A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Angélica Tanarro

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DE MENTIRIJILLAS [Mi poema]
José Cantabella [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Dormir eso es vivir estando a oscuras
con riesgo a tropezar en las paredes,
dejando que el cerebro haga locuras,
sin nadie a criticar si es que te excedes.

Durmiendo las penurias se acabaron
pues sueñas y presumes de ser rico,
que deudas, si tenías, se apagaron,
ya puedes rebuznar como un borrico.

Si notas que las cosas van mal dadas
y en eso te despiertas, no hagas caso,
promete no volver a las andadas
o jura no has de hacer más el payaso.

Vivir cuando se duerme, alucinante,
morir, puedes morir, sea de pena,
un paso dando atrás, otro adelante,
morir si es de mentira no es condena.

Que he muerto yo en un sueño varias veces
y estoy aquí vivito y coleando.
Me dicen tú tendrás lo que mereces,
yo digo que a la muerte vayan dando.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Cantabella

SIN MIEDO

(A Carmen, ese bello vivir)

Miedo, lo que se dice
miedo, no, es
algo diferente;
la incertidumbre
del mañana,
lo desconocido otra vez,
los estragos del cuerpo,
la Vincristina pasando,
la acumulación de heridas;
aunque la cueva, el
refugio del amor
hace
que ese miedo
sea
un enemigo
ya menor,
controlado, aprisionado,
vencido ahora
por los días y las noches
de este bello
vivir, que es
vivir contigo
sin miedo.

MI ALMA

(Juan Ramón Jiménez, en memoria)

Mi alma es hoy
(gracias a ti, Lamia)
mariposa blanca, un amor
cuyas alas, siempre,
toman tus manos:
esas orquídeas blancas
de la mañana.

KISS

El beso que ahora
te doy, Lamia,
es
como una fuente
que ríe, y empapa
tu bello rostro,
además, es
como aquel ángel
que al pasar
crea en ti, no un silencio
sino una hermosa
sonrisa, y añade
una peca más.

El beso que hoy
te ofrezco, Lamia,
cruza, también
mi alma, y
sólo tú
puedes sentirlo, ese beso
que mañana
hará crujir
mi hollado corazón.

UN CUADRO DE GIORGIO DE CHIRICO HECHO POEMA

Me desvestí
en el Louvre ante Velázquez. Después
empecé a disfrazarme despacio
para retratar-
me, no para ser
el vanidoso pintor retratado
con trajes de otras épocas clásicas,
sino porque aquéllos
eran
más coloristas
y ricos. Busqué siempre
la belleza,
materia del verdadero oficio de pintor;
un juego de emulsiones, sensaciones
complejas
que son muy difíciles de pintar.
La pincelada
dicha en su perfecta manera,
en hermosa horizontalidad:
esa armoniosa
conexión entre trazo y cerebro. Esa
gracia divina
que Natura me concedió;
naciendo así
mi arte sin resistencia. Luego
estudié
la relación, el vínculo,
la idea de la existencia,
la precisa visión,
miradas interiores metafísicas,
Materia pura, meditación
de lo cotidiano;
figuras de maniquí, y así hallé
inteligencias sobre-
impresionistas, naturalezas muertas:
la metafísica. Más tarde
acometí oleos que eran
vidas silenciosas.
Piezas sueltas se unieron
ante mí, desafíos, naturaleza mundana.
Fuerza y audacia aquél interior, objetos,
techo y cielo, tratar de entender y expresar
la voz remota se las cosas:
una estatua, un templo,
lo clásico, gladiadores, la nostalgia
antigua de
Atmósferas literarias,
una novela desconcertante
pinté
con mis pinceles,
para vestirme en el Prado
mirando, ahora yo,
al maestro Velázquez.

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MI POETA INVITADA:  Angélica Tanarro

Es el amarillo que suena en el aire.

Alegría y blandura
para pies resignados
a una huella incandescente.

Alegría o coartada o clavo ardiendo…

Al fin amarillo tregua
instante de luz
armónico latido
en este tren veloz hacia lo incierto.

¿Está todo dicho?

Preguntas al brezo y a la escarcha
al espejo y a las horas muertas
al dolor
siempre al dolor…

Mientras tanto las convocas
buceas su caudal
arañas el moho y la costumbre
deseas su más nítido perfil

­                             para que sigan nombrando lo que importa.

Asomarse al declinar de las acacias

es su forma de durar.

La mano que sostiene el visillo
levantó varias vidas
aunque apenas recuerde
la risa en el teclado
ni el ángel rubio que pasaba las hojas.

Sonríe
y la música ilumina la calle
donde vivos y muertos la saludan.

No está sola.
Las agujas de piedra
defienden su caudal
y los múltiples paisajes
que se adivinan en sus ojos.
menoscuarto Ediciones