A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

AMADO NERVO

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FANTASÍA DE UNA NOCHE [Mi poema]
Ciro Alegría [Poeta sugerido]

MI POEMA...de medio pelo

 

La vida va bailando por la acera
de un pueblo cuyo nombre no recuerdo,
por mucho que lo intento ya me pierdo,
se dice que el que espera desespera.

Avanza tropezando a cada paso
cual fuera un invidente que anda a oscuras
tratando de evitar poner suturas,
testigos de su intento y su fracaso.

Presiente se aproxima el precipicio
pues tiene que pagar por lo que ha hecho,
hurgando en el pasado con despecho
consciente que no existe algún resquicio.

Fantasmas son del sueño de una noche
en que ella allí se encuentra obnubilada,
debiendo de arribar otra alborada
volviendo a clarear, poniendo el broche.
©donaciano bueno

Los sueños y la razón polos opuestos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ciro Alegría

EL CABALLO FRATERNO

caballo canelo

Viento puneño se trenzó en sus crines
y en sus cascos chispeaban pedernales.
Cedro y nieve le hicieron la color reluciente.
Caballo hermano,
bueno cual retazo de viento.
De un relincho domaba cuanto cerro saltaba al paso
y los caminos eran hechos polvo por sus ojos tatuados de
(relámpagos).
Se hacía acompañar de espuelas
para marcar mejor el paso franco.
Juntos atravesamos mil caminos,
pasamos hambres,
equilibramos nuestras angustias en los desfiladeros
y nos envolvieron soledades donde era sombra la única presencia.
Los dos vivimos sobre la amplia puna
fía y enhiesta,
que afilaba peñascos, batía truenos y aguaceros,
cavando precipicios a un lado y otro del camino.
Se llamaba Canelo,
y era todo él un corazón latiendo.
Caballo hermano,
ahora es más grande que nunca tu recuerdo.
Ahora que voy a pie los caminos
y escucho tu relincho como un largo lamento.
(De Paz en la tierra)

EL POEMA INACABABLE

Como el pulso en mi mano estás en mí,
como este movimiento en mi mano que ondula y mi aptitud
de ver en la mirada.

Mas te oigo con la yema de mis dedos,
y mi cuerpo es lo bronco en el dúo arterial de nuestros cuerpos.

Yo dejé mi pasado entre cactus y cerros magueyes de angustia
y ahora estoy aquí- rendido- igual que un animal extraño.

¿Y tú? Si pudiera decirlo yo diría que vienes
como pulpa de noche, agitada por raras convulsiones eléctricas.

Y ahora, ambos a dos, aquí, en la palma de Dios
o solamente en la
quiromántica palma de la Vida.

Ambos a dos, aquí, abrochados de angustia por espacios ignotos
donde en el fondo, acaso, están llorando niños.

Ya no contamos nada. Ni siquiera alegrias ni lágrimas.
Es una queja alegre ésta del «da y toma» de las mayores ansias.

Yo voy a ti, pirata.
Y ven tú a mí, saquéame!…
…hasta la fiebre y el cansancio y la desesperación y
la caída.
Naufragamos en islas de soledad.
Perdidos, sordos y yertos al clamor lejano,
estiramos los brazos vanamente, tratando de encontrarnos…
En Índice de la poesía peruana contemporánea, 1938

Un poema dedicado a ti

Te admiro

Te admiro al conocerte,
te conozco al verte,
te veo al saber de ti,
de ti lo sé todo,
lo sé todo por mis sentimientos,
mis sentimientos crecen gracias a ti.

Tus letras son melodías,
me tranquilizan el alma y la mente,
tu musa es notable,
tan notable como para crear maravillas.

Te describes en tus anécdotas,
te reflejas en tus hechos,
eres sabio como inteligente,
creativo como un toque de arco iris.

Eres tan patriota como los colores rojo y blanco,
ayudaste a mi patria y a mi ser,
aprendiste a amar creando versos,
defendiste a los humildes,
me enseñaste a siempre querer mas,
a querer ser como tú,
te admiro.

POEMA A CALIXTO GARMENDIA

Creaste un hogar protegiendo a tu familia
Esperaste crecer para ser afortunado
Si viene alguien que te quita lo soñado
No retrocedas que no hay otra vida.

Reclamas, reclamas y no se solucioa nada
Has hecho de todo para evitar esa rica raza
Esa que viene y te miente
Eres tú ahora el que les advierte
¿Es necesario llegar a matar?
Podría seo llegarte a gustar
Solo ponnte a pensar
Que cualquier bicho te va a mirar.

Mientras tanto trata de evitarlos
Es ahí cuando están desesperados
Y si te dan un martillazo
El pueblo corre a matarlos de un porrazo.

Calixto Garmendia es tu nombre
Lleva alto a ese buen hombre
No te des por vencido
Tú puedes, mi buen amigo.

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Amado Nervo

El fantasma y Yo

Mi alma es una princesa en su torre metida,
con cinco ventanitas para mirar la vida.
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó.
y tu alma, que desde antes de morirte volaba,
es un ala magnífica, libre de toda traba...
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen,
no como son de suyo, sino como aparecen
a los cinco sentidos con que Dios limitó
mi sensorio grosero, mi percepción menguada.
Tú lo sabes hoy todo..., ¡yo, en cambio, no sé nada!
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

JUGANDO AL IGNORANTE [Mi poema]
José Kozer [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

La ignorancia cotiza por millones.
Yo era un niño jugando al ignorante
y él, maestro de escuela que, farsante,
me enseñaba a jugar sin condiciones.

Era diestro en las artes del trilero
que sabe manejar su cubilete;
como un dado yo mismo era un juguete
en pos de dios, mis padres y del clero.

Una especie de imberbe jovenzuelo
portando una canana sin cartuchos,
saliendo a disparar los aguiluchos,
metido hasta las trancas en un duelo.

Poco más que una caña sin anzuelo
que se echa en un lugar donde no hay peces.
Inútil es cambiarlo por las preces,
ni aunque reces o saques el pañuelo.

Y, adulto, sigo hoy siendo analfabeto,
-yo fui un niño jugando al ignorante-
que tuve que seguir hacia adelante
y sigo aún sin saber donde me meto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Kozer

No sé qué es el cabrilleo de la luz al mediodía en un canal de agua…

No sé qué es el cabrilleo de la luz al mediodía en un canal de agua.

La garza erguida siente hambre en su curva no sé si siente hambre o come
garza,

Y los insectos que devora no sé qué tienen que ver con la luz al mediodía
cabrilleando en un canal de agua.

Me quito la camisa no sé si la semilla de algodón o lino dio la horma las tijeras
el dedal el hilo del cortador que fue toda una vida mi padre
confeccionando de unas semillas, trajes.

Yo no sé si fueron trajes venideros.

No tengo la menor idea yo no sé del cuerpo interior de mi mujer la hechura de
sus alumbramientos no sé en verdad del sufrimiento de
Doña Leonor sus hijos el hidalgo caballero Don
Manoel de Sousa Sepúlveda su esposo en la historia
trágico marítima que estoy leyendo en el confort de
mi cuarto domingo año dos mil un lugar llamado
hallandale.

Somnoliento no sé si el que recuesta la cabeza entrecierra los ojos sobre un alto
cúmulo (cuatro) de almohadas (a causa de una hernia de hiato)
es quien escribe estos versos (no sé) o los escribe el
hambre de la erguida garza al curvarse el hambre de
vida del padre (sastre) muerto (hace más de una
década) ó el insecto que devora devora (ensimismado)
tan tranquilo tan hecho a su imperio.

Señor, de la enramada broten cocuyos…

Señor, de la enramada broten cocuyos brote flor de cerezo un cuenco de cere-
zas a la mesa una mesa de cerezo un mueble consola doce cuencos
multiplicados para los comensales de la comarca (Señor) el
cerezo aún cuajado para las bandadas interminables de paros
carboneros herreruelos gorriones.

Omnipresente, ciega mis ojos a todo impedimento que viene del miedo haz que
reencuentre como corresponde a mis progenitores sus
progenitores formando corro celeste a la alta puerta de
Jerusalén de la cintura (talle) del brazo bailando un
danzonete en la quietud de una puesta de sol en un
horizonte jade.

Omnisciente, encuentre yo el vestido amarillo de Ajmátova enterrado entre unas
piedras a la orilla del mar me siente a su lado a verla (escucharla)
componer un poema en Slepnyovo en Tsarskoye Selo
sobre el vestido amarillo que escondió entre unas piedras
se echó a nadar desnuda al mar (Señor) trenza mis cabellos
vísteme de seda amarilla estampada con flores de cerezo un
broche de jade la piel jaspeada de aquel color que tuve en mi
adolescencia señálame en arco (vuelta de carnero) el camino
de regreso (¿sabré si he de quedar en alto en un punto de luz
encrucijada de cuatro vientos cuatro puntos cardinales al eje
todos a un eje, culminados?).

Rey de Reyes concédeme el borde el terrón la hoja del laurel de Indias a punto
de desprenderse el grumo de la arcilla la miga la escoria el cendal
el harnero la harina candeal y la paja las barbas del maíz la
panoja corolas sépalos raíces adventicias corpúsculos de la
astilla un cisco del cisco una esquirla de serrín el hilo la
hilacha la gota de hiel en la boca de la mosca a la miel (Señor)
para mi hambre para mi hambre.

Un campo de achicoria…

Un campo de achicoria.

La vaca pastando la vaca pastando.

El campo agostado un último ramillete de achicoria en el florero de casa.

Círculos en derredor de sí misma el aura tiñosa.

Secos los campos muerta la flor de achicoria en el florero.

La tiñosa cebándose la tiñosa cebándose de la víscera azul de la res.

Una escalera de caracol…

Una escalera de caracol

A manera de símbolo me rapo la cabeza.

Una postura de loto intermedia (respiración) diez minutos.

Guadalupe me trae una taza de anís estrellado.

El ajuar de los reyes las arras de príncipes, potestad de las crines.

Subo al altillo, Aldebarán: bajo a desayunar, efigies

Siervo: y Dios, cáliz de las miríadas labor hilada de golpe {bordado) de las
encrucijadas con nada coincide.

Una tediosa adolescencia en una isla tropical…

Una tediosa adolescencia en una isla tropical.

Sólo recuerdo una mesa unos padres a la mesa una hermana: suma de millares de
días con sus mediodías (a la una de la tarde,
el almuerzo).

¿Qué vestían mis padres; quiénes eran? No recuerdo uno solo de los vestidos de
mi hermana (¿en qué pensaba?). ¿Y la mesa; y la mesa?

Bosques barnices entalladuras (incontables formas geométricas): una penumbra
inabarcable ocupa el espacio de una mesa de comedor.

