A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
YO HE PECADO [Mi poema]
Almudena Vidorreta [Poeta sugerido]
MI POEMA... de medio pelo |
Malo he sido, lo sé, y hoy me arrepiento, Pequé, no he de ocultar, lo reconozco, Y ¿qué es pecar, pecar en qué consiste? No hacer caso al corazón si él te insiste, |
MI POETA SUGERIDO: Almudena Vidorreta
Wall street
Hombres en manada,
trajes para hormigas rojas
que a las piernas se encaraman
de los que portan sueños.
En el fondo de la fuente
los fantasmas se relamen
a sabiendas de que el deseo
casi nunca flota.
De un momento a otro,
un cielo gris de peso imperceptible
romperá a llorar
por la herida de todo rascacielos
que a mi paso se convierte en hombre.
Ni una sola calle
sabe pronunciar este apellido
que arrastro y despliego
como un paraguas roto.
Quién tuviera dinero suficiente
para invertir en lluvia.
(De Nueva York sin querer)
Contradicción
Nueva York, lecho de raso,
es también una libélula en la oreja,
es un vientre lleno de medusas
y las lágrimas de tres mujeres.
Es Brooklyn todavía en la pantalla,
como si un muro invisible
de cristal empañado.
La manzana y la náusea,
la migraña, la nostalgia,
el café caro, las moscas,
la putrefacción,
la golosina.
Nunca antes la sensación tan perfecta,
la comprensión del oxímoron redondo.
A veces, allá en la cúspide,
y otras tantas, las más,
en el subsuelo,
por debajo del concreto que pisas,
sepultada por la fuerza de tus pasos,
con ese caminado suave
que de todo me invita a dudar.
(De Nueva York sin querer)
Bronx
Pocas veces una idea tan precisa,
un pensamiento tan claro
como este que me viene cada martes
cuando llego temprano al Bronx.
Con nitidez solamente veo eso,
desde la dos veinticinco hasta Rose Hill,
desde la orilla del Hudson a Metro Nord:
no dormir, trabajar, tener seis hijos,
ser tan joven como pobre
y haber mamado la mentira
de una ilusión patológica.
Cuando hablo del futuro
se nos echa la gramática por tierra
y a menudo, con acierto,
mis estudiantes
cierran los ojos.
Ahora ya sé qué responder
si me preguntan:
poesía es lo que haces por las noches.
(De Nueva York sin querer)
ZAHORÍ
Una vez fui zahorí
que vio a través de los párpados,
de las dos ventanas opacas
tras las que se encuentra el mundo,
y entre sueños vi su rostro:
me miraba fijamente,
con los labios enlutados
y las pupilas vivas.
Y qué es el sueño
sino la imagen helada de la muerte,
o una mujer de cabello cano
que me persigue allá donde vaya.
Y qué, la vigilia,
sino tus manos suaves,
que me despiertan del miedo
con la complicidad del que siente
que esta noche, otra vez,
puede que tengamos visita.
Días animales (Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2013)
SOLEDAD
Ya estoy sola
como los caminos secos,
como la tierra yerma y las palabras forzadas,
como los dulces agasajos del oficio.
Sola como los laureles del pasado,
los manuscritos perdidos
y los legajos rotos
o, también,
sola como las migas en el suelo
por las calles por las que no transita nadie,
ni siquiera los pájaros.
Sola como el polvo de Auschwitz,
como la arena pisoteada,
vacía completamente.
Con los párpados averiados,
atrancados con lágrimas secas como cuñas,
lloro raudales de sangre
y miro desde fuera la película
donde se ha rodado la escena:
una mano desnuda e invisible
desliza su cuchilla
y el filo de la sal atenaza mis recuerdos.
No hay mayor certeza que el dolor.
Días animales (Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2013)
LATET ANGUIS IN HERBA
Hoy soy la sierpe con las fauces rotas
que estaba latente entre la hierba
y quiso devorar de un solo gesto
a un ejército entero de ratones.
Pasando con esfuerzo la garganta,
aquellos indefensos animales
gritaban en el momento de su muerte,
porque son descendientes del cisne,
que, aunque hermoso, ataca.
Soy la destructiva cazadora
hambrienta de presas débiles,
frágiles, tanto como tú,
y cambio de piel más fácilmente
gracias a su paso por mi cuerpo.
De Días animales (Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2013)
LA LEYENDA DEL PELÍCANO
Hay en el dolor y hay en la rabia
parte de un canto que no es mío.
Cómo darte crédito y alzarme,
cómo perturbar tu invierno apacible…
Igual de meritoria me parece
esta retirada antes de tiempo.
Qué harías por mí;
no me atrevo a preguntarte.
Armada en la batalla de la vida,
me bebo de un trago la savia
derramada por tus ojos,
siempre cansados y dolientes.
Eres el mesías del milagro,
el pálpito que todos tuvieron,
pero yo renuncio a ti,
desdeño la idea de tu muerte
encaramado a mi propia sustancia
y lloro para que mi lágrimas arrastren
las huellas de tu herida, cuesta abajo.
Solución salina y silencio para siempre
que refresca mis entrañas de hielo.
Ahora alimento a mis criaturas
que crecen sin la ayuda de nadie,
bebiéndose la sangre que me brota
de las heridas del pecho.
De Días animales (Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2013)