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Antonio Soto Alcón

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DEL HOMBRE Y SUS CIRCUNSTANCIAS [Mi poema]
Antonio Soto Alcón [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Que el hombre nace y crece hasta que un día
comienza a decrecer
y acaba por decir hasta más ver
siguiendo la divina profecía
que indica su destino es fenecer.

Que hay quien nace y no tiene que comer,
y un día y otro día
saltando va de vía en otra vía,
-la estancia aquí del hombre es padecer-,
dudando si es que al fin lo lograría.

Y sigue caminando a la deriva
sin rumbo, siempre a ciegas,
en busca de una luz que anda furtiva
que anime y le permita sobreviva
salvando de la quema y las refriegas.

Que el hombre es ese ser que no se entera
que aquí él es temporero
y debe de sudar, pues que el sombrero
no sirve a mitigar tan tensa espera
muriendo en algún ruedo cual torero.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Soto Alcón

PUBIS PÚBER

La muerte, sí,
pero mientras viví
qué hermoso fue todo.

Todo en ti es milagro:
vulva, labios, flor,…
Beso negro de mi boca,
por ti se cierrran los mares
y se desbordan los ríos,
por ti y solo por ti
vivo y muero.
Rincón oscuro de mi alma,
llaga roja de mi sed.

Me preguntas, Glauco,
cuál es la flor más hermosa
de tu jardín,
y yo sin dudarlo, te respondo:
la de tu mujer, Glauco,
la de Viniria con diferencia.

Abre tus largos muslos
y que mis ojos los admiren.
Ahí, en tu frondoso valle quiero vivir,
de tus manantiales frescos quiero beber.

COMO ESOS VIEJOS BARCOS

Como esos viejos barcos
que atracan al atardecer,
a los que nadie espera,
y al final, nadie llora cuando parten,
así tu vida, cuando avista
el último faro que alumbra tus días,
alejándose hacia ese oscuro mar
de donde jamás se regresa.

AVISO A LA MUERTE

Si me sorprende la muerte
que no diga:
“Estos ojos fueron míos,
estas manos, estos labios”…
Ella bien sabe a quién perteneció
mi boca y mis palabras,
a quién le permití poseerlas.

JARDÍN

Un árbol y un pájaro me bastarían
si tu corazón no existiera antes que ellos.

EN LOS TANATORIOS

De madrugada en los tanatorios,
siempre se espera a que un ángel
entre por la ventana.
Mientras unos lloran desconsolados
a la palidez de ese rostro,
otros -con semblante serio- hablan
y cuentan historias de éste
que reposa al otro lado del cristal;
sin embargo,
el que yace entre lirios y rosas,
sonríe vagamente feliz
a todo lo que ha dejado atrás:
dolor, llanto, traición, envidias, pasiones.

ESPERANDO EL POEMA

Mientras llega el poema
contaré los pelos de tu pubis.

OSCURO AMOR

Cuando acercas tu pubis a mi rostro
toda la noche cae sobre la tierra.

OBDULIO

Obdulio,
si las rosas no te dan placer
busca el placer en las margaritas.

CLAUDIA

Claudia,
los semáforos se entrometieron
en nuestro camino.
Mientras tú los cruzabas en verde,
a mí se me pusieron todos en rojo.

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MI POETA INVITADO:  José Antonio Funes

A manera de consejo

Nunca dediques poema a mujer alguna.
Los amores posan y luego pasan
ante la cámara absurda de la vida,
mientras los versos avergonzados quedan,
heridos en su honor
de ver a la ingrata que se va con otro,
o se adentra para siempre en la niebla del nunca más.

Piensa en la lluvia
y su vieja canción sobre los techos,
en el mar que guarda
un cofre de versos a cada poeta,
en el viento viajero
que sabe bien de faldas y sus secretos.

Nunca dediques poema a mujer alguna.
Mejor díselo al oído,
en esa intimidad
donde la poesía es una caricia inédita,
el bálsamo que alivia
todos los dolores del mundo.

Canto del agua

Aprendemos del tiempo
a no malograr su jugo transparente,
a detenerlo en las ventanas o encerrarlo a besos.

Porque la noche es golosa con las horas;
no entiende que tu piel es un laberinto
donde mis manos despedazan el sueño.

Y más allá de eso,
subo con la luz en tus peldaños dulces,
derribo copas,
hago cantar el agua de tus labios.

Y todo es bello
como un violín en las manos de un ángel ,
como un canto
o un silencio perdido entre dos pájaros.

No solo por escribir escribo

Es que necesito escuchar a ese otro,
a quien le brillas o le sangran las palabras,
el que sufre porque todo el universo no cabe en un poema
y porque no hay adjetivo
para explicar la mirada de esa muchacha.

Es que me gusta asomar el alma por la ventana
para espiar a la noche con sus flores y sus fieras.
Escribo, no para sacar panes donde hay hambre,
sino para escucharme a mí mismo
palabras que enmudecen ante la muerte.

Euclides pudo haberlo dicho

El amor es un punto
donde un hombre y una mujer
se unen.

El amor es un punto
donde un hombre y una mujer
se separan.

El amor es un punto.
Editorial Gravola