Siete años todos los días treinta minutos la hora del almuerzo (cuatro)
personajes, a una mesa: mi hermana es de terebinto mis padres
rombos
dando vueltas sobre un vértice (mudo) de caoba:
y yo miro y yo miro una pupila negra una pupila
roja (veo) el ojo de ébano del padre el ojo de pino rojo
de la madre cruzarse en la superficie de un espejo, al
fondo: salimos en silencio, del comedor. A los pulidos
círculos concéntricos de una madera preciosa
(lisa) (lisa) a la incorpórea superposición de cuatro
figuras tras las dos ventanas, de ajimez.

Voy a participar del movimiento de las constelaciones…

Voy a participar del movimiento de las constelaciones.

Astilla o chispa del meteoro.

El agua está plácida el pez se esconde en los arrecifes: voy a cantar siguiendo el
sinuoso camino del riachuelo a una desembocadura de
juncos: un caramillo, a la boca.

Un pañuelo de hierbas un abanico de anémonas.

Descarto prosopopeyas metalepsis anagoges y demás proposiciones del
conocimiento formal.

Me desbanco: soy carnal, canto. Abrádeisme, madre, puertas del palacio (canto)
siguiendo ahora el contorno de mi silueta.

Un mantel (en) la pradera extensa (ábaco, las constelaciones): amapolas a la
desembocadura (lirios) (nébedas).

Llámame, avetoro: llama a mi silueta, garza. La boca cuajada de bardana ya crece
el algodoncillo en la pana de mis pantalones.

Aleluya la marta el ratón almizclero (alforfón, la boca) su flor atestando el
granero (postura de loto).

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Amado Nervo

Obsesión

Hay un fantasma que siempre viste
luctuosos paños, y con acento
cruel de Hamlet a Ofelia triste,
me dice: ¡Mira, vete a un convento!

Y me horroriza prestarle oídos,
pues al conjuro de su palabra
pueblan mi mente descoloridos
y enjutos frailes de faz macabra;

Y dicen salmos penitenciales
y se flagelan con cadenillas,
y los repliegues de sus sayales
semejan antros de pesadillas...

En vano aquella visión resiste
el alma, loca de sufrimiento;
los frailes rondan, la voz persiste,
y como Hamlet a Ofelia triste,
me dice: ¡Mira, vete a un convento!

HE VISTO A DIOS EN MI AZOTEA [Mi poema]
Beatriz Spiegel de Víquez [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

He visto. He visto a dios en mi azotea
y en mi mente febril a dios he visto,
lo mismo que yo he visto cuando mea
el niño que alargando se recrea
el pis que hace regar dándose el pisto.

Y yo he creído acertar a ver e insisto,
a un tal King Kong luchando en las peleas,
cual si fuera Mahoma o Buda o Cristo
y en sueño he visto a dios. no me resisto
allí donde yo voy aunque no creas.

Pues creo en él cual creo en los desiertos,
que existe el mal, tropel de calaveras,
muertos de hambre, de sed, de hechos inciertos
de niños que al nacer ya nacen muertos
y el cansancio que sigue a las esperas.

Y creo en esos seres que inventaron,
al tiempo que taparon sus miserias,
al mismo dios, Y es que necesitaron
creer ser ellos dios, que ellos lograron
dejar sólo de ser monos de ferias.

Comprendo, sin dudar, de ti me fío,
tristes que si no, no hay más remedio,
vivimos en constante escalofrío
soliloquios, lamentos, cieno impío
¡venga dios y nos libre de este asedio!
donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Beatriz Spiegel de Víquez

La receta

Amanece: un sol de plata
va llenando la pradera
de mil brillantes que tiemblan
de emoción entre la hierba.

Caminito del poblado;
se divisa una pareja;
al mirarla, se diría
que no camina, que vuela.

Ella lleva entre sus manos
una niñita pequeña;
él va mirando el camino
con ojos donde la pena
habla del dolor que siente
por llevar su niña enferma.

Llegan por fin al poblado,
todo en él denuncia fiesta:
las mujeres con sus galas,
los caballos, la barrera,
las cucañas desafiantes
que hacen volar las quimeras;
pero indiferente a todo
pasa veloz la pareja:
que la niña se les muere,
que no han venido a la fiesta
sino en busca de un remedio
para salvar a la nena.

Al llegar ante el doctor,
la colocan en la mesa,
con una angustia infinita
que sólo el rostro refleja.

Hay un silencio de muerte,
hay un silencio que pesa
como loza de granito,
sobre la pobre pareja.

De pronto el doctor se vuelve:
_“Está muy mala la nena,
si no la atienden ligero,
es posible que ella muera.
A mí me deben diez pesos,
preparen esta receta”.

Romance de la niña triste

Triste, muy triste, la niña
de la montaña bajaba;
sus dulces ojos tenían
el fulgor de la esperanza

Salió de casa solita
con el alma apretujada,
pues dejaba moribunda
a su madre que adoraba.

Tierno corazón de niña
gemía mientras caminaba:
“Salva, Dios mío, a mi madre;
Diosito, a mi madre salva”.

Nunca supo cuanto anduvo,
sus angustias eran tantas;
el cielo no la escuchó,
la niña agotó sus lágrimas.

La encontraron muertecita:
sus ojos ya no brillaban…
Tarde de luto en el pueblo.
A la pequeña amortajan.

¡Temblores de bronces roncos
y sollozar, de campanas!

La señora pata

¡Qué raro camina
la señora pata!
Parece que fuera
bailando una danza.

Se mueve de un lado,
la cola levanta. . .
¡Qué gorda y pesada
la señora pata!

Noche de alegría

Viene Nochebuena,
viene Navidad,
y con ella el Niño
que es luz y bondad.

Dicen que le trae
preciosos juguetes
al que ha sido bueno
en los doce meses.

