Águeda Pizarro Onicio

Águeda Pizarro Onicio

Inicio » Archivo de Águeda Pizarro Onicio

EL MISTERIO DE LA VIDA [Mi poema]
Águeda Pizarro Onicio [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

Y aquí eso qué más da, ¿quién lo valora
quién tiene la medida de los hechos
quedando como están todos maltrechos
debiendo de arreglarlos sin demora
tratando de impedir queden desechos?

¿Quién sabe del amor y de la vida
y quién conoce el sol y el firmamento?
¿Y qué debo decir del pensamiento?
Aciertas a escribir la despedida
y ya llegó el final, con un lamento.

Y qué decir de Dios, de las esencias
de aquello que amamanta el corazón
con vil contradicción con la razón,
dudando en conjugar con las creencias
sin tiempo ni lugar, sin ton ni son.

Misterio de la vida de las cosas,
de todo lo que al mundo le rodea,
metiéndo al razonar en la pelea
volando como lindas mariposas
en medio del fingir de una platea.

Y al fin y al cabo, a ti qué más te da,
que sea lo que fuere qué te importa,
la vida como va es distancia corta
que acaba cuando acabe, dios dirá
y a nadie, incluso a ti, le reconforta.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Águeda Pizarro Onicio

MUJERPUENTE

Esta condición
de mujerpuente
hablante
con los pies
en la Estrella
Polar
la cabeza
en la Cruz
del Sur
me cruje
me cruza
me duele
y sangra
por el centro
del arco
donde nacen
las palabras.

CRUCE CRUZ

Encrucijada
me llamo.
Todo lo que me llega
desde adentro
a la garganta
se pierde
por el camino
de una lengua
o de otra.
Vivo
en el cruce
el hechizo
antes del decir.

EXIL Y YO

Me llamo
equis.
Me cruzo,
me borro
me desdibujo
diciendo
lo que siento
siempre
en otra
tierra,
no ésta
que me invade,
que yo violo
con mi presencia
extranjera
extramarina.
No importa
mi estrañeza
mi color único.
No importa
que me rinda
aquí
a otro color,
que me abra
a los vocablos
como papaya
ya madura
en el expejo.
Me extraigo
siempre
o me extraen
al presente
con otra existencia
detrás de las vocales.
Todo lo que digo
pasó
en otro tiempo
a otro ritmo
quizás más excitante
quizás exactamente
como la muerte.
Mi sexo de muXer
es extraño
por esta misma
sombra
en mis labios.
Todo lleva
la X
de este exilio
que vivo
en vruz
de música
y misterio.

LUNA 2

Me velas,
haz
de
luz
en la cueva
de la muerte.
¡Hazte
luz!
en el punto
de fuga
dentro
de mi pupila
que te observa
desde mi muerte.
¡Ciérrame
los ojos,
luna!
Una luna
como óbolo
en cada
párpado
cuando me muera
aún dentro
de un sueño.
¡Mírame,
luna,
como te miro
yo!
Como me mirabas
cuando bebía
mi niña
en mi seno
de tu seno
como ojo
y le dábamos
tu leche
de luz
mirándonos
de luna
a luna.

Viento

El viento descansa en un remanso de la noche
entre remolinