A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Antonio Plaza Llamas

Antonio Plaza Llamas

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QUÉ SERÁ DE MI CUANDO NO ESTÉ [Mi poema]
Antonio Plaza Llamas [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Y qué será de mí cuando no esté,
mis ojos ya no puedan ver el río
ni chopos de la orilla con su hastío;
de sólo sospechar que no veré
ya me entra escalofrío.

Sentidos, los recuerdos que yo amé,
las ansias por volar, su desvarío,
mañanas que gozaron del estío
que nunca ya jamás olvidaré
vagando a su albedrío.

El día en que no esté, que ya no exista,
-se sabe no existir eso es la nada-
sabré que un día tuve una posada
y en ella disfruté cual la turista
que acaba chamuscada.

Después de todo, nada yo he tenido,
metido he discurrido en la manada,
nací desde un dibujo a mano alzada
que el vientre de mi madre ha concebido
haciéndole al amor una jugada.

Mi madre ya no está. Yo sigo vivo.
Sus pasos seguiré pronto, algún día.
Supuse que aunque no me convenía.
Me iré con el sigilo de un furtivo
subiéndome a un tranvía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Plaza Llamas

Nada

Nadaba entre la nada. Sin empeño
A la vida, que es nada, de improviso
[…] Vine a soñar que soy; porque Dios quiso
Entre la nada levantar un sueño.

[…] Dios, que es el Todo y de la nada es dueño,
Me hace un mundo soñar, porque es preciso;
[…] El siendo Dios, de nada un paraíso
Formó, nadando en eternal ensueño.
[…]

¿Qué importa que en la nada confundida
vuelva a nadar, al fin, esta soñada
[…] vil existencia que la nada olvida,
nada fatal de la que fue sacada?
[…] ¿Qué tiene esta ilusión que llaman vida?
-Nada en su origen. – ¿ Y en su extremo? – ¡Nada!

A UNA RAMERA

Mujer preciosa para el bien nacida,
Mujer preciosa por mi mal hallada,
Perla del solio del Señor caída
Y en albañal inmundo sepultada;
Cándida rosa en el Edén crecida
Y por manos infames deshojada;
Cisne de cuello alabastrino y blando
En indecente bacanal cantando.

HOJAS SECAS

Tú despertaste el alma descreída
Del pobre que tranquilo y sin ventura,
en el Gólgota horrible de la vida
agotaba su cáliz de amargura.
Indiferente a mi fatal castigo
me acercaba a la puerta de la parca
Más infeliz que el último mendigo,
más orgulloso que el primer monarca.
Pero te amé; que a tu capricho plugo
ennegrecer mi detestable historia…
quien nació con entrañas de verdugo
sólo dando tormento encuentra gloria.
Antes de que te amara con delirio
viví con mis pesares resignado;
hoy mi vida es de sombra y de martirio;
hoy sufro lo que sufre un condenado.

Perdió la fe mi vida pesarosa;
sólo hay abismos a mis pies abiertos…
quiero morir… ¡feliz el que reposa
en el húmedo lecho de los muertos!…
Nacer, crecer, morir. He aquí el destino
de cuanto el orbe desgraciado encierra;
¿qué importa si al fin de mi camino
voy a aumentar el polvo de la tierra?
¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?
¿Ni qué importa mi futuro incierto,
si ha muerto el corazón, y la esperanza
dentro del corazón también ha muerto?…
¿Sabes por qué te amé?… Creí que el destino
te condenaba como a mí, al quebranto,
y ebrio de amor, inmaterial, divino.
quise mezclar mi llanto con tu llanto.
¡Ah!… ¡coqueta!… ¡coqueta!… yo veía
en ti de la virtud excelsa palma…
¿ignoras que la vil coquetería
es el infame lupanar del alma?
Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?
¡Por qué me haces sufrir?… Alma de roble,
buscar el corazón de un desgraciado
para jugar con él, eso es… ¡innoble!
¿Me hiciste renacer al sentimiento
para burlarte de mi ardiente llama?…
Te amo hasta el odio, y, al odiarte siento
que más y más el corazón te ama.
Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,
te idolatró mi corazón rendido.
con la natura mística del ángel,
con el vigor de Lucifer caído,
Que tengo un alma ardiente y desgraciada
alma que mucho por amar padece;
no sé si es miserable o elevada,
sólo sé que a ninguna se parece.
Alma infeliz, do siempre se encontraron
el bien y el mal en batallar eterno;
alma que Dios y Satanás forjaron
con luz de gloria y lumbre del infierno.
Esta alma es la mitad de un alma errante,
que en mis sueños febriles reproduzco,
y esa mitad que busco delirante,
nunca la encontraré: pero… ¡la busco!
Soy viejo ya, mi vida se derrumba
y sueño aún con plácidos amores,
que en vez del corazón llevo una tumba,
y los sepulcros necesitan flores.
Te creí la mitad de mi ser mismo;
pero eres la expiación, y me parece
ver en tu faz un atrayente abismo,
lleno de luz que ciega y desvanece.
No eres mujer, porque la mente loca
te ve como faceta de brillante
eres vapor que embriaga y que sofoca.
aérea visión, espíritu quemante.
Yo que lucho soberbio con la suerte;
y que luchar con el demonio puedo,
siento latir mi corazón al verte…
ya no quiero tu amor… me causas miedo.
Tú me dejas, mujer, eterno luto;
pero mi amor ardiente necesito
arrancar de raíz; porque su fruto
es fruto de dolor, fruto maldito.
Quiero a los ojos arrancar la venda,
quiero volver a mi perdida calma,
quiero arrancar mi amor, aunque comprenda
que al arrancar mi amor, me arranque el alma.

FLOR DE UN DÍA

Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé mujer, indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?…
¿me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la vida el moribundo,
como piensa en la gloria el condenado.

EL BORRACHO

Generoso en la copa, ruin en todo;
ronca la voz, inyecta la mirada,
párpados gruesos, faz abotagada
y siempre crudo cuando no beodo.

Perdida la razón, goza a su modo,
y nunca estar en su razón le agrada;
que el vino es todo, la razón es nada,
y sólo vive al empinar el codo.

Cuando al inflamarle empieza el aguardiente,
lenguaraz, atrevido y vivaracho,
es intrépido, franco y excelente

amigo; pero juzgo sin empacho
que no es franco, ni amigo, ni valiente;
porque el borracho, en fin, sólo es… borracho.

DIOS

Espíritu de fuego sagrado y rutilante,
tu voz la voz domina de ronca tempestad,
y soles mil coronan tu frente de gigante,
y brilla en tu mirada exscelsa majestad.

Señor, tú eras antes que todo lo creado,
antes que fuera el tiempo, Señor ya eras tú,
el ser de gloria lleno tú solo te lo has dado,
tú solo te formaste de tu espléndida luz.

Señor, eras más grande que todo lo que existe;
la cima de los astros es sima para ti;
Señor, tú de la nada al orbe suspendiste,
y pléyades brillantes colgaste en el zafir.

Es tu dosel de estrellas, de luz es tu palacio,
irradia luz de gloria tu espíritu inmortal;
eres quien desplegaste el viento en el espacio,
eres quien extendiste las aguas en el mar.

Tú eres, Dios divino, el Dios omnipotente;
los cielos y los mundos brotaron a tu voz;
un límite le puso tu voz al mar ingente,
y al hombre, dios pequeño, tu soplo le animó.

Retiemblan, si te irritas, los ejes de los cielos;
el rayo se estremece, el sol cubre tu faz;
humillan las montañas su frente hasta los suelos;
las fieras dan rugidos, solloza el huracán.

A tu voz imperiosa los astros se oscurecen,
se rasga de los cielos el diáfano zafir;
los mundos se desquician, los mares desaparecen,
el ser vuelve a la nada, si lo mandas asi.

Tú eres luz sublime del cielo y de la tierra,
eres principio eterno de sempiterna luz;
eres la vida sola de cuando el orbe encierra;
ante ti todo es nada, porque eres todo tú.

Los pueblos y los reyes desfilan presurosos,
y tiempos sobre tiempos se hacinan a tu pie;
y en nada convertidos se pierden, silenciosos,
en ese mar de sombra, calado del no ser.

Eres tú sólo eterno, omniscio; impenetrable,
son nube pasajera los siglos ante ti;
ninguno te conoce, que tú eres impalpable,
pero doquiera se oye tu nombre bendecir.

Señor, eres el Éter que Zenón adoraba,
el «TODO» que Pitágoras sumiso veneró,
el Ser indestructible que Platón deificaba,
la Universal justicia que soñó Cicerón.

Tú eres el Jehová del pueblo de Judea,
y del remoto chino tú eres de Xantí;
eres el sol brillante que a Cartago recrea,
eres del persa el fuego, en él adora a ti.

Eres el Dios que adoran los astros y las nubes,
un himno te levantan los vientos y la mar:
la flor te da su aroma, su canto los querubes,
las aves te consagran su trino matinal.

Tú diste a la oropéndola su traje de colores,
capullo a los gusanos, a las abejas miel,
a las arañas tela y púrpura a las flores,
cubil a los leones y las aguas al pez.

Del arca de Noé la brújula tú fuiste,
y tu brazo detuvo el brazo de Abraham;
libraste a Lot del fuego que en Sodoma encendiste,
de la ballena libre salió por ti Jonás.

A Moisés de las aguas del Nilo tú salvaste,
y le hiciste de un pueblo manumisor feliz;
tu Código en las tablas por dárselo grabaste:
tus rayos coronaron de luz el Sinaí.

Eres quien dio la ciencia infusa a los profetas
que el velo del futuro lograron levantar;
por ti ellos inspirados, sublimes y poetas,
al orbe predijeron grandiosa una verdad.

Hiciste al Nazareno el Sabio entre los sabios,
por ti brilló en su frente de redención la luz;
y aunque con vil brebaje humedeció sus labios
el héroe del martirio, el ángel de la Cruz,

oró por sus verdugos con santidad extrema,
y en hórrido tormento morir supo cual Dios;
por eso ante la Cruz, de oprobio un tiempo,
humilde y de rodillas la humanidad cayó

A ti Dios de los hombres; cuya eternal historia
escrita con tu sangre en el cadalso fue:
sublime ajusticiado. monarca de la gloria,
que fuiste de los hombres la víctima también;

a ti, raudal de soles que inmensos reverberan
doquier multiplicando sus rayos mil y mil;
a ti, la eterna dicha que los hombres esperan,
a ti del alma eterna, eterno porvenir;

a ti, Señor, te ruego con ánima gastada,
que de mi tumba oscura la puerta se abra ya;
arrastro una existencia, maldita, desgraciada,
mis horas son más negras que el alma de Satán

Pobre mártir, oscuro, coplero estrafalario,
un cáliz de amargura también apuro yo;
y, como Cristo el justo, también hallé un Calvario,
y sufro aquí tormentos que nunca El conoció.

Es un presente horrible la vida que me diste,
la vida tan amarga que yo no te pedí:
Señor, ya no soporto la vida mustia y triste;
devuélveme a la nada… o llévame hacia ti.

DESPECHO

Arcanidad terrible de la vida,
destino lleno de rigor sin nombre,
infancia entre las sombras escondida,
aprieta sin piedad, que das en Hombre.

No esperes con tu golpe furibundo
avasallar mi soberano aliento:
es grande mi tormento como el mundo;
pero el alma es mayor que mi tormento.

Y siempre aquí, con arrogante calma
de tus rencores la sin par fiereza
afronto audaz, que la grandeza de alma,
aunque pequeño soy, es mi grandeza.

Nunca al poder ni al oro me arrodillo,
y aunque me agobie padecer tirano
me muero de hambre; pero no me humillo…
seré cadáver, pero no gusano.

Bien, alma ¡bien! porque jamás te humillas…
eres inmensa en tu sufrir constante…
¡No mendigues la gloria de rodillas,
conquistala de pie, mártir gigante!

DESENCANTO

Nuestra senda regada está de llanto,
el placer del placer es el suicidio,
detrás de la ilusión está el fastidio
y detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,
viento de maldición en torno zumba,
que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;
con el peso brutal de la cadena,
que arrastra el hombre hasta la negra tumba.

CANTARES

Te adoré como a una virgen
cuando conocí tu cara;
pero dejé de adorarte
cuando conocí tu alma

Cuestión de vida o muerte
son las pasiones,
si alguien lo duda, deja
que se apasione.

Las heridas del alma
las cura el tiempo,
y por eso incurables
son en los viejos.

Los astros serán, mi vida,
más que tus ojos hermosos;
pero a mi más que los astros
me gustan, linda, tus ojos.

AMOR

¿Por qué si tus ojos miro
me miras tú con enojos,
cuando por ellos deliro,
y a la luz del cielo admiro
en el éter de tus ojos?

Cansado de padecer
y cansado de cansarte,
y queriendo sin querer,
finjo amor a otra mujer
con la ilusión de olvidarte.

No es mi estrella tan odiosa:
que en fugaces amoríos,
como ave de rosa en rosa
yo voy de hermosa en hermosa
y no lamento desvíos;

Pero el favor de las bellas
irrita mas la pasión
que ardiente busca tus huellas,
y al ir mis ojos tras ellas
vuela a ti mi corazón.

Asi un proscrito tenía
goces en extraño suelo
y volvió a su patria un día
por mirar en su agonía
la linda luz de su cielo.

De ti proscrito y dejando
las rosas por tus abrojos,
vuelvo a tus pies suspirando,
por mirar agonizando
la linda luz de tus ojos.

ABROJOS

Siempre desgraciado fui;
Desde mi pequeña cuna,
A la incansable fortuna
de juguete le serví;
La noche en que yo nací
Tronaba la tempestad,
Y alaridos de ansiedad
La gente aturdida alzaba;
Porque el cólera sembraba
El terror y la orfandad.

A UNA NIÑA

Niña gentil que a la vida
despertaste alegre ayer,
como en Oriente despierta
la luz al amanecer.

Niña, que del oro cielo
viniste al mundo a caer,
como aljofarada gota
del nítido rosicler.

Y en inmaculada cuna
te remeciste después,
como ilusión que se mece
del sueño al dulce vaivén.

Niña de cabellos de oro
y de labios de clavel
Son de rosa tus mejillas
es de raso tu alba tez.

Es tu sonrisa inconsciente,
de ángel tu mirada es,
y como brilla una estrella
brilla el candor en tu sien.

Dichosa tú que del mundo
pasando vas el dintel,
sin sospechar que las flores
espinas tienen también.

En mi canto, bella niña,
le ruego al Dios de Israel,
que la virtud de tus años
tierno, en otros te dé.

Para que ese mundo, nunca,
con su lodo y fetidez,
ensucie de tu pureza
el blanquísimo glasé;

Qué siempre tú, mariposa
en primoroso vergel
hueles y en las flores halles
ánforas ricas de miel;

Que dé calor a tus alas
el santo sol de la fe,
y que jamás una espina
tus alas llegue a romper.

A UNA EX BELLA

¿Eres tú?… ¿Eres tú la hada hermosa
a quien rendí mi corazón ingente?
¿Eres aquella peregrina diosa
que despreció mi culto reverente?
¡Vade retro!, ¡infeliz!… vieja asquerosa,
negro cadáver de ilusión ardiente,
poema de un amor santo, divino,
forrado en indecente pergamino.

¡Oh, cuánto, cuánto padecer me hiciste.
De mi llanto de fuego te reíste,
de mi fe candorosa te burlaste.
Todo al fin acabó… tú lo quisiste,
que en la senda del vicio te arrojaste,
y has encontrado en esa cloaca impura
una vejez infame y prematura.

Tu boca, ayer fragante como rosa,
se ha convertido en cueva tenebrosa
depósito de perlas incesantes,
donde bailan un par de flojos dientes;
y tu crencha tan fina, tan sedosa,
es ya mechón de canas indecentes;
¿y así te amaba yo?… ¡terrible chasco!
si lo que inspiras tú es solo… asco.

Pobre mujer, en tu vejez temida,
en la horrible vejez, que da coraje,
eres muerta ilusión, fruta podrida,
árbol seco, cenizo, sin ramaje;
mariposa en gusano convertida;
pavo real desnudo de plumaje:
y qué ¿tu porvenir no te acobarda?…
vete ¡por Dios!… el hospital te aguarda.

Como el viento, fugaz es la hermosura;
es el lujo fantástica quimera:
las flores se convierten en basura,
los trajes van a dar a la hilachera,
y la epidermis de sin par blancura
es el forro de horrible calavera,
y los ojos brillantes, primorosos,
se vuelven agujeros asquerosos.

A UNA ACTRIZ

Intérprete feliz del pensamiento.
ángel que brillas en la gloria humana,
ciñéndole a tu frente soberana
la espléndida corona del talento.

Heroína del noble sentimiento,
no me admira el laurel que te engalana;
porque sé que en la tierra mexicana
el genio tiene su mejor asiento.

Sigue de gloria con tu sueño santo
y conquista renombre sin segundo
en la futura edad, que yo entretanto,

al aplaudirte con afán profundo,
diré orgulloso en atrevido canto:
nada envidias, ¡oh patria!, al Viejo Mundo.

A ROSA

A tu lado yo siento, Rosa mía,
que tenemos los dos un alma sola;
si probara una gota de ambrosía
suspendida en tus labios de amapola,

A Dios le pido que mi pobre estrella
alumbre un porvenir de venturanza,
y que siempre resbale tras tus huellas
la inmaculada luz de la esperanza.

Ojalá que en tu senda sin abrojos
nunca el llanto humedezca tu mejilla
ni el brillo apague de tus lindos ojos
donde mi cielo de ventura brilla.

Porque tu goce mi tormento calma
y con tu pena el corazón me hieres;
padece mi alma si padece tu alma,
y soy dichoso si dichosa eres.

Que mi vida, mujer, mi vida entera
se halla en tal grado con la tuya unida,
que la temible muerte no pudiera
arrebatar tu vida sin mi vida.

Te amo, Rosa, como nunca he amado;
a tus pies encadeno mi destino,
y a tu amor es final abrillantado
que encendiera el Señor en su camino.

Tu mirada tiernísima concluye
de mi penar intenso la violencia,
que tú eres el iris que destruye
la horrible tempestad de mi existencia.

A tu lado la dicha me sofoca,
y mi ser se estremece de contento
cuando mi nombre de tu linda boca
embalsamado sale con tu aliento.

Y yo Rosa, te encuentro tan divina,
que un ángel envidiara tus hechizos,
tan pura como el aura vespertina,
jugando de las olas con los rizos.

Eres tú la ilusión de mis amores
y la diosa de mi alma enamorada,
isla preciosa de benditas flores
en un mar de pureza colocada.

Ensueño sacrosanto de ternura,
mi grande aspiración es poseerte;
si se agita la flor de mi ventura
el desengaño me dará la muerte.

A MARÍA DEL CIELO

Flor de Abraham que su corola ufana
abrió al lucir de redención la aurora:
tú del cielo y del mundo soberana,
tú de vírgenes y ángeles Señora;

Tú que fuiste del Verbo la elegida
para Madre del Verbo sin segundo,
y con tu sangre se nutrió la vida,
y con su sangre libertose el mundo:

tú que del Hombre-Dios el sufrimiento,
y el estertor convulso presenciaste,
y en la roca del Gólgota sangriento
una historia de lágrimas dejaste;

tú, que ciñes diadema resplandente,
y más allá de las bramantes nubes
habitas un palacio transparente
sostenido por grupo de querubes

y es de luceros tu brillante alfombra
donde resides no hay tiempo ni espacio,
y la luz de ese sol es negra sombra
de aquella luz de tu inmortal palacio.

Y llenos de ternura y de contento
en tus ojos los ángles se miran,
y mundos mil abajo de tu asiento
sobre sus ejes de brillantes giran;

tú que la gloria omnipotente huellas,
y vírgenes y troncos en su canto
te aclaman soberana, y las estrellas
trémulas brillan en tu regio manto.

Aquí me tienes a tus pies rendido
y mi rodilla nunca tocó el suelo;
porque nunca Señora, le he pedido
amor al mundo, ni piedad al cielo.

Que si bien dentro del alma he sollozado,
ningún gemido reveló mi pena;
porque siempre soberbio y desgraciado
pisé del mundo la maldita arena.

Y cero, nulo en la social partida
rodé al acaso en páramo infecundo,
fue mi tesoro una arpa enronquecida
y vagué sin objeto por el mundo.

Y solo por doquier, sin un amigo,
viajé, Señora, lleno de quebranto,
envuelto en mis harapos de mendigo,
sin paz el alma, ni en los ojos llanto.

Pero su orgullo el corazón arranca,
y hoy que el pasado con horror contemplo,
la cabeza que el crimen volvió blanca
inclino en las baldosas de tu templo.

Si eres ¡oh Virgen! embustero mito,
yo quiero hacer a mi razón violencia;
porque creer en algo necesito,
y no tengo, Señora una creencia.

¡Ay de mí! sin creencias en la vida,
veo en la tumba la puerta de la nada,
y no encuentro la dicha en la partida,
ni la espero después de la jornada.

Dale, Señora, por piedad ayuda
a mi alma que el infierno está quemando:
el peor de los infierno… es la duda,
y vivir no es vivir siempre dudando.

Si hay otra vida de ventura y calma,
si no es cuento promesa tan sublime,
entonces ¡por piedad! llévate el alma
que en mi momia de barro se comprime.

Tú que eres tan feliz, debes ser buena;
tú que te haces llamar Madre del hombre,
si tu pecho no pena por mi pena,
no mereces a fe tan dulce nombre.

El alma de una madre es generosa,
inmenso como Dios es su cariño:
recuerda que mi madre bondadosa
a amarte me enseñó cuando era niño.

Y de noche en mi lecho se sentaba
y ya desnudo arrodillar me hacía,
y una oración sencilla recitaba,
que durmiéndome yo la repetía.

Y sonriendo te miraba en sueños,
inmaculada Virgen de pureza,
y un grupo veía de arcángeles pequeños
en torno revolar de tu cabeza.

Mi juventud, Señora, vino luego,
y cesaron mis tiernas oraciones;
porque en mi alma candente como el fuego,
rugió la tempestad de las pasiones.

Es amarga y tristísima mi historia;
en mis floridos y mejores años,
ridículo encontró, buscando gloria,
y en lugar del amor los desengaños.

Y yo que tantas veces te bendije,
despechado después y sin consuelo,
sacrílego, Señora, te maldije
y maldije también al santo cielo.

Y con penas sin duda muy extrañas
airado el cielo castigarme quiso
porque puse el infierno en mis entrañas;
porque puso en mi frente el paraíso.

Quise encontrar a mi dolor remedio
y me lancé del vicio a la impureza,
y en el vicio encontré cansancio y tedio,
y me muero, Señora, de tristeza.

Y viejo ya, marchita la esperanza,
llego a tus pies arrepentido ahora,
Virgen que todo del Señor alcanza,
sé tú con el Señor mi intercesora.

Dile que horrible la expiación ha sido,
que horribles son las penas que me oprimen;
dile también, Señora, que he sufrido
mucho antes de saber lo que era crimen.

Si siempre he de vivir en la desgracia,
¿por qué entonces murió por mi existencia?
si no quiere o no puede hacerme gracia,
¿dónde está su bondad y omnipotencia?

Perdón al que blasfema en su agonía,
y haz que calme llorando sus enojos,
que es horrible sufrir de noche y día
sin que asome una lágrima a los ojos.

Quiero el llanto verter de que está henchido
mi pobre corazón hipertrofiado,
que si no lloro hasta quedar rendido
¡por Dios! que moriré desesperado.

¡Si comprendieras lo que sufro ahora!…
¡Aire! ¡aire! ¡infeliz! ¡que me sofoco!…
Se me revienta el corazón … ¡Señora!
¡Piedad!… ¡Piedad de un miserable loco!

A LORETO

Feliz el que recuerda al llegar a su cumpleaños,
las horas que vinieron preñadas de placer;
feliz quien no ha sufrido terribles desengaños;
feliz el que no bebe la copa de la hiel.

Feliz el que recoge sin pena en su camino
las flores de la vida que el cielo perfumó;
feliz el que no lucha con bárbaro destino,
feliz el que no pierde, luchando, el corazón.

Feliz el que acaricia la faz de la esperanza;
feliz el que se duerme soñándose feliz:
feliz el que despierto contempla en lontananza
bordados de placeres, brillante porvenir.

Feliz el que transita su ruta de ilusiones,
llevando ante los ojos la venda de la fe;
feliz el que no sabe qué negras decepciones
arrancan esa venda. Feliz el que cree.

¿Eres feliz, Loreto? ¿Iguales y tranquilas
tus horas se desprenden, trayéndote quizá,
ventura tras ventura? ¿O acaso en tus pupilas,
del infortunio sientes las lágrimas temblar?

Yo miro en tu semblante un algo que entristece,
señora, yo adivino que no eres tú feliz:
tal vez una esperanza en tu alma desfallece;
tal vez, una creencia ha muerto para ti.

¿Por qué si Dios te hizo tan buena como hermosa,
tus ojos impregnando con luces del Edén:
por qué permite, dime, que pena silenciosa
tu corazón transita, simpática mujer?

¿Por qué misterio triste tú seno deposita?
¿Por qué te enluta el alma la noche de pesar?
¿Y por qué todos sufren, Loreto, en la maldita
tierra, en la que se vierte de lágrimas raudal?

Nunca hablas de tu pena; pero sé que padeces,
aunque quieras tu alma de mártir esconder.
A mí con tu tristeza, señora, me entristeces,
que yo también padezco al verte padecer.

Feliz si yo pudiera, hermosa infortunada,
derramar en tu herida un bálsamo feliz,
y tus pesares todos leer en tu mirada
y al quitártelos todos, tomarlos para mí.

Feliz fuera, Loreto, si acaso conocieras
cuánto mi pecho apena tu negro padecer,
y como te comprendo también me comprendieras,
que dos infortunados compréndanse muy bien.

Perdona si me atrevo tu pena a recordarte
en la bendita fecha que marca tu natal;
ojalá que pudiera de gloria coronarte,
y a tus pequeñas plantas el goce encadenar.

Coplero sin fortuna, sólo tengo mi lira,
que bárbaro destino de luto la cubrió;
por eso es triste el canto, señora, que me inspira
el afecto que siente por ti mi corazón.

Dios quiera que tranquila resbale tu existencia;
Dios te dé más placeres que goces me dio a mí;
Dios haga que te halaguen con su divina esencia
las flores purpurinas, encanto del abril.

Dios quiera que recuerdes, en cada cumpleaños,
las horas que pasaron preñadas de placer;
Dios quiera que no sufras terribles desengaños;
Dios quiera que no apures… la copa de la hiel.

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UN SIMPLE TROPIEZO [Mi poema]
José Coronel Urtecho [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Recuerdo que iba yo tranquilamente
haciendo con la sombra un garabato
en esto que topéme con un gato
y tuve que lanzarme en parapente.

Oí como un silbido de la gente
sonaba tras librarme del zapato,
¡menudo tropezón! Y qué mal rato,
que quise allí morirme de repente!

No fue por una copa de aguardiente
no pienso presumir, no soy beato,
¡qué listo es el alcohol!, ese ingrediente

que induce veas doble tu retrato,
o sientas que se inclina la pendiente
y tengas que por él pagar el pato.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Coronel Urtecho

LA PALOMA

Buscando qué tirar subí la loma
y en la rama florida de un espino,
que se mecía al borde del camino,
estaba, entre las flores, la paloma.
Vi su pecho cenizo, su ala ploma,
su pico pardo y su ojo purpurino
y oí su ronco canto matutino
con que saluda alegre al sol que asoma.

¡Lástima, oh Dios, que esta paloma muera!
Pero fiel cazador, corazón duro,
mano que no vacila, ojo seguro,
Tomé la mira y izas!: bala certera,
cayó a mis pies sangrando el ave herida,
batió las alas y quedó sin vida.

LA CAZADORA

Si mi vida no es mía, sino tuya,
y tu vida no es tuya, sino mía,
Separados morimos cada día
Sin que esta larga muerte se concluya.

Hora es que el uno al otro restituya
Esa vida del otro que vivía,
Y tenga cada cual la que tenía
Otra vez en el otro como suya.

Mira pues, vida mía, que te espero
Y de esa espera vivo mientras muera
La muerte que, sin ti, contigo muero.

Ven, mi vida, a juntar vida con vida
Para que vuelva a ser la vida que era
Que la vida a la vida a la vida convida.

Mi señora, tan luego se levanta
va a cazar un venado matutino,
sin miedo a los colmillos del zaíno,
ni al mortal topetazo de la danta.

Entra con ojo alerta y firme planta
en la espesura donde no hay camino,
y de los matorrales, repentino,
salta un venado que su paso espanta.

Ella rápida apresta su escopeta,
veloz le apunta, le dispara y mata
—y después el marido, que es poeta,

cuando regresa la mujer que adora,
en un soneto clásico relata
la bella hazaña de la cazadora.

PEQUEÑA ODA A TÍO COYOTE

¡Salud a tío Coyote,
el animal Quijote!

Porque era inofensivo, lejos de la manada,
perro de soledad, fiel al secreto
inquieto
de su vida engañada
sufrió el palo, la burla y la patada.

Fue el más humilde peregrino
en los caminos de los cuentos de camino.

Como amaba las frutas sazonas,
las sandías, los melones, las anonas,
no conoció huerta con puerta,
infranqueable alacena,
ni propiedad ajena,
y husmeando el buen olor de las cocinas
cayó en la trampa que le tendieron las vecinas
de todas las aldeas mezquinas
y se quedó enredado en las consejas
urdidas por las viejas
campesinas.

Y así lo engendró la leyenda
como el Quijote de la Merienda.

Pero su historia es dulce y meritoria.

Y el animal diente-quebrado,
culo-quemado,
se ahogó en la laguna
buceando el queso de la luna.
Y allí comienza su gloria
donde su pena termina!

También así murió
Li-Tai-Po,
poeta de la China.

ODA A RUBÉN DARÍO

«¿Ella? No la anuncian. No llega aún.»Rubén Darío. Heraldos

I
(Acompañamiento de papel de lija)

Burlé tu león de cemento al cabo.
Tú sabes que mi llanto fue de lágrimas,
i no de perlas. Te amo.
Soy el asesino de tus retratos.
Por vez primera comimos naranjas.
Il n’y a pas de chocolat —dijo tu ángel de la guarda.

Ahora podías perfectamente
mostrarme tu vida por la ventana
como unos cuadros que nadie ha pintado.
Tu vestido de emperador, que cuelga
de la pared, bordado de palabras,
cuánto más pequeño que ese pajama
con que duermes ahora,
que eres tan sólo un alma.

Yo te besé las manos.
«Stella —tú hablabas contigo mismo—
llegó por fin después de la parada»,
i no recuerdo qué dijiste luego.
Sé que reímos de ello.

(Por fin te dije: «Maestro, quisiera
ver el fauno».

Mas tú: «Vete a un convento»).

Hablamos de Zorrilla. Tu dijiste:
«Mi padre» i hablamos de los amigos.
«Et le reste est literature» de nuevo
tu ángel impertinente.
Tú te exaltaste mucho.
«Literatura todo —el resto es esto».
Entonces comprendimos la tragedia.
Es como el agua cuando
inunda un campo, un pueblo
sin alboroto i se entra
por las puertas i llena los salones
de los palacios —en busca de un cauce,
del mar, nadie sabe.

Tú que dijiste tantas veces «Ecce
Homo» frente al espejo
i no sabías cuál de los dos era
el verdadero, si acaso era alguno.
(¿Te entraban deseos de hacer pedazos
el cristal?) Nada de esto
(mármol bajo el azul) en tus jardínes
—donde antes de morir rezaste al cabo—
donde yo me paseo con mi novia
i soy irrespetuoso con los cisnes.

II
(Acompañamiento de tambores)

He tenido una reyerta
con el Ladrón de tus Corbatas
(yo mismo cuando iba a la escuela),
el cual me ha roto tus ritmos
a puñetazos en las orejas…

Libertador, te llamaría,
si esto no fuera una insolencia
contra tus manos provenzales
(i el Cancionero de Baena)
en el «Clavicordio de la Abuela»
—tus manos, que beso de nuevo,
Maestro.

En nuestra casa nos reuníamos
para verte partir en globo
i tú partías en una galera
—después descubrimos que la luna
era una bicicleta—
y regresabas a la gran fiesta
de la apertura de tu maleta.
La Abuela se enfurecía
de tus sinfonías parisienses,
i los chicuelos nos comíamos
tus peras de cera.

(Oh tus sabrosas frutas de cera)

Tú comprendes.
Tú que estuviste en el Louvre,
entre los mármoles de Grecia,
y ejecutaste una marcha
a la Victoria de Samotracia,
tú comprendes por qué te hablo
como una máquina fotográfica
en la plaza de la Independencia
de las Cosmópolis de América,
donde enseñaste a criar Centauros
a los ganaderos de las Pampas.

Porque, buscándome en vano
entre tus cortinajes de ensueño,
he terminado por llamarte
«Maestro, maestro»,
donde tu música suntuosa
es la armonía de tu silencio…
(¿Por qué has huído, maestro?)
(Hay unas gotas de sangre
en tus tapices).

Comprendo.
Perdón. Nada ha sido.
Vuelvo a la cuerda de mi contento.
¿Rubén? Sí. Rubén fue un mármol
griego. (¿No es esto?)

«All’s right with the world», nos dijo
con su prosaísmo soberbio
nuestro querido sir Roberto
Browning. Y es cierto.

paisano inevitable, te saludo
con mi bombín,
que se comieron los ratones en
mil novecientos veinte i cin-
co. Amén.

NOTA EN UN LIBRO DE HISTORIA

Mientras hojeo historiadores y toma notas
Un pajarito canta entre las hojas de una rama
Y su canto
un silbido, tal vez una llamada
me saca de la Historia.

NO VOLVERÁ EL PASADO

Ya todo es de otro modo
Todo de otra manera
Ni siquiera lo que era es ya como era
Ya nada de lo que es será lo que era
Ya es otra cosa todo
Es otra ere
Es el comienzo de una nueva era
Es el principio de una nueva historia
La vieja historia se acabó, ya no puede volver
Esta, ya es otra historia

Otra historia distinta de la historia
Otra historia contraria de la historia
Precisamente lo contrario de la historia
Precisamente lo contrario del pasado
No volverá el pasado

Precisamente es el pasado lo vencido
Precisamente es el pasado lo abolido
Precisamente es el pasado lo acabado
Ya el pasado realmente ha pasado

Ya el pasado realmente es pasado
El presente presente el futuro futuro
Antes era el pasado el presente el presente el pasado
Era imposible separar el presente del pasado
El pasado el presente el futuro eran solo el pasado
Pero el pasado ya ha cambiado aun de significado
Todo el pasado ha sido juzgado y condenado
No volverá el pasado

Aun la misma palabra pasado tiene ya otro sentido
Y lo mismo la historia y la palabra historia
Porque la historia no era ya sino pasado
Historia ya estancada, fosilizada
Desde 1936 estaba detenida, empantanada
Era ya historia muerta, historia sin historia
Historia en la que el pueblo no contaba
Pero la historia es ya otra historia, nueva historia
Puesta de nuevo en marcha por el Frente
Puesta de nuevo en marcha por el pueblo
Ya es solo historia lo que el pueblo quiera
Ya es solo historia lo que el pueblo diga
Ya es solo historia lo que el pueblo haga
La historia ahora cambiará de nombre
Tal vez se llame simplemente pueblo
Tal vez se llame simplemente vida
Tal vez revolución. Verdad. Justicia.
Tal vez se llame solo Nicaragua

No hay ya palabra que no tenga otro significado
Ya las palabras tienen significado verdadero
Quiero decir, ya tienen verdadero significado
Quiero decir que ya significado quiere decir significado
No otra cosa distinta y mucho menos lo contrario
Lo que debe decir, no lo que quiere callar o falsear
No lo que quiere disimular o simular
Sino sencillamente lo que quiere decir
La lengua ya estaba del todo corrompida
Una lengua que no servía más que para mentir
Una lengua que era a la vez mal español y mal inglés
No la lengua nicaragüense que habla el nicaragüense
Sino solo un galimatías confeccionado para engañar y robar
y matar y mantenerse en el poder
Una angloalgarabía comercial para explotar el pueblo consumidor
Y sobre todo un modo de convertir en dólares el sudor del
pueblo trabajador