Yo creo que lo he sido,
¿qué dices papá?
¡Sueño con la noche
de la Navidad!

Madre

Madrecita santa,
madrecita buena,
cuando tú me cantas
se duerme mi pena.

Dulce madrecita. . .
Madrecita buena. . .
Blanca margarita,
preciosa azucena.

El mar es pequeño,
grande mi cariño;
porque eres mi sueño,
mi sueño de niño.

Mi libro

Hoy tengo mamita,
un amigo nuevo.
Dice la maestra
que es bueno y sincero.
Que si yo lo cuido,
que si yo lo quiero
él ha de enseñarme
a ser siempre bueno.
Míralo: ¡es el libro
mi gran compañero.

Mi bandera

Banderita de mi Patria
con tus colores tan bellos,

yo te llevo banderita
en el fondo de mi pecho.

Cuando, graciosa, te miro
elevarte hacia los cielos,

me siento muy orgullosa
de haber nacido en tu suelo.

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Deidad - Amado Nervo

Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo en un dolor constante y fuerte
al choque, brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.

No te quejes, por tanto, del destino,
pues lo que en tu interior hay de divino
sólo surge merced a él.
Soporta, si es posible, sonriendo,
la vida que el artista va esculpiendo,
el duro choque del cincel.

¿Qué importan para ti las horas malas,
si cada hora en tus nacientes alas
pone una pluma bella más?
Ya verás al cóndor en plena altura,
ya verás concluida la escultura,
ya verás, alma, ya verás...

Comentario: Sobre mi........Amado Nervo era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, o en realidad, así trascendió en gran parte del mundo. La verdad es que su padre modíficó su apellido de Ruiz de Nervo a simplemente Nervo, y le dio su nombre a su hijo, Amado. El propio escritor ha bromeado con que parte de su éxito puede deberse a la sonoridad de su nombre. Se destacan en este poeta del movimiento modernista nacido en 1870 en Tepic, sus poemas La sombra del Ala, En paz, Orfertorio, Me besaba mucho, Una flor en el camino y Madrigal.

ALMA SAMARITANA [Mi poema]
Carlos Arturo Imendia [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Daría mi alma al diablo si el diablo lo admitiera
partiendo del supuesto que el alma sirva de algo,
si poco es lo que queda, coger lo que quisiera
o con piedad pidiera decirme nada valgo.

Pues mi alma anda jugando con las cartas marcadas
haciéndome renuncios al tiempo en dos partidas,
fingiendo ser amable o entre las barricadas,
donde me siento reo de las causas perdidas.

Me indica sea bueno y a veces me traiciona,
cuando más me motivo, cuando más me intereso,
no sé si soy humano, no sé si soy persona
que lucha y que fracasa por alcanzar un beso.

Que temo aquí al pensar si ella es samaritana
que abraza a los que sufren así no haya razón
dudando al elegir, que nunca da en la diana,
si es justo eso que algunos tildan de compasión.
©donaciano bueno

Y tú por qué darías tu alma? Share on X

Los católicos hablan de caridad, de compasión, de limosna; los llamados progresistas de izquierdas, de justicia distributiva; todo el mundo se da golpes de pecho ante la gente que pasa penurias pero nadie es capaz de renunciar a sus prebendas.

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Arturo Imendia

EN MI CUMPLEAÑOS

(Fragmento)

I
Otras veces, de gozo conmovido,
Saludaba la aurora de este día
Después de haber con gratitud sentido
el dulce abrazo de la madre mía

¡Ah! Cuán distinto es lo que ahora siento
En esta fecha de pasado encanto…
¡En dolor se ha cambiado aquel contento,
Aquella risa se ha cambiado en llanto!

Hoy triste me senté cerca del lecho,
Cual si llegar mi madre allí debiera,
Para estrecharme a su amoroso pecho,
Como en tiempo feliz ella lo hiciera;
De “Repertorio Salvadoreño”, San Salvador, 1889.

LA NUEVA LIBERTAD

Decid al pueblo que no más consienta
en inclinarse ante ningún magnate;
que es amplio su derecho y que es afrenta
el respeto a la ley: que muera o mate.

Decid al periodista ponga en venta
su pluma contra el bien: que siempre trate
el orador, con expresión violenta,
de injuriar al contrario en el combate.

La calumnia, el ridículo, el engaño,
que el interés envuelve y eslabona,
son armas poderosas para el daño,

hay que usarlas; con ellas se corona
el triunfo personal que exige amaño…
Esta es la libertad que hoy se pregona.

“Dolor Supremo”

Llamaron á la mesa: Muy despacio
Me dirigí á sentarme,
La cabeza inclinada sobre el pecho,
Pensando en cosas graves.
***
Ocupé mi lugar en este estado,
Y á los pocos instantes,
Volví la vista en torno de aquel sitio
Con aflicción muy grande.
***
No pude suspirar…sentí en el alma
Dolor inexplicable,
Y en mi semblante pálido surcaron
Lágrimas abundantes.
***
Terrible situación! No tuve fuerzas
Ni para levantarme…
…Por la primera vez vacío estaba
El puesto de mi madre!

