

UNA VOZ EN LA FRAGUA
Mi querer es como el hierro,
se resiste con el frío
y se ablanda con el fuego

LA ABUELA
Esta pobre pajarilla
Se va a morir. ¡Qué dolor!
Debe estar la probecilla
iguá que mi Salucilla:
¡Con mal de amor!
¡Ay, amor!

UNA VOZ EN LA FRAGUA
¡Malhaya el hombre, malhaya,
que nace con negro sino!
¡Malhaya quien nace yunque,
en vez de nacer martillo! «

Poesía de la Sierra

«Serranas he cantado. Son hijas de la Sierra.
Sus campos y sus pueblos, mis penas en sus valles,
mis penas en sus montes, hiciéronme sentir.
Por cumbres y laderas, vagando, divagando…
mis versos escribí.
Y así nació mi libro, sincero cuanto pobre.
Dictáronlo, de acuerdo, la Sierra y el Dolor.
Lectores, si los halla; lectores indulgentes:
con él, en vuestras manos, más bien que mis estrofas
tendréis mi corazón.»

«Cañada hermosa, cañada
del puerto de la Fuenfría,
¡qué alegre estás, inundada
por la luz del mediodía!
…………………………………..
Pasada la juventud,
víctima del mal que tengo
como castigo, a ti vengo
buscando paz y salud;
paz, de la que siempre fui
más que amigo, adorador,
y salud, mi bien mayor
y el primero que perdí…»

La Maliciosa

«Esta montaña, tan altiva,
mole de peñas sobre peñas,
reino del cíclope serrano,
trono del cíclope monarca;
llena de nieve, que deslumbra
con tanta luz del sol de Enero
………………………..
es la montaña más ceñuda,
más imponente, más roqueña
que vi jamás: La Maliciosa.
………………………..
La Maliciosa pide un canto
semisalvaje; rudo, bronco,
todo rugido, todo treno.
¡La Maliciosa, tan ceñuda,
tan formidable, tan roqueña!
Tal como agora se destaca
sobre la luz del zarco cielo,
con un altísimo relieve;
con este manto que pusieron
sobre sus rocas, las nevadas,
hoy desgarrado por las rocas…»

Siete Picos

I
«En Siete Picos hay siete cumbres de roca brava;
de roca estéril como la estéril, siniestra lava;
gigantes picos; ingentes muestras del mismo anhelo,
donde el anhelo de todo el monte por fin acaba,
desengañado de la locura con que intentaba
surgir del bosque, rasgar las nubes, tocar el cielo.
………………………………………………………………
En estas horas,—las más jocundas en claros días,—
la gran montaña refulge siempre con luz de fuego.
Con sus picachos, sus murallones, sus cresterías.
………………………………………………………………
II
Ya, con su manto, la nieve densa la cobijaba.
Ya no mostraba sino vestigios de nieve pura.
De blanca nieve, que dibujaba sendas estrías
sobre las peñas, tan formidables y tan bravías…»

Los ritmos del Pirineo

«…Mas, sobre todo, al fondo, amo la línea adusta
De nuestra mole azul, nuestra mole robusta,
La ética cordillera, fuente de dinamismo,
Que bajó al Guadarrama, arroyos de heroísmo,
Temblor de espadas, voces de mando, los linajes
De águilas y las sangres que inflamaron la entraña
Oriental y semita del Sur azul de España…»

Boinas Blancas

III
«Fueron los Carlos reyes del Pirineo. Lejos
al Sur, el Guadarrama, brillaba los reflejos
de las armas, en torno de una madre y su niña,
de dulce nota, sobre la titánica riña.
¡Cristina e Isabel!…»
IV
«…Al fin, murió, rindiéndose sobre su haz la mirada
Con la visión final de que su cordillera
Como un gran paquidermo, cercano a la mar, era
Herido por la mano de Bilbao, en los flancos,
Por Bilbao, fiel al regio Guadarrama…»

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Basta - Blas de Otero

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti--ronco río que revierte.

Comentario En Basta, el poeta vuelve a tratar una vez más el tema de la angustia que provoca la posibilidad de que Dios no exista y que la muerte conduzca a la nada, posibilidad que se plantea ante el silencio desolador de un Dios que no se manifiesta. Dicha angustia sitúa al hombre entre la rebeldía y una esperanza desgarrada. Se trata, por lo tanto, de una composición de carácter reflexivo y, más que filosófico, religioso. Basta adopta la forma de un soneto, estructura estrófica que Blas de Otero utilizó en muchas de sus composiciones.

UNA CUALQUIERA [Mi poema]
Suso Sudón [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Señor, tú que desnudo a mí me hiciste
mostrando mis vergüenzas sin complejo
hoy ya presto a partir aquí te dejo
la parte de este cuerpo que resiste
y, como es natural, algo más viejo.

Te dejo mi legado en sacrificio
por si acaso sirviera de eximente,
que siempre yo intenté ser consecuente
ajustando principios a mi oficio
sembrando a los que llegan la simiente.

Me iré sin conocerte. Te he buscado.
Jugaste con mi tiempo al escondite
siendo yo el perdedor en este envite.
Espero no pensar que te has vengado.
Que nunca fui invitado a tu convite.

Si un día nada fui y ahora la nada,
-pido no seas cruel- está a la espera
evita, por favor, de pena muera.
Impide mi alma sea condenada
cual fuera una fulana, una cualquiera.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Suso Sudón

Valiente

Valiente es aquel que siente miedo.

Valiente es quien enarbola
la verdad más dolorosa
hasta la cumbre final
y la diluye con el viento,
el de los ojos ardientes de libertad
que deforesta de cadenas
las miradas que atraviesa,
es aquel
capaz de reutilizar las lágrimas,
reciclar la rabia
y retomar el mando de la nave.

Valiente
es quien planta enredaderas
a los pies del grueso muro,
riega, observa, espera y trepa
sólo cuando la hora llega.

No se puede no ser valiente

Es valiente
quien se autorretrata sin retoque
para poder sanar las taras,
quien cabalga contra la estampida
de conformismo y parches,
de no conflicto y yugos,
de pusilánimes búfalos embistiendo
a la pureza que no saben alcanzar.

Sólo hay dos opciones.

Ser valiente es simplemente
ser fiel a uno mismo
a pesar de los pesares de quien sea,
atreverse a soltar lastres
que no te pertenezcan.

Ser valiente es movimiento,
acción activa, voluntad, anhelo,
ilusión, principios, horizonte, medios,
velas, remos en las manos, viento.

No se puede ser valiente
si no se tiene nada que perder.

Valiente es quien todo lo pierde,
se agarra a sus propias asas,
aprende que nada tiene
y todo lo gana.

No se puede no ser valiente
si tienes un antes, un después
y sobre todo un durante,
si estás sencillamente vivo.

No se puede no ser valiente:
sólo hay dos opciones.

Valiente es aquel que siente miedo,
no se paraliza y lo utiliza
como combustible del valor.

Valiente es aquel que siente miedo.

Agujeros negros
Me aspiras el aire y la respiración
con los agujeros negros,
me irradias tu color oxidado y crema,
tu olor a cemento natural fermentado con cereza,
me inyectas tu sangre del ártico en la piel
y a la vez,
tu volcán más cálido eyacula en mi retina.

Se me cuelan el alma y la reencarnación
por tus agujeros negros,
me saben a leche tus curvas girando,
a cigüeña tus pilares agitando su quietud inerte.
Me apasiono con la conexión cósmica,
las cosquillas de electrones reencontrándose,
y permito mi estampida de pilotos suicidas enamorados.

Caracoleas en la arena del futuro,
sirenesca, saborida y socarrona,
dibujando mandalas perecederos.
Saboreo el panal lejano alojado en la rama más alta
intento trepar por tu cuello,
y me deslizo en el primer peldaño,
pierdo el tempo,
nos imagino danzando,
le lanzo un anzuelo a la hoguera que seremos
y sólo pica la ceniza que será si tiro.

Me precipito y me desincronizo contigo,
quiero acelerar el ritmo,
articulo palabras elaboradas por la muralla,
quiero acelerar el ritmo,
desprendes un desprecio precioso y ocre,
una catarata hormonal, helada y hogareña,
tu abrazo es seda lavada sin suavizante,
infinito amor amordazado en el vientre,
centrifugando,
y no puedo parar de percibirlo,
sólo eres sonoridad entre mis dedos,
y me precipito y no mido,
solamente quiero acelerar el ritmo
y no dejar escapar el vapor de la locomotora,
quiero apaciguar el fuego con queroseno,
enterrar el hacha de guerra en tus tetas,
sólo sé expresar así lo exacto,
sólo así diseminar mi pensamiento.

Quisiera hacer del poema supernova
que devorase tus agujeros negros,
pero ya sin aire ni respiración ni ritmo,
ya sin tempo ni cordura,
ni métrica ni rima ni estructura,
sólo alcanzo a esbozar estrellas negras
en el lienzo blanco de tu boca,
se me cuelan el alma y la reencarnación
por la cloaca de mi loca luz de cuásar
y desaparezco con el brillo testarudo y bruto
de nuestra rota sombra astral.

Domadores

“Las palabras no me van a devorar
como un león a un domador”.
Andrés Sudón.

Al final, las palabras
sí que te devorarán si no las domas.

Son un ecosistema dentro,
se retroalimentan entre ellas,
copulan con los verbos
y conciben oraciones que rebotan
en los templos internos eternamente y,
si no caben más,
se pega su eco a los cimientos
y acaban por romper el cielo raso,
el techo y el cielo luego.

Las palabras cazan en manada
domadores únicos rebeldes
que abandonan sus látigos de tinta
en el estante de los grandes clásicos.

Qué más da la melodía,
qué más da la literatura,
qué más da, en todos sus sentidos,
el acto de dar más de sí.

Me da igual el regocijo,
me dan igual los conceptos concretos,
las monedas y los taxis,
me da igual la cantidad de ojos
depositada en estos versos ya.

Las palabras depredadoras
salen a comerte un martes
mientras alimentas a un pez
obeso y luminoso
con tus minutos muertos.
Te rodean entre doce
formando dos versos mediocres
con posibilidades reales.
Y tú, con el cadáver del próximo minuto
colgando de los labios,
no alcanzas a lanzar el látigo
y te mastican las entrañas crudas.

Es por eso que todo.

Nos da igual
el programa de la lavadora,
nos da igual el éxito
en el sentido de salir,
somos domadores de palabras,
coreógrafos de estrofas,
cómo no se nos iban a secar los rostros.

Al final sí que nos devorarán.

Estrenaré un cuaderno tras otro
hasta no dejar hueco para el látigo
ni para los clásicos,
sólo miles de volúmenes
del soliloquio de este chalado
elegante y chabacano
hasta que se acaben los ecos
y saque de mis tímpanos
a las fieras ávidas
de ser vida en celulosa.

Al final sí que me devorarán las palabras
si no las domo.

Me fagocitan la calma,
me engullen el brillo,
digieren lentamente mi ligereza
y la gravedad se agrava.
Sí,
la naturaleza lo es todo,
menos aquello que no es nada.
La naturaleza es sí.
Ésta no puede no tener forma,
peso, altura, astralidad o nombre.

Toma nuestra libertad universal
y dámela.
Lame lento cada verso
sin motivo aparente ni importancia.

Nos deleitaremos
en cada voltereta de león
de las palabras mansas
mientras muere de inanición
el pez repleto de notificaciones.

Dejaré de lado el no y la nada
y dormiré al sueño del todo
para despertar porque sí
el sentido de la vida.

Gritos a un papel

Me veo reflejado en mis ojos
ante el espejo
y me quejo de mí.

Porque soy uno más de esos
que tiñen de azul las estrellas,
de gris las praderas,
y de tristeza las aceras de gente que ya no comparte la mía.

¡Qué ironía la vida!
Te da cien millones de besos
en la mejilla
y luego los tapa de un solo golpe
en la rabadilla.

Me quejo.
Porque tengo en la mano
un regalo valioso
y lo guardo en el bolso
pensando que puedo disfrutarlo
más tarde
sin cuidarlo primero
y llevarlo siempre a mi lado
agarrado de la mano.
¡Qué torpe he besado los labios que me han amado!

Me quejo
y no dejo de odiar las caricias
que le he dado al odio.

Me quejo
de que cada mañana
me quejo de no tener más
al mirar al vacío tras subir la persiana
mientras otros no tienen siquiera ventana.

Me quejo
y me quejaré mañana
de no haber cambiado nada.

Blog Pedido Libro
El mundo
ni siquiera
necesita poetas.
El mundo
necesita
poesía.

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MI POETA INVITADO:  Blas de Otero

Hombre

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser ?y no ser? eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

SE FUE AQUEL HOMBRE [Mi poema]
Carlos Ernesto García [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Se fue aquel hombre que todo lo sabía,
que asesoraba él mismo al ignorante,
el que era ingenuo y el que era un petulante,
agnóstico, el ateo, el que creía
de la verdad supina un fiel marchante.

Y un día se fue, se fue, ¡quién lo diría!
el tonto el haba, el listo, el Presidente,
y el que allí asó la manteca, el indigente
mutis haciendo en la misma cañería,
entre lamentos y gritos de la gente.

Y esta mañana se fueron un montón,
un barrendero y un cura, un empresario,
y algunos más que vivieron del erario
con sus vergüenzas al aire, sin calzón,
y hasta es posible se fuera algún Notario.

Se fue el que vino a ser un dependiente
y al que el destino forjara un maleante,
el bueno, el justo duraron un instante,
todos unidos rodando en la pendiente
el que era honesto o fuera un traficante.

Todos marcharon en tanto que otro vino
desconociendo que el mismo toma el guante
así que sueñe que aquí vino triunfante
para ahogarse en su soplo en su camino
o en el requiebro de algún sueño menguante.

Uno tras otro, que aquí nadie se queda
cual pasajero que embarca sin destino
cada uno a cuestas que es reo de su sino,
todos se secan cual seca la arboleda
así parezca que fuera un desatino.

Conozco alguno que mira hacia otro lado
y se hace el longis* porque no ver quisiera
pasa en silencio sabiendo qué le espera
y es que su tiempo muy pronto habrá acabado
esté de acuerdo, lo dude o así no quiera.
©donaciano bueno

* darse por no enterado 

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Ernesto García

YO NO TENGO CASA

La mitad de lo que amaba ya no está conmigo
Unos (casi todos) se han quedado
Otros simplemente partieron

Mi hermano urgentemente me escribe de México:
La casa se derrumba
hay que venderla
y pienso:
es qué aún tenemos casa?

Mi padre se quedó sin comprarse aquella camisa
o aquél pantalón que tanto le gustaba
sin ir al cine los domingos
sin viajar con el que tanto soñó
y se conformó con visitar un parque
en donde mirarle el rostro al caballo
y al general que lo montaba en una estatua
Todo por comprarnos una casa
Una pequeña y modesta casa donde vivir
y a la que hoy solamente se le ocurre derrumbarse

Por mí
que se derrumbe si quiere
Si la mitad de lo que amaba ya no está conmigo
si los niños no se amelcochan frente a la ventana
y si a mi hermana se le quebró la sonrisa frente al espejo
aquella terrible noche de junio
antes de la tormenta y el canto del gallo
si el llanto metálico de un niño
no me provoca una tremenda ternura
que haga nacer una canción de amor entre mis manos
por mí que se derrumbe;
y que vuelvan a construir un día si quieren
pero será sobre cenizas

Mi voz
no vibrará más en sus paredes
Tus cartas de amor Mariana
no llegarán con su olor a perfume hasta mis manos
Al caer la Navidad estaré siempre lejos
y solitarias habitaciones poblarán la casa
que según cuenta mi hermano en su carta:
ya perdió sus primeros cristales

Está bien
que se derrumbe si quiere
si es así
olvidarla será mi venganza
porque yo hace tiempo
mucho tiempo
que no tengo casa.

BREVE POEMA DE AMOR

Vos sabés que yo
vengo de la melancolía a la melancolía
que confundo todos los lugares
la Plaza del Zócalo
con el Parque Ula Ula
el Danubio con el Lempa
a los niños andaluces con los de Panchimalco
la torre de París
con las de electricidad que daban frente a mi casa
allá en San Martín
cerca de Suchitoto


la verdad es que lo confundo todo
hasta el color de tu pelo
con la espesa oscuridad de los cafetales.

CON MALA LETRA EN LA PARED

Las calles tomadas
por el espectro de los ausentes

Apenas sí hay tiempo de leer al paso
unos versos escritos con mala letra en la pared
Pero… ¿Dónde está el poeta?

Camino entre las esquinas sigiloso
mientras por una cuneta
avanza con desgano (como no queriendo llegar)
un hilito de sangre
que se perderá en la cloaca.

PRIMER BESO

A una muchacha cuyo nombre no recuerdo.

Cuando te besé
(Fue en casa de una amiga tuya
que me gustaba)
era la primera vez que te besaban

Sentí tu cuerpo temblar contra la tierra

Nunca más volví a verte ni besarte
pero cuando te recuerdo
no sé por qué
aún siento tu cuerpo temblar contra la tierra.

ANACAPRI

Apoyo ligeramente mi cuerpo
en una esfinge de granito.
Una joya más
colocada en los jardines
de la excéntrica Villa de San Michele
desde donde se contempla a lo lejos
entre la bruma de la mañana:
el Golfo de Nápoles.

Murmuran los lugareños
que en Anacapri Alex Munthe
fue un refinado anfitrión
del viejo Nietzsche
de Gorki y de Lenin.
Tres caballeros
como Emiliano Zapata
como Pancho Villa
de mirada felina
de atusado bigote.

A QUEMARROPA EL AMOR

Guardo como pequeñas piedra de mar
días de nieve
regiones habitadas por el miedo
incendios de miradas devastando las calles
reinos de abejas y de hormigas
silvestres floraciones de palabras
atardeceres bajo oscuras arboledas
lápidas polvorientas
sobre historias personales
mesas de café
desde donde controlábamos las piernas
de una mujer que no nos hizo ni caso.

Alojo recuerdos como piedras de mar
y ninguno termina de hacer daño
en la palma de la mano
donde los aprieto con indecente esperanza.

Son recuerdos
como los de un gato en el jardín
con una bala entre las patas
¿O será alguien cargando su revólver?
De un gato que llora en el jardín
¿O será mi madre
que no está en casa desde ayer?
El recuerdo de un hombre que salta la verja
y yo no tengo tiempo
ni ganas para recibirlo.

Los impactos rompen la puerta
mientras irrazonablemente
la luna se aburre allá arriba
y saltando el muro
caigo en un estanque dorado
a salvo de la ballena que arrasa.

POR EL LENTO RENCOR DEL AGUA

A Rigoberto Paredes
Amenaza la memoria.
Camina entre manoseados papeles
con los pies prestados.
Peligrosa la memoria.
Se desnuda y combate en plena calle.

Alta suena la voz del que reclama
y los constructores del verso
ya no son volcán inactivo
tierra baldía
machete sin filo.

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Blas de Otero

Juicio final

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de suenos: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Peque. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrera la muerte un día de éstos,
esplendidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparo los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Cai. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, mas altos.
Llegaré por mis pies, para que os quiero?
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras esas y de suenos esos.

SI YO TUVIERA ESE DON… [Mi poema]
José Luis Gómez Toré [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Si gozara del don de esa palabra
que al alma con fervor enardeciera
haciéndole sentir es primavera
gracias dando al labriego que la labra.

Si fuera yo tan sabio y elocuente
cual lluvia es que repica en el cemento
y envuelve de plegaria a su lamento
trucando en alabanza su estridente.

Si fuera que yo fuera un orador
y nunca como ahora un comediante
viviera con placer a cada instante
gozando de esta estancia el resplandor.

Si al púlpito subiera en la mañana
lanzando mi proclama al universo
aupándome a los lomos de algún verso
o haciendo de badajo en la campana.

Haría de mi entorno alrededor
con la fuerza inflexible del converso
el eco del anverso y el reverso
del ansia de ese sueño que es amor.
©donaciano bueno

Y si tú, tuvieras qué harías? Compartir en X

MI POETA SUGERIDO:  José Luis Gómez Toré

BLANCO DE CINC

Ve lo poco que somos,
una impaciencia habitada por los símbolos.
Pero te roba marzo y te confunde
con el vigía impúdico de un sueño.

DE INVIERNO

Invierno tiene márgenes extraños
y dobles de ceniza en los espejos
y estandartes de nieve inhabitable
como emblemas secretos del exilio.

Invierno es un país de márgenes extraños:
una calle que linda con la muerte,
la orilla de una gesta en una página,
una costa donde termina el mundo.

DEFINICIÓN DEL MAR

El mar es un afán
y un cansancio infinito,
vida secreta y muerte
a cambio de una música.
La mar, una doncella ciega
y la madre del mundo
y pájaros de espuma
que fecundan la noche.

PAISAJE

Una sábana azotada por la lluvia
nombra la sed sufrida por el agua,
el río que perturba los ojos del caballo.

PÁJARO DEL VERANO

Torpe aleteo,
feraz, enloquecido
contra los finos alambres de la muerte.

Dos años

Aún sabe que yo es tú.
El niño aprende (tú, yo, luz, abuelo, coche, pájaro) poco a poco nuestras palabras, las que no son de nadie.
Deja caer lentamente la arena sobre tus manos limpiándolas de tiempo.
Sus manos tan pequeñas palpan toda la música del mundo.
Es enigmático y transparente como el agua.

La vocación del vértigo

Donde hay profundidad hay vértigo.

La rama que recorta su altiva desnudez
contra un cielo sin nubes
sabe de lejanías,
como sabe la sangre y saben los espejos,
como la luz elige en qué cuerpos sumirse.

Si entre unos muslos buscas
el silencio del cauce,
si en la piedra tallada hay vetas de memoria,
si el tacto de este fruto
ya ha calmado tu sed,
si disputas
la aspereza de un tronco a las hormigas,
rozas la piel del mundo.
Es suficiente riesgo.
Sobre la superficie
no hay líneas que separen el miedo del asombro.

Pasos en el borde del agua.
Un zumbido de insectos
y ese rumor de sangre bajo el párpado.

Arte de cetrería

Si el ojo puede
retener en el aire el vuelo del vencejo,
que no olvide su forma,
la curva de sus alas, la certeza
de ser flecha y ser arco.

Cetrero insobornable,
cazador de sí mismo, no reclama
otro estandarte que el verano.

Destejen,
tejen el aire los vencejos.
Mira
su gesta en desbandada,
en el centro vacío,
donde un instante se cruzan
con un grito de guerra,

la quietud.

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Blas de Otero

En el principio

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

ABRAZOS A CODAZOS [Mi poema]
Vicente Rosales y Rosales [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Engáñate si quieres, tú te engañas,
aquello que era tuyo ya no es, era,
que fueron convirtiéndose en patrañas
sacándote la sangre cual pirañas,
no quieres admitir hoy tu ceguera.

No insistas en mirar hacia otro lado
ni al calcetín dar vuelta y convencerme,
quisieras que estuviera equivocado,
que soy un mal amigo, un mal pensado,
que lo hago con maldad y odies ya verme.

No puedes admitir lo que ha pasado,
comprendo para ti se hizo de noche,
de lágrimas tu charco se ha inundado,
las rosas del jardín ya se han secado
en un día sin nombre y sin reproche.

Pues los odios no adornan a una vida
y no debe partirse en mil pedazos,
es preciso poner firme a la herida
e iniciar nuevo punto de partida
sembrándola de abrazos a codazos.
©donaciano bueno

El odio es el sentimiento más absurdo, solo hace daño a aquel que lo padece? Compartir en X

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Rosales y Rosales

EL RÍO

En las márgenes plácidas y quietas
del río en cuyos bordes me recreo,
el agua entre las piedras del paseo
va formando remansos y facetas.

Rompiéndose en puñados de saetas
del horizonte alcanza el aleteo
con el último y trémulo gorjeo
que se oye del caudal entre las grietas.

En los rumores que en el curso deja
produce el lecho un musical acento
y el cauce hace de tul una madeja.

Sentado en la esmeralda de una peña
yo me mojo los pies y, oído atento,
sigo y repito la canción risueña.

LUCIÉRNAGAS

Relámpagos de un cielo de Saturno,
luciérnagas que pasan por la casa
y logran alumbrar con luz escasa
el aire familiar y taciturno.

Relámpagos juglares de un nocturno
y diminuto mundo que, en el asa
a veces de la lámpara, sin brasa,
por raras circunstancias hacen turno.

O regiones tal vez desconocidas
del hogar en las ánimas dormidas
a medianoche exploran en la sombra.

desde donde encendidas o apagadas
adviértense caer o por la alfombra
rodar cual finas gemas encantadas.

GOLONDRINAS

Dame tu corazón: nido de golondrinas,
de donde salen locas tus pupilas endrinas.

Dame tu corazón: yo te daré las ruinas
de mis noches lunares y mis tristes retinas.

De golondrinas tristes y pupilas divinas
haremos muchas cosas claras y matutinas.

MARIPOSAS

Florecen y son tales. Qué amorosas
Las mariposas del jardín, Dichosas!
Revientan en el aire y de las rosas
tienen ese desdén de su blancura,
y un perfume de inocencia pura
se desprende del alma de las cosas,
son sensitivas, tal las mariposas.

Cuando sueña el espíritu y la duda
se apodera del alma y del ensueño,
qué tierno en su perfume y qué risueño
y qué casta su anímula desnuda.

Noches de luna, de las mariposas
inmaterial como las ilusiones
se entrelaza el suspiro de las rosas
y de las mariposas vaporosas
se embriagan nuestros propios corazones.
(Fragmento)

La canción sin palmas

Un ritmo dócil, una emoción sedeña
En qué vaciar el oro de una canción humana,
Que tenga esa fragancia de la novia risueña
Que deja los corpiños olientes a manzana.

Unos vocablos tristes que hagan melancolía.
Y puntos suspensivos que dan tanto temblar,
Se fugen en un largo suspiro de agonía
¡Despertando un recóndito deseo de llorar!

Dame una gorga, Alondra. Yo cantaré contigo,
Ya que inquieto de celos, como tú ?todo amor—,
Bien me acostumbraría a comer granos de trigo
Y a beberme el rocío que amanece en una flor.

Oculta entre la rama, cubriendo a vientre el nido
Y el ojo redondo todo el oro del sol,
Dar mi trino más diáfano que engañar al oído
De una perla que rueda dentro de un caracol.

Una sílaba larga, larga, larga, muy larga,
En que se fuera toda la musicalidad
Inédita del alma, que se me ha puesto amarga
De succionar el gajo de la Sensualidad.
¡Una sílaba larga! Tan larga que midiera
Mis elasticidades. Y un modo de sentir
Que hiriera alma, silencio, corazón y quimera,
Como sobre una cuerda dulcísimo en que hubiera
Tendido largamente mi ansiedad de morir.

Unos ojos de humilde diafanidad celeste,
Unos labios floridos, sabrosos a panal,
Unas manos perlíferas y un suspirar agreste
¿No serían el claro motivo de cristal?

¡Oh! Canción sin palabras… Amor, novia trigueña,
¡Cielo azul que te acercas a la hora temprana,
A poner tu dulzura personal y risueña
En la paz inefable de mi abierta ventana!

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Blas de Otero

Entonces y además

Cuando el llanto, partido en dos mitades,
Cuelga, sombríamente, de las manos,
Y el viento, vengador, viene y va, estira
El corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
Silencioso, se arrastra por las calles
Solitarias, se enreda entre los pies,
Y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
Nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
Nunca, nunca; morirse y no poder
Hablar, gritar, hacer la gran pregunta.

Cuando besar una mujer desnuda
Sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
Y el abrazo final es esa franja
Sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
Las dos manos el vacío, el hueco,
Y no hay donde apoyarse, no hay columnas
Que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
Ser hombre, y estar solo es estar solo,
Nada más que estar solo, sorprenderse
De ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

»BLAS DE OTERO

Blas de Otero fue una de las voces más destacadas de la poesía social española de los años cincuenta; nació en Bilbao el 15 de marzo de 1916 y falleció en Madrid el 29 de junio de 1979. Pese a que “A la inmensa mayoría” aparece en el poemario Pido la paz y la palabra de 1955, debemos retroceder unos cuantos años para poder entender el significado de sus versos: Tras ese gran paréntesis que supuso culturalmente la Guerra Civil aparecen dos grandes vertientes poéticas, en palabras de Dámaso Alonso, la poesía arraigada y la poesía desarraigada. http://www.blasdeotero.org/

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LOS POEMAS

 

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

AIRE LIBRE

Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
Hablar contigo como un camarada,
Mirar escaparates
Y, sobre todo, sonreír de lejos
A los árboles...

También me gustan los camiones grises
Y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
Echarme en tu regazo y despeinarte,
Tragar agua de mar como cerveza
Amarga, espumeante.

Todo lo que sea salir
De casa, estornudar de tarde en tarde,
Escupir contra el cielo de los tundras
Y las medallas de los similares,
Salir
De esta espaciosa y triste cárcel,
Aligerar los ríos y los soles,
Salir, salir al aire libre, al aire.

ANCHAS SÍLABAS

Que mi pie te despierte, sombra a sombra
He bajado hasta el fondo de la patria.
Hoja a hoja, hasta dar con la raíz
Amarga de mi patria.

Que mi fe te levante, sima a sima
He salido a la luz de la esperanza.
Hombro a hombro, hasta ver un pueblo en pie
De paz, izando un alba.

Que mi voz brille libre, letra a letra
Restregué contra el aire las palabras.
Ah, las palabras. Alguien heló
Los labios -bajo el sol- de España.

BASTA

Imaginé mi horror por un momento
Que Dios, el solo vivo, no existiera,
O que, existiendo, sólo consistiera
En tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la muerte, oh estremecimiento,
Fuese el hueco sin luz de una escalera,
Un colosal vacío que se hundiera
En un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
De madre, a qué vidrieras, crucifijos
Y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
Sobre Ti —ronco río que revierte.

CANCIÓN CINCO

Por los puentes de Zamora,
Sola y lenta, iba mi alma.

No por el puente de hierro,
El de piedra es el que amaba.

A ratos miraba al cielo,
A ratos miraba al agua.

Por los puentes de Zamora,
Sola y lenta, iba mi alma.

CIEGAMENTE

Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
Porque deseo tu belleza plena.
Porque busco ese horror, esa cadena
Mortal, que arrastra inconsolablemente.

Inconsolablemente. diente a diente,
Vos bebiendo tu amor, tu noche llena.
Diente a diente, Señor, y vena a vena
Vas sorbiendo mi muerte. Lentamente.

Porque quiero tu cuerpo y lo persigo
A través de la sangre y de la nada.
Porque busco tu noche toda entera.

Porque quiero morir, morir contigo
Esta horrible tristeza enamorada
Que abrazarás, oh, Dios, cuando yo muera.

CUERPO DE MUJER

Tántalo en fugitiva fuente de oro.
Quevedo

Cuerpo de la mujer, río de oro
Donde, hundidos los brazos, recibimos
Un relámpago azul, unos racimos
De luz rasgada en un frondor de oro.

Cuerpo de la mujer o mar de oro
Donde, amando las manos, no sabemos,
Si los senos son olas, si son remos
Los brazos, si son alas solas de oro...

Cuerpo de la mujer, fuente de llanto
Donde, después de tanta luz, de tanto
Tacto sutil, de Tántalo es la pena.

Suena la soledad de Dios. Sentimos
La soledad de dos. Y una cadena
Que no suena, ancla en Dios almas y limos.

CUERPO TUYO

Esa tierra con luz es cielo mío.
Alba de Dios, estremecidamente
Subirá por mi sangre. Y un relente
De llama, me dará tu escalofrío.

Puente de dos columnas, y yo río.
Tú, río derrumbado, y yo su puente
Abrazando, cercando su corriente
De luz, de amor, de sangre en desvarío.

Ahora, brisa en la brisa. Seda suave.
Ahora, puerta plegada, frágil llave.
Muro de luz. Leve, sellado, ileso.

Luego, fronda de Dios y sima mía.
Ahora. Luego. Por tanto. Sí, por eso
Deseada y sin sombra todavía.

DESAMOR

Cuando tu cuerpo es nieve
Perdida en un olvido deshelado,
Y el aire no se atreve
A moverse por miedo a lo olvidado;
Y el mar, cuando se mueve
E inventa otra postura,
Es sólo por sentirse de este lado
Más ágil de recuerdos y amargura.

Cuando es ya nieve pura,
Y tu alma señal de haber llorado,
Y entre cartas y besos
Amarillos suspiras porque, al verlas,
No te serán ya ésos
Más que -pendientes de los ojos- perlas;
Y las rosas ilesos,
Y los blancos sin roce,
Entre cintas desnudas, enterradas,
Reavivan el goce
Triste de ver ya frías, desamadas,
Las prendas y el amor que aún las conoce.

Entonces a mí puedes
Venir, llegar, oh, pluma que deriva
Por los aires más solos:
Yo tenderé y tiraré hacia arriba,
Altos sueños, mis redes,
Para que eterna, si antes fugitiva,
Entre mis alas, no en mis brazos, quedes.

DIGO VIVIR

Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
Hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
Y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
Mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
Abominando cuanto he escrito: escombro
Del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
Más inmortal: aquella fiesta brava
Del vivir y el morir. Lo demás sobra.

EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
Lo que tiré, como un anillo, al agua,
Si he perdido la voz en la maleza,
Me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
Lo que era mío y resultó ser nada,
Si he segado las sombras en silencio,
Me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
Puro y terrible de mi patria,
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
Me queda la palabra.

EN NOMBRE DE MUCHOS

Para el hombre hambreante y sepultado
En sed —salobre son de sombra fría—,
En nombre de la fe que he conquistado:
Alegría.

Para el mundo inundado
De sangre, engangrenado a sangre fría,
En nombre de la paz que he voceado:
Alegría.

Para ti, patria, árbol arrastrado
Sobre los ríos, ardua España mía,
En nombre de la luz que ha alboreado:
Alegría.

EN CASTELLANO

Aquí tenéis mi voz
Alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
Mi voz apedreando las puertas de la muerte
Con cantos que son duras verdades como puños.

Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
Hermosa como un viaje alrededor del mundo.

Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
Hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
En pie contra el crepúsculo.

Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
A fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.

EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
Lo que tiré, como un anillo, al agua,
Si he perdido la voz en la maleza,
Me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
Lo que era mío y resultó ser nada,
Si he segado las sombras en silencio,
Me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
Puro y terrible de mi patria,
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
Me queda la palabra.

EN UN CHARCO

No vengas ahora. (No vengas ahora,
Aunque es de noche.)
Huye.
Hay días malos, días que crecen
En un charco de lágrimas.

Escóndete en tu cuarto y cierra la puerta y haz un nudo
En la llave,
Y mírate desnuda en el espejo, como
En un charco de lágrimas.

Me acuerdo que una vez me mordiste los ojos.
Se te llenó la boca de pus y hiel; pisabas
En un charco de lágrimas.

Despréciame. Imagíname convertido en una ruta gris,
Sucia, babeante, con las tripas esparcidas
En un charco de lágrimas.

ENTONCES Y ADEMÁS

Cuando el llanto, partido en dos mitades,
Cuelga, sombríamente, de las manos,
Y el viento, vengador, viene y va, estira
El corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
Silencioso, se arrastra por las calles
Solitarias, se enreda entre los pies,
Y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
Nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
Nunca, nunca; morirse y no poder
Hablar, gritar, hacer la gran pregunta.

Cuando besar una mujer desnuda
Sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
Y el abrazo final es esa franja
Sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
Las dos manos el vacío, el hueco,
Y no hay donde apoyarse, no hay columnas
Que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
Ser hombre, y estar solo es estar solo,
Nada más que estar solo, sorprenderse
De ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

ES INÚTIL

Con hambre quedará si en esto queda...
Juan Boscán

Cada beso que doy, como un zarpazo
En el vacío, es carne olfateada
De Dios, hambre de dios, sed abrasada
En la trenzada hoguera de un abrazo.

Me pego a ti, me tiendo en tu regazo
Como un náufrago atroz que gime y nada,
Trago trozos de mar y agua rosada:
Senos las olas son, suave el bandazo.

Se te quiebran los ojos y la vida.
Lloras sangre de Dios por una herida
Que hace nacer, para el amor, la muerte.

¡Y es inútil pensar que nos unimos!
¡Es locura creer que pueda verte,
Oh dios, abriendo, entre la sombra, limos!

EPAÑAHOGÁNDOSE

Cuando pienso
En el mar es decir
La vida que uno ha envuelto desenvuelto
Como
Olas
Sonoras
Y sucedió que abril abrió sus árboles
Y yo callejeaba iba venía
Bajo la torre de san Miguel
O más lejos
Bajaba
Las descarnadas calles de Toledo
Pero es el mar
Quien me lleva y des lleva en sus manos
El mar desmemoriado
Donde estoy son las márgenes
Del Esla los esbeltos álamos
Amarillos que menea el aire
No sé oigo las olas
De Orio Guetaria
Elanchove las anchas
Olas rabiosas
Es decir la vida que uno hace
Y deshace
Cielos
Hundidos días como diamante
Una
Guitarra en el Perchel de noche
La playa rayada de fusiles
Frente a Torrijos y sus compañeros.

HIJA DE YAGO

Aquí, proa de Europa preñadamente en punta;
Aquí, talón sangrante del bárbaro Occidente;
Áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;
Pánica Iberia, silo del sol, haza crujiente.

Tremor de muerte, eterno tremor escarnecido,
Ávidamente orzaba la proa hacia otra vida,
En tanto que el talón, en tierra entrometido,
Pisaba, horrible, el rostro de América adormida.