Pero la lengua como todo lo que te fue robado
Como todo lo que te fue robado en el pasado
Todo ha sido por fin recuperado
Solo de ti depende que sea tuyo ahora
Ya verás que tu lengua va a renacer purificada
Cada palabra ha sido pasada por el fuego, tratada en el crisol
Cada palabra tiene nuevo sentido
El sentido de cada palabra, su propio sentido
Con el que fue inventada y acuñada, puesta en circulación
Aun su sentido original es ya un sentido nuevo
El sinsentido mismo tiene sentido
Como diría Joaquín Pasos, en el sentido de sentido y de
sentido
Porque si no es sentido no es sentido
Si no se siente no es sentido
Es, pues por ti, por vos, por todos
Que por primera vez en Nicaragua
Todo es sentido
Es con sentido, consentido
Todo tiene sentido
La verdad ya es verdad
La mentira mentira
La patria Patria
y Nicaragua Nicaragua

La libertad por primera vez es libertad

Ya las palabras pronto serán las mismas
Ya pronto seran lo mismo las cosas y las palabras
Pronto será la misma cosa la palabra y la cosa
Como serán lo mismo las palabras y las obras
Como decía Santa Teresa las palabras son obras
Pronto vendrá la clarificación de las ideas
La redefinición de las palabras
La redefinición de la palabra revolución
La redefinición de la palabra sandinista
(Sandinista quiere decir nacional
-ha definido Tomás Borge
Sandinista quiere decir nicaragüense
ha definido Tomás Borge)
Y la Revolución va a definir lo que es nicaragüense
Como el pueblo va a definir lo que es revolución
Como ha pasado ya el pasado y viene ya el futuro por la
Revolución
Como por la revolución es ya todo es por primera vez
Es por primera vez en Nicaragua que una revolución es la
Revolución
La primera revolución contra todo el pasado
La primera que en realidad lo ha derrotado
La que de viaje lo ha borrado del mapa de Nicaragua
Hasta dejarlo todo en blanco o mejor dicho, en negro
Un agujero negro, un hueco negro, un hoyo negro como los hay en las
galaxias
Eso es todo lo que ha quedado de todo el pasado
Por lo que solamente los del pasado viven en el pasado
Únicamente los del pasado añoran el pasado
Pero no se equivoquen. Ya nadie en Nicaragua será engañado
No volverá el pasado.

NIHIL NOVUM

No busques nada nuevo, ¡oh mi canción!;
nada hay oculto bajo el rascacielo,
nada en la máquina que sube al cielo,
nada ha cambiado desde Salomón.

Es muy antiguo el hombre y su pasión,
guarda en el nuevo día el viejo anhelo,
bajo la nueva noche igual desvelo
y el mismo palpitar del corazón.

No te engañen los nuevos continentes,
con sus plantas, sus bestias y sus gentes,
ni sus canciones con su nuevo acento.

Todo lo que dice algo ya está dicho:
sólo nos queda el aire y su capricho
de vagos sones que se lleva el viento.

Mientras hojeo historiadores y toma notas
Un pajarito canta entre las hojas de una rama
Y su canto
un silbido, tal vez una llamada
me saca de la Historia.

MATER AMABILIS

Libre ya del amor que aturde y ciega
canto ahora a la dueña de mi casa,
cuando atareada en sus quehaceres pasa,
cuando rodeada de mis hijos llega.
Porque en los juegos de sus niños juega
y la medida de mis dichas tasa,
porque revive en el hogar la brasa
y la maceta de claveles riega.
Por eso y por aquello y por lo mismo
en el misterio del hogar me abismo
juntando compañía y soledad.
Mientras florecen en la amada esposa
—cinco retoños rubios y una rosa—
los frutos vivos de mi libertad.

LO DICHO, DICHO

Si amarga el dedo sed para mi labio
sufro al tocar tu frío como amigo
si sierpe al corazón la hiel al hígado
no me despeja el cielo y me despeja.

Si colmena en tu rosa era mi nido
y yo de miel en tus venas corría
corro tu vida vivo y muerto muero
mas súbito el abismo amor vacío.

No quiero ser no puedo sola nada
sola te quiero sólo tierra y cielo
sé tú mi cuerpo sólido en tu cuerpo
que abismo me hundo y nada me desdigo.

De presencia absoluta ansia te oprimo
si bajo espera tierra que te caiga
si subo estrella sube que te siga
sea o no sea soy donde te quemo.

Quiero de tu ojo el otro insospechado
que antes que pensamiento es ojo vivo
quiero el eje del mundo en que tú giras
y tu estrella natal sexo de fuego.

No te sospecho más que mi sospecha
porque si eres verdad lo dicho, dicho
la dicha dicha si presente siento
que todo lo demás mentira miento.

IDILIO EN CUATRO ENDECHAS

De nuevo. Sí. De nuevo
siento que voy, que llevo.

En el tren, en los trenes,
siento que vas, que vienes.

Inútil preguntar
a la tierra, a la mar,
a la estrella polar.

Ni la arena, ni la espuma, ni la estrella
darán razón de ti. De ella.
Pero te esperaré. Te espero en las esquinas,
a ver si vas, si ves, si lo adivinas.

HIPÓTESIS DE TU CUERPO

Sé que no me creerán como a espejo sin fondo
que el movimiento clava tu vórtice de armadas
donde momentos miles primeros segundos en roca a pique
ya me esperaban en ti girando.

Aunque dijera que no tenías mar
ni que toda tu espuma en tu interior de piedra habita
m por sangre espumosa esculpida menos viva
ni carcomida,
sino por la frecuencia de tus pecas algo se congregaba.

Porque esperaban la que eras visible
si es que alzabas las manos de concreto
puesto vestido de labrador ya no tarjeta de visita
mientras hay llamamiento de flores a piano
y con tu duelo gigantesco gastas otra violeta
si solitaria,
lo cual no puede aunque posible.