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Amado Nervo

Jesucristo es el buen Samaritano

Jesucristo es el buen Samaritano:
yo estaba malherido en el camino,
y con celo de hermano,
ungió mis llagas con aceite y vino;
después, hacia el albergue, no lejano,
me llevó de la mano,
en medio del silencio vespertino.
Llegados, apoyé con abandono
mi cabeza en su seno,
y Él me dijo muy quedo: «Te perdono
tus pecados, ve en paz; sé siempre bueno
y búscame: de todo cuanto existe
yo soy el manantial, el ígneo centro...»
Y repliqué, muy pálido y muy triste:
«¿Señor, a qué buscar si nada encuentro?
¡Mi fe se me murió cuando partiste,
y llevo su cadáver aquí dentro!
»Estando Tú conmigo viviría...
Mas tu verbo inmortal todo lo puede:
dila que surja en la conciencia mía,
resucítala, ¡oh Dios, era mi guía!»
Y Jesucristo respondió: «Ya hiede»

»AMADO NERVO [Mi poema]
Mis Maestros [Poeta sugerido]

Amado Nervo era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, o en realidad, así trascendió en gran parte del mundo. La verdad es que su padre modíficó su apellido de Ruiz de Nervo a simplemente Nervo, y le dio su nombre a su hijo, Amado. El propio escritor ha bromeado con que parte de su éxito puede deberse a la sonoridad de su nombre. Se destacan en este poeta del movimiento modernista nacido en 1870 en Tepic, sus poemas La sombra del Ala, En paz, Orfertorio, Me besaba mucho, Una flor en el camino y Madrigal.

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VIEJO ESTRIBILLO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...

¿Quién gritando mi nombre la morada recorre?
¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento?
-Es un soplo de viento que solloza en la torre,
es un soplo de viento...

Di, ¿quién eres, arcángel cuyas alas se abrasan
en el fuego divino de la tarde y que subes
por la gloria del éter? -Son las nubes que pasan;
mira bien, son las nubes...

¿Quién regó sus collares en el agua, Dios mío?
Lluvia son de diamantes en azul terciopelo...
-Es la imagen del cielo que palpita en el río,
es la imagen del cielo...

¡Oh, Señor! La belleza sólo es, pues, espejismo!
nada más Tú eres cierto, sé Tú mi último Dueño.
¿Dónde hallarte, en el éter, en la tierra, en mí mismo?
-Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo,
un poquito de ensueño...

“COBARDÍA”

Pasó con su madre. ¡Que rara belleza!
¡Que rubios cabellos de trigo garzul!
¡Que ritmo en el paso! ¡Que innata realeza
de porte! ¡Que formas bajo el fino tul!
Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirada azul!

Quedé como en éxtasis… con febril premura,
gritaron cuerpo y alma al par.
Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la dejé pasar!

A UNA FRANCESA

El mal, que en sus recursos es proficuo,
jamás en vil parodia tuvo empachos:
Mefistófeles es un cristo oblicuo
que lleva retorcidos los mostachos.

Y tú, que eres unciosa como un ruego
y sin mácula y simple como un nardo,
tienes trágica crin dorada a fuego
y amarillas pupilas de leopardo.

EL CELAJE

¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?
Se extinguió en el poniente el manso fuego,
y tú que me decías: "Hasta luego,
volveré por la noche"... ¡No volviste!

¿En que zarzas tu pie divino heriste?
¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Que nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.

RÉQUIEM

¡Oh, Señor, Dios de los ejércitos,
eterno Padre, eterno Rey,
por este mundo que creaste
con la virtud de tu poder;
porque dijiste: la luz sea,
y a tu palabra la luz fue;
porque coexistes con el Verbo,
porque contigo el Verbo es
desde los siglos de los siglos
y sin mañana y sin ayer,
requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis!

¡Oh, Jesucristo, por el frío
de tu pesebre de Belén,
por tus angustias en el Huerto,
por el vinagre y por la hiel,
por las espinas y las varas
con que tus carnes desgarré,
y por la cruz en que borraste
todas las culpas de Israel;
Hijo del Hombre, desolado,
trágico Dios, tremendo Juez:
requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis!

Divino Espíritu, Paráclito,
aspiración del gran Iavéh,
que unes al Padre con el Hijo,
y siendo El Uno sois los Tres;
por la paloma de alas níveas,
por la inviolada doncellez
de aquella Virgen que en su vientre
llevó al Mesías Emmanuel;
por las ardientes lenguas rojas
con que inspiraste ciencia y fe
a los discípulos amados
de Jesucristo, nuestro bien:
¡requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis!

SI UNA ESPINA ME HIERE...

¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro
ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!

EL TORBELLINO

»Espíritu que naufraga
en medio de un torbellino,
porque manda mi destino
que lo que no quiero haga;

»frente al empuje brutal
de mi terrible pasión,
le pregunto a mi razón
dónde están el bien y el mal;

»quién se equivoca, quién yerra;
la conciencia, que me grita:
¡Resiste!, llena de cuita,
o el titán que me echa en tierra.

»Si no es mío el movimiento
gigante que me ha vencido,
¿por qué, después de caído,
me acosa el remordimiento?

»La peña que fue de cuajo
arrancada y que se abisma,
no se pregunta a sí misma
por qué cayó tan abajo;

»mientras que yo, ¡miserable!,
si combato, soy vencido,
y si caigo, ya caído
aún me encuentro culpable,

»¡y en el fondo de mi mal,
ni el triste consuelo siento
de que mi derrumbamiento
fue necesario y fatal!»

Así, lleno de ansiedad
un hermano me decía,
y yo le oí con piedad,
pensando en la vanidad
de toda filosofía...,
y clamé, después de oír
«¡Oh, mi sabio no saber,
mi elocuente no argüir,
mi regalado sufrir,
mi ganancioso perder!»

VIA, VERITAS ET VITA

Ver en todas las cosas
del Espíritu incógnito las huellas;
contemplar
sin cesar,
en las diáfanas noche misteriosas,
la santa desnudez de las estrellas...
¡Esperar!
¡Esperar!
¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futura
y no soñada paz... Sereno y fuerte,
correr esa aventura
sublime y portentosa de la muerte.

Mientras, amarlo todo... y no amar nada,
sonreír cuando hay sol y cuando hay brumas;
cuidar de que en el áspera jornada
no se atrofien las alas, ni oleada
de cieno vil ensucie nuestras plumas.

Alma: tal es la orientación mejor,
tal es el instintivo derrotero
que nos muestra un lucero
interior.

Aunque nada sepamos del destino,
la noche a no temerlo nos convida.
Su alfabeto de luz, claro y divino,
nos dice: "Ven a mí: soy el Camino,
la Verdad y la Vida.

¡OH CRISTO!

»Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡oh, Cristo!
»En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡oh, Cristo!

»¡Que importan males o bienes! Para mí todos son bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de pasión?‚ ¡Que importa! Rosas de celeste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡oh, Cristo!»

DEIDAD

Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo en un dolor constante y fuerte
al choque, brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.
No te quejes, por tanto, del destino,
pues lo que en tu interior hay de divino
sólo surge merced a él.
Soporta, si es posible, sonriendo,
la vida que el artista va esculpiendo,
el duro choque del cincel.

¿Qué importan para ti las horas malas,
si cada hora en tus nacientes alas
pone una pluma bella más?
Ya verás al cóndor en plena altura,
ya verás concluida la escultura,
ya verás, alma, ya verás...

UNO CON ÉL

Eres uno con Dios, porque le amas,
tu pequeñez ¡qué importa y tu miseria!;
eres uno con Dios, porque le amas.

Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
"Aquí está", y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrán separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,
en el valor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.

"¡Dios!" dirás en los besos,
dirás "Dios" en los cantos,
dirás "Dios" en los ayes.

Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él, puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios ¡porque le amas!

JESÚS

Jesús no vino al mundo de "los cielos".
Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo: de las regiones
internas del Espíritu.

¿Por qué buscarle encima de las nubes?
Las nubes no son el trono de los dioses.
¿Por qué buscarle en los candentes astros?
Llamas son como el sol que nos alumbra,
orbes, de gases inflamados... Llamas
nomás. ¿Por qué buscarle en los planetas?
Globos son como el nuestro, iluminados
por una estrella en cuyo torno giran.

Jesús vino de donde
vienen los pensamientos más profundos
y el más remoto instinto.
No descendió: emergió del océano
sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro.
Era y es un eón. El que se adentra
osado en el abismo
sin playas de sí mismo,
con la luz del amor, ese le encuentra.

KALPA

-¿Queréis que todo esto vuelva a empezar?
-Sí -responden a coro.
Also Sprach Zarathustra

En todas las eternidades
que a nuestro mundo precedieron,
¿cómo negar que ya existieron
planetas con humanidades;

y hubo Homeros que describieron
las primeras heroicidades,
y hubo Shakespeares que ahondar supieron
del alma en las profundidades.?

Serpiente que muerdes tu cola,
inflexible círculo, bola
negra, que giras sin cesar,

refrán monótono del mismo
canto, marea del abismo,
¿sois cuento de nunca acabar?...

IDENTIDAD

Tat tuam asi
(Tú eres esto: es decir, tú eres uno
y lo mismo que cuanto te rodea;
tú eres la cosa en sí)

El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana:
un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina;
vertiginoso ensanche de la conciencia humana,
que es sólo proyección de la Idea Divina
en el Tiempo...

El fenómeno, lo exterior, vano fruto
de la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad,
y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,
y tiene como herencia ¡toda la eternidad!

BRAHMA NO PIENSA...

Ego sum quo sum.

Brahma no piensa: pensar limita.
Brahma no es bueno ni malo, pues
las cualidades en su infinita
sustancia huelgan. Brahma es lo que es.

Brahma, en un éxtasis perenne, frío,
su propia esencia mirando está.
Si duerme, el Cosmos torna al vacío:
mas si despierta renacerá!

LA SOMBRA DEL ALA

Tú que piensas que no creo
cuando argüimos los dos,
no imaginas mi deseo,
mi sed, mi hambre de Dios;

ni has escuchado mi grito
desesperante, que puebla
la entraña de la tiniebla
invocando al Infinito;
ni ves a mi pensamiento,
que empañado en producir
ideal, suele sufrir
torturas de alumbramiento.

Si mi espíritu infecundo
tu fertilidad tuviese,
forjado ya un cielo hubiese
para completar su mundo.

Pero di, qué esfuerzo cabe
en un alma sin bandera
que lleva por dondequiera
tu torturador ¡quién sabe!;

que vive ayuna de fe
y, con tenaz heroísmo,
va pidiendo a cada abismo
y a cada noche un ¿por qué?

De todas suertes, me escuda
mi sed de investigación,
mi ansia de Dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.

LA PUERTA

Por esa puerta huyo, diciendo: "¡Nunca!"
Por esa puerta ha de volver un día...
Al cerrar esa puerta, dejo trunca
la hebra de oro de la esperanza mía.
Por esa puerta ha de volver un día.

Cada vez que el impulso de la brisa,
como una mano débil, indecisa,
levemente sacude la vidriera
palpita más aprisa, más aprisa
mi corazón cobarde que la espera.

Desde mi mesa de trabajo veo
la puerta con que sueñan mis antojos,
y acecha agazapado mi deseo
en el trémulo fondo de sus ojos.

¿Por cuanto tiempo, solitario, esquivo
he de aguardar con la mirada incierta
a que Dios me devuelva compasivo
a la mujer que huyó por esa puerta?