¡Santiago y cierra España! Derrostran con las uñas
Y con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,
Encielan a sus muertos, entierran las pezuñas
En la más ardua historia que la Historia registre.

Alángeles y arcángeles se juntan contra el hombre.
Y el hambre hace su presa, los túmulos su agosto.
Tres años y cien caños de sangre Abel, sin nombre...
(Insoportablemente terrible es su arregosto.)

Madre y maestra mía, triste, espaciosa España,
He aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Haz
Habitable tu ámbito. Respirable tu extraña
Paz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz.

HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
Al borde del abismo, estoy clamando
A Dios. Y su silencio, retumbando,
Ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
Despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
Oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
Solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

ÍMPETU

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
Y encima de este otro, un ancho río

De entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
Árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
Mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
Sin dudar, sobre abismos infinitos,
Con la mano tendida: si no alcanzo

Con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
Y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
Al mar, desde una fronda de apetitos.

JUICIO FINAL

Yo, pecador, artista del pecado,
Comido por el ansia hasta los tuétanos,
Yo, tropel de esperanza y de fracasos,
Estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
De sombras y de sueños: me confieso
Que soy un hombre en situación de hablaros
De la vida. Pequé. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
Que barrerá la muerte un día de éstos,
Espléndidas caídas en picado
Del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparó los brazos,
Alardeando de tan alto invento;
Plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
De aterrizaje de mis ansias. Cielo
Al revés. Es mi sitio y no lo cambio
Por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
A la patria del hombre: al cielo raso
De sombras ésas y de sueños ésos.

LA TIERRA

De tierra y mar, de fuego y sombra pura,
Esta rosa redonda, reclinada
En el espacio, rosa volteada
Por las manos de Dios, ¡cómo procura

Sostenemos en pie y en hermosura
De cielo abierto, oh inmortalizada
Luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol; poma madura.

Pero viene un mal viento, un golpe frío
De las manos de Dios, y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.

Un río echado, sin rumor, vacío,
Mientras la tierra sigue a la deriva,
¡Oh Capitán, oh Capitán, Dios mío!

LO FATAL

Entre enfermedades y catástrofes
Entre torres turbias y sangre entre los labios
Así te veo así te encuentro
Mi pequeña paloma desguarnecida
Entre embarcaciones con los párpados entornados
Entre nieve y relámpago
Con tus brazos de muñeca y tus muslos de maleza
Entre diputaciones y farmacias
Irradiando besos de la frente
Con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo
Con tu vientre de hostia transparente
Entre esquinas y anuncios depresivos
Entre obispos
Con tus rodillas de amapola pálida
Así te encuentro y te reconozco
Entre todas las catástrofes y escuelas
Asiéndome el borde del alma con tus dedos de humo
Acompañando mis desastres incorruptibles
Paloma desguarnecida
Juventud cabalgando entre las ramas
Entre embarcaciones y muelles desolados
Última juventud del mundo
Telegrama planchado por la aurora
Por los siglos de los siglos
Así te veo así te encuentro
Y pierdo cada noche caída entre alambradas
Irradiando aviones en el radar de tu corazón
Campana azul del cielo
Desolación del atardecer
Así cedes el paso a las muchedumbres
Única como una estrella entre cristales
Entre enfermedades y catástrofes
Así te encuentro en mitad de la muerte
Vestida de violeta y pájaro entrevisto
Con tu distraído pie
Descendiendo las gradas de mis versos.

LUEGO

Cuando te vi, oh cuerpo en flor desnudo.
Creí ya verle a Dios en carne viva.
No sé qué luz, de dentro, de quién, iba
Naciendo, iba envolviendo tu desnudo

Amoroso, oh aire, oh mar desnudo.
Una brisa vibrante, fugitiva,
Ibas fluyendo, un agua compasiva,
Tierna, tomada entre un frondor desnudo.

Te veía, sentía y te bebía,
Solo, sediento, con palpar de ciego,
Hambriento, sí, ¿de quién?, de Dios sería.

Hambre mortal de Dios, hambriento hasta
La saciedad, bebiendo sed, y, luego,
Sintiendo, ¡por qué, oh Dios!, que eso no basta.

MADEMOISELLE ISABEL, RUBIA Y FRANCESA

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
Con un mirlo debajo de la piel,
No sé si aquél o ésta, oh mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en esa.

Princesa de mi infancia; tú, princesa
Promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le... le... oh Isabel,
Isabel... tu jardín tiembla en la mesa.

De noche, te alisabas los cabellos,
Yo me dormía, meditando en ellos
Y en tu cuerpo de rosa: mariposa

Rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-Mademoiselle Isabel- y de mi cielo.

MÚSICA TUYA

¿Es verdad que te gusta verte hundida
En el mar de la música; dejarte
Llevar por esas alas; abismarte
En esa luz tan honda y escondida?

Si es así, no ames más; dame tu vida,
Que ella es la esencia y el clamor del arte;
Herida estás de Dios de parte a parte,
Y yo quiero escuchar sólo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
Sonarán en mi alma cuando vibres,
Ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
De unas alas de Dios, de una luz rosa,
De un mar total con olas como abrazos.

PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Pido la paz y la palabra
Escribo
En defensa del reino
Del hombre y su justicia. Pido
La paz
Y la palabra. He dicho
"Silencio",
"sombra",
"vacío"
Etcétera.
Digo
"Del hombre y su justicia",
"Océano pacífico",
Lo que me dejan.
Pido
La paz y la palabra.

POR CARIDAD

Por caridad
Laura,
Paloma amedrentada,
Hija del campo, qué existencia ésta,
Dices, con el hijo a cuestas
Desde tus veinte años,
Tres años en la Maternidad
Fregando los suelos,
Por caridad
(Por caridad, te dejan fregar el suelo),
Ahora en la calle
Y entre mis brazos,
Laura,
Te amo directamente,
No
Por caridad,
Estás cansada
De todo,
De sufrir frío,
De tu pequeño acordeón
Entre las piernas,
Del desamor,
Pero no olvides
(Nunca),
Yo te amo directamente,
Y no
Por caridad.