Todo ello en brisa regular compuesta a sentimiento…

Porque esperaban miedo que te clamara a muerte:
«Yo te comparo a un faro»
explicando tu pelo despacio de noche.

No es comparando.

FEBRERO EN LA AZUCENA

Cuando ya nada pido
y casi nada espero
y apenas puedo nada
es cuando más te quiero.

FEBRERO EN LA AZUCENA

Ya está seco el camino del río al valle y secos los
senderos.
Ya el río enseña el espinazo de piedra de su raudal como
un potrillo flaco la fila de sus vértebras
Ya un friso oscuro marca en los paredones de la orilla el
nivel que alcanzó la crecida en el invierno
Ya brilla el sol en los bancos de arena
Verano

Ahora es cuando salen a calentarse en los bancos
de arena los lagartos. Donde sale una
hembra salen pequeños machos. Sale uno
grande que los ahuyenta con ruidosos
colazos. Como un hombre pesado que in-
tenta hacer la planca, torpemente se
levanta sobre sus cortas patas y avanza
hacia la hembra inconmovible, oscilando
el extremo de la cola. Con la palanca
de su larga trompa quiere volcarla. Va-
rias veces la empuja bajo el codillo.
Por fin la vuelca y la tiene indefensa.

Ahora es cuando bajan las manadas de chanchos de
monte de las montañas a los llanos para
comer coquitos. Se oyen de lejos los
chasquidos de sus dientes. Las crías van
aparejadas a las madres rozándoles las
costillas. Los machos buscan las hembras
cuando sombrean y se bañan en los charcos.

Ahora es cuando los tigres siguiendo a las manadas
de los chanchos amenazan a los ganados
que también han bajado a los llanos. Los
leones pumas cazan terneros. El tigre
osado y el león ya cebado de la carne del
cerdo, roban chanchos caseros junto a los
mismos ranchos del caserío. Se oyen
las hembras bramar de noche y el ronco bramido
bajo los machos. Y el grito, el grito,
el grito insondable del oso caballo.

Ahora es cuando aparece una pareja solitaria
de pelícanos que llegan todos los años
desde el mar. Y las parejas de martimpeñas
bailan con lento paso militar durante días.

Ahora es cuando suben al río los róbalos de
mar para el deshove.
Ahora es cuando encuentran viscosos nudos de
víboras.

Celo
Es el tiempo en que abunda la caza en donde quiera.
Cususcos o armadillos cruzan por los senderos
meterse en sus hoyos. Los perros se fasti-
dian de perseguir guatusas. En criques y que-
bradas se ven guardatinajas o tepescuintes.
Se hallan venados en los tacotales. Venados
de ramazón. Venados cabros. Es posible aga-
rrar cachorrillos de tigre y manigordas
o tigrillos de piel de terciopelo. Dantitos pintos y
venaditas temblorosas. Y también nutrias o perros de
agua de piel más suave que la gamuza.

Es el tiempo de las pavas, las perdices, las gongolonas, las
becadas o chochas que llaman chúes los niños y
sobre todo de las palomas. Paloma tora. Paloma
posolera. Paloma azul. Paloma patacona. Y la paloma
penadora que da un quejido breve, profundo y espa-
ciado que no se sabe de dónde viene cambia de sitio
y causa angustia.

Es el tiempo que dan los marañones en el marañonal
de Larios

Es el tiempo de los nidos y de los huevos de colores.
Fecundidad

Han florecido todos los árboles. Los corteses
están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en
el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado.
Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpu-
las de oro de las siete ciudades. Los robles están
cuajados de crespas flores nacaradas. Laurel y sota-
caballo perfuman todo el aire con la fragancia de sus
blancos ramilletes. El capirote de flores de un blanco
de espuma. El almendro de monte, moradas,
el hombre-grande, rojas. Y la coaba, lilas.

Han florecido los matorrales, las orillas de los caminos, las
cercas, la humilde escoba de sus florecitas amarillentas.
Cuando ha soplado el viento el río se cubre de
flores y hasta las criques arrastran pétalos.
Vuelan abejas y mariposas.

Han florecido las yedras y las enredaderas de la montaña.
Amapolas. Veraneras.
Han florecido las orquídeas.
Polen

Ya desde ahora anuncia el tiempo de Semana Santa, con
un silbido de penitencia, un pajarito pardo casi invisi-
ble.
El pajarito del Espíritu Santo
Misterio.

Verano en La Azucena.

Esta ceiba que da sombra a mi casa
es propiamente heráldica. Sería
el emblema perfecto de tu escudo
si esto que grabo aquí fuera tu lema:
Ella no sabe de lo que de ella escribo
pues ser lo que es y no saberlo es ella.

ESCRITO EN LA CORTEZA DE UNA CEIBA

Esta ceiba que da sombra a mi casa
es propiamente heráldica. Sería
el emblema perfecto de tu escudo
si esto que grabo aquí fuera tu lema:
Ella no sabe de lo que de ella escribo
pues ser lo que es y no saberlo es ella.

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El borracho - Antonio Plaza

Generoso en la copa, ruin en todo;
ronca la voz, inyecta la mirada,
párpados gruesos, faz abotagada
y siempre crudo cuando no beodo.

Perdida la razón, goza a su modo,
y nunca estar en su razón le agrada;
que el vino es todo, la razón es nada,
y sólo vive al empinar el codo.

Cuando al inflamarle empieza el aguardiente,
lenguaraz, atrevido y vivaracho,
es intrépido, franco y excelente

amigo; pero juzgo sin empacho
que no es franco, ni amigo, ni valiente;
porque el borracho, en fin, sólo es . . . borracho.

Antonio Plaza nació en Apaseo el Grande, estado de Guanajuato un 2 de junio de 1833, sus padres fueron José Ma. Plaza y María de la Luz llamas, de niño fue enviado a la ciudad de México a estudiar en el Seminario Conciliar, donde solo tenia dos opciones, estudiar Jurisprudencia o tomar una carrera Eclesiástica. Plaza esgrimió la pluma del periodista defendiendo las nuevas ideas, y sus trabajos llenaron las columnas de "El Horóscopo", "La Idea", "El Constitucional", "La Luz de los Libres" y muchas otras publicaciones por el estilo.