¿Cuando habrán de temblar esos cristales
empujados por sus manos ducales
y, con su beso ha de llegarme ella
cual me llega en las noches invernales
el ósculo piadoso de una estrella?

¡Oh, Señor!, ya la Pálida está alerta:
¡Oh, Señor!, ¡cae la tarde ya en mi vía
y se congela mi esperanza yerta!
¡Oh, Señor!, ¡has que se abra al fin la puerta
y entre por ella la adorada mía!
¡Por esa puerta ha de volver un día!

ÉXTASIS

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida
¡nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

Años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.
Años ha que en el mar conmigo a solas,
¡y aún me pasma el prodigio de las olas!

Cada vez hallo la naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa,
Para mí, en rededor, todo es belleza:
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.

Quiero ser inmortal con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome al brillar: "Aquí se piensa,
también aquí se lucha, aquí se ama."

SI TÚ ME DICES VEN

Si tú me dices ven, lo dejo todo...
No volveré siquiera la mirada
para mirar a la mujer amada...
Pero dímelo fuerte, de tal modo

que tu voz como toque de llamada,
vibre hasta el más íntimo recodo
del ser, levante el alma de su lodo
y hiera el corazón como una espada.

Si tú me dices ven, todo lo dejo...
Llegaré a tu santuario casi viejo,
y al fulgor de la luz crepuscular,

más he de compensarte mi retardo,
difundiéndome ¡Oh, Cristo! como un nardo
de perfume sutil, ante tu altar.

VIII
Al oír tu dulce acento
me subyuga la emoción,
y en un mudo arrobamiento
se arrodilla el pensamiento
y palpita el corazón...
Al oír tu dulce acento.

Canta, virgen, yo lo imploro;
que tu voz angelical
semeja el rumor sonoro
de leve lluvia de oro
sobre campo de cristal.
Canta, virgen, yo lo imploro:
es de alondra tu garganta,
¡Canta!

¡Qué vagas melancolías
hay en tu voz! Bien se ve
que son amargos tus días.
Huyeron las alegrías,
tu corazón presa fue
de vagas melancolías.

¡Por piedad! ¡No cantes ya,
que tu voz al alma hiere!
Nuestro amor, ¿en dónde está?
Ya se fue..., todo se va...
Ya murió..., todo se muere...
Por piedad, no cantes ya,
que la pena me avasalla...
¡Calla!

A KEMPIS

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tu escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grande ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...,

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

V
¿Ves el sol, apagando su luz pura
en las ondas del piélago ambarino?
Así hundió sus fulgores mi ventura
para no renacer en mi camino.

Mira la luna: desgarrando el velo
de las tinieblas, a brillar empieza.
Así se levantó sobre mi cielo
el astro funeral de la tristeza.

¿Ves el faro en la peña carcomida
que el mar inquieto con su espuma alfombra?
Así radia la fe sobre mi vida,
solitaria, purísima, escondida:
¡cómo el rostro de un ángel en la sombra!

VI
Rindióme al fin el batallar continuo
de la vida social; en la contienda,
envidiaba la dicha del beduíno
que mora en libertad bajo su tienda.

Huí del mundo a mi dolor extraño,
llevaba el corazon triste y enfermo,
y busqué , como Pablo el Ermitaño,
la inalterable soledad del yermo.

Allí moro, allí canto, de la vista
del hombre huyendo, para el goce muerto,
y bien puedo decir como el Bautista:
¡Soy la voz del que clama en el desierto!

XXIX
Yo amaba lo azul con ardimiento:
las montañas excelsas, los sutiles
crespones de zafir del firmamento,
el piélago sin fin, cuyo lamento
arrulló mis ensueños juveniles.

Callaba mi laúd cuando despliega
cada estrella purísima su broche,
el universo en la quietud navega,
y la luna, hoz de plata, surge y siega
el haz de espesas sombras de la noche.

Cantaba, si la aurora descorría
en el oriente sus rosados velos,
si el aljófar al campo descendía,
y el sol, urna de oro que se abría,
inundaba de luz todos los cielos.

Mas hoy amo la noche, la galana,
de dulce majestad, horas tranquilas
y solemnes, la nubia soberana,
la de espléndida pompa americana:
¡La noche tropical de tus pupilas!

Hoy esquivo del alba los sonrojos,
su saeta de oro me maltrata,
y el corazón, sin pena y sin enojos,
tan sólo ante lo negro de tus ojos
como el iris del buho se dilata.

¿Qué encanto hubiera semejante al tuyo,
oh, noche mía? ¡Tu beldad me asombra!
Yo, que esplendores matutinos huyo,
¡dejo el alma que agite, cual cocuyo,
sus alas coruscantes en tu sombra!

Si siempre he de sentir esa mirada
fija en mi rostro, poderosa y tierna,
¡adiós, por siempre adiós, rubia alborada!
doncella de la veste sonrosada:
¡que reine en mi redor la noche eterna!

¡Oh, noche! Ven a mí llena de encanto;
mientras con vuelo misterioso avanzas,
nada más para ti será mi canto,
y en los brunos repliegues de tu manto,
su cáliz abrirán mis esperanzas!

XXXIII
Amiga, mi larario está vacío:
desde que el fuego del hogar no arde,
nuestros dioses huyeron ante el frío;
hoy preside en sus tronos el hastío
las nupcias del silencio y de la tarde.

El tiempo destructor no en vano pasa;
los aleros del patio están en ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapíz del plumón, las golondrinas.

¡Qué silencio el del piano! Su gemido
ya no vibra en los ámbitos desiertos;
los nocturnos y scherzos han huído...
¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos muertos!

¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas...
Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;
el viento sopla, la hojarasca rueda.

Amiga, tu mansión está desierta;
el musgo verdinegro que decora
los dinteles ruinosos de la puerta,
parece una inscripción que dice: ¡Muerta!
El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!

XLII
Yo también, cual los héroes medievales
que viven con la vida de la fama,
luché por tres divinos ideales:
¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Dama!

Hoy que Dios ante mí su faz esconde,
que la Patria me niega su ternura
de madre, y que a mi acento no responde
la voz angelical de la Hermosura,

rendido bajo el peso del destino
esquivando el combate, siempre rudo,
heme puesto a la vera del camino,
resuelto a descansar sobre mi escudo.

Quizá mañana, con afán contrario,
ajustándome el casco y la loriga,
de nuevo iré tras el combate diario,
exclamando: ¡Quién me ame, que me siga!

Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,
dormir en paz sobre mi escudo roto;
dejad que en mi redor el ruido cese,
que la brisa noctívaga me bese
y el Olvido me dé su flor de loto.

INCOHERENCIAS

Para José I. Bandera

Yo tuve un ideal, ¿en dónde se halla?
Albergué una virtud, ¿por qué se ha ido?
Fui templado, ¿do está mi recia malla?
¿En qué campo sangriento de batalla
me dejaron así, triste y vencido?

¡Oh, Progreso, eres luz! ¿Por qué no llena
tu fulgor mi conciencia? Tengo miedo
a la duda terrible que envenena,
y que miras rodar sobre la arena
¡y, cual hosca vestal, bajas el dedo!

¡Oh, siglo decadente, que te jactas
de poseer la verdad!, tú que haces gala
de que con Dios, y con la muerte pactas,
devuélveme mi fe, yo soy un Chactas
que acaricia el cadáver de su Atala...
,
y murió mi pasión; luchaba fiero
con Jesús por coraza, triza a triza,
el filo penetrante de tu acero.

¡Tengo sed de saber y no me enseñas;
tengo sed de avanzar y no me ayudas;
tengo sed de creer y me despeñas
en el mar de teorías en que sueñas
hallar las soluciones de tus dudas!

Y caigo, bien lo ves, y ya no puedo
batallar sin amor, sin fe serena
que ilumine mi ruta, y tengo miedo...
¡Acógeme, por Dios! Levanta el dedo,
vestal, ¡que no me maten en la arena!

LA CANCIÓN DE FLOR DE MAYO

Flor de Mayo como un rayo
de la tarde se moría...
Yo te quise, Flor de Mayo,
tú lo sabes; ¡pero Dios no lo quería!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, cantando irán.

Flor de Mayo ni se viste
ni se alahaja ni atavía;
¡Flor de Mayo está muy triste!
¡Pobrecita, pobrecita vida mía!

Cada estrella que palpita,
desde el cielo le habla asi:
"Ven conmigo, Florecita,
brillarás en la extensión igual a mí"

Flor de Mayo, con desmayo,
le responde: "¡Pronto iré!"
.......................
Se nos muere Flor de Mayo,
¡Flor de Mayo, la Elegida, se nos fue!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, llorando irán...

"¡No me dejes!" yo le grito:
"¡No te vayas dueño mío,
el espacio es infinito
y es muy negro y hace frío, mucho frío!"

Sin curarse de mi empeño,
Flor de Mayo se alejó,
Y en la noche, como un sueño
misteriosamente triste se perdió.

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, ¡ay, cómo irán!

Al amparo de mi huerto
una sola flor crecía:
Flor de Mayo, y se me ha muerto...
Yo la quise, ¡Pero Dios no lo quería!

ENVÍO

La canción que me pediste
la compuse y aquí está:
Cántala bajito y triste;
ella duerme (para siempre);
la canción la arrullará
Cántala bajito y triste;
cántala...

PASAS POR EL ABISMO DE MIS TRISTEZAS

Pasas por el abismo de mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares,
ungiendo lo infinito de mis pesares
con el nardo y la mina de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;
mas, salvando del tiempo los valladares,
como un rayo de luna sobre los mares
pasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantares
dejará el desencanto sus asperezas;
pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
quiso que atravesaras por mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares.

YO VENGO DE UN BRUMOSO PAÍS LEJANO

Yo vengo de un brumoso país lejano
regido por un viejo monarca triste...
Mi numen sólo busca lo que es arcano,
mi numen sólo adora lo que no existe;

tú lloras por un sueño que está lejano,
tú aguardas un cariño que ya no existe,
se pierden tus pupilas en el arcano
como dos alas negras, y estás muy triste.

Eres mía: nacimos de un mismo arcano
y vamos, desdeñosos de cuanto existe,
en pos de ese brumoso país lejano,
regido por un viejo monarca triste...

AZRAEL

Azrael, abre tu ala negra, y

honda,
cobíjeme su palio sin medida,
y que a su abrigo bienechor se esconda
la incurable tristeza de mi vida.

Azrael, ángel bíblico, ángel fuerte,
ángel de redención, ángel sombrío,
ya es tiempo que consagres a la muerte
mi cerebro sin luz: altar vacío...

Azrael, mi esperanza es una enferma;
ya tramonta mi fe; llegó el ocaso,
ven, ahora es preciso que yo duerma...
¿Morir..., dormir..., dormir...? ¡Soñar acaso!

EN PAZ

Artifex vitae artifex suiMuy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

A LEONOR

Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos… Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas…
Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!