RELATO

Recuerdo. No recuerdo. El viento. El mar.
Un hombre al borde del cantil. El viento.
El mar desamarrando olas horribles.
Un hombre al borde de un cantil. Recuerdo.
No recuerdo. Los brazos
Alzados hacia un cielo ceniciento.
El viento. El golpe de las olas
Contra las rocas.
Un hombre al borde
De la muerte.
El mar.
El cielo, mudo. Ceniciento. El cielo.
Recuerdo. Oigo las olas.
El viento. Entre las sienes. No recuerdo.
Un hombre
Al borde de un cantil, gritando. Abriendo
Y cerrando los brazos.
Un hombre ciego.
Recuerdo. Alzó la frente. Un viento frío
Le azotó el alma. No recuerdo. Veo
El mar.
Nado por dentro.
Avanzo
Hacia una luz, hacia una luz. No veo.
Escucho
Un silencio de yelo.
Y braceo, braceo hacia la luz,
Y tropiezo,
Y braceo, y emerjo bajo el sol
¡Oh júbilo!, y avanzo... y no recuerdo
Más. Esto es todo cuanto sé. Sabedlo.

SERENIDAD

Serenidad, seamos siempre buenos
Amigos. Caminemos reposada-
Mente. La frente siempre sosegada
Y siempre sosegada el alma. Menos

Mal que bebí de tus venenos,
Inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
Música suena de acordes serenos.

No moverán la hoja sostenida
Con mis dedos, a contra firmamento
En medio del camino de mi vida.

Vísteme de hermosura el pensamiento,
Serenidad, perennemente unida
Al árbol de mi vida a contra viento.

TÚ, QUE HIERES

Serenidad, seamos siempre buenos
Amigos. Caminemos reposada-
Mente. La frente siempre sosegada
Y siempre sosegada el alma. Menos

Mal que bebí de tus venenos,
Inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
Música suena de acordes serenos.

No moverán la hoja sostenida
Con mis dedos, a contra firmamento
En medio del camino de mi vida.

Vísteme de hermosura el pensamiento,
Serenidad, perennemente unida
Al árbol de mi vida a contra viento.

TU VIENTRE Y OTROS RESABIOS

La juventud
Su paso acelerado ojos de acero manos más de dos
Alegría
Escuchar un disco cuadrado hacer el amor con la mujer
Del prójimo (¿no somos todos prójimos?)
El aturdimiento del atardecer
El microcosmos de la física moderna
-Después de muerto me basta ser electrón-
Mi juventud tirada por la ventana
Tu piel papel de seda
Tus senos uno al sol el otro en la sombra
Mi deambular por los barrios galdosianos
El electroshock de súbito
Alegría
Dios es bueno en tanto la mujer responda
Quédate esta noche a desayunar
Me permito exclamar oh tu entrepierna en voz baja
Quiero vivir en América
Qué coño en América del Sur,
He visto demasiadas tierras
Todas caben en tu axila
Salgamos de la habitación por la puerta de urgencia
Compremos un buen periódico clara utopía
Y saludemos a la juventud desde los cincuenta y siete años
Como diecisiete como veintiuno como tu vientre de malvavisco.

UN RELÁMPAGO APENAS

Besas como si fueses a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
Nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,

Me declaro vencido, si vencerme
Es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
Bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,

Tiras de mi raíz, subes mi muerte
A flor de labio. Y luego, mimadora,
La brisas y la rozas con tu beso.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
Bastara un beso, un beso que se llora
Después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.

VI QUE ESTABAS

Volví la frente: Estabas. Estuviste
Esperándome siempre.
Detrás de una palabra
Maravillosa, siempre.

Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
De los atardeceres.

Volví a la vida; vi que estabas
Tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(Tarde es, amor, ya tarde y peligroso.)
Y destejiendo nieve...

CRECIDA

Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
Con la sangre hasta el borde de la boca,
Voy
Avanzando
Lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
Algunas veces,
Voy
Avanzando sobre este viejo suelo, sobre
La tierra hundida en sangre,
Voy
Avanzando lentamente, hundiendo los brazos
En sangre,
Algunas
Veces tragando sangre,
Voy sobre Europa
Como en la proa de un barco desmantelado
Que hace sangre,
Voy
Mirando, algunas veces,
Al cielo
Bajo,
Que refleja
La luz de la sangre roja derramada,
Avanzo
Muy
Penosamente, hundidos los brazos en espesa
Sangre,
Es
Como una esperma roja represada,
Mis pies
Pisan sangre de hombres vivos
Muertos,
Cortados de repente, heridos súbitos,
Niños
Con el pequeño corazón volcado, voy
Sumido en sangre
Salida,
Algunas veces
Sube hasta los ojos y no me deja ver,
No
Veo más que sangre,
Siempre
Sangre,
Sobre Europa no hay más que
Sangre.

Traigo una rosa en sangre entre las manos
Ensangrentadas. Porque es que no hay más
Que sangre,

Y una horrorosa sed
Dando gritos en medio de la sangre.

«… el hombre pasa, el tiempo vuela
y España sigue entre el Atlántico
y el Mediterráneo, decorando su cueva
de Altamira con decorados falsos…»
BO

«Doble llave»

Por tierras de Aragón,
oigo sonar las viejas hojas secas
del árbol de unos libros
abierto entre las sombras que aún perduran.

«España llega tarde a todas partes…,
en su concepto histórico, único que queda de ella,
no es una nación autónoma, dueña de sí.»

Así sonaron las hojas,
sentenciaron después a contra viento.

«Dime lo que el pueblo come
y te diré el papel que desempeña en la historia.»

Transformemos este río seco
en río vivo y corriente
«que apague la sed de agua que abrasa los campos
y la sed de saber y de luz que padecen los cerebros,
y la sed de ideal que sienten las almas,
y la sed de justicia y de libertad que padece el pueblo.»
Nuestro destino está
«en las manos de los que aran la tierra,
de los que cavan la viña,
de los que plantan el naranjo,
de los que pastorean la cabaña,
de los que arrancan el mineral,
de los que forjan el hierro,
de los que equipan la nave,
de los que tejen el algodón,
de los que conducen el tren,
de los que represan la lluvia,
de los que construyen los puentes,
de los que estampan los libros,
de los que acaudalan la ciencia,
de los que hacen los hombres y los ciudadanos educando a la niñez.

La revolución no es aquí meramente un derecho:
es ante todo y por encima de todo un deber.
Hemos faltado a él y lo estamos expiando.»

Doble llave al sepulcro del Cid
y a la insolidaridad de don Quijote.

Necesitamos otras llaves:
escuela y despensa,
despensa y escuela.

… Así sonaron las hojas
en el aire sombrío de mi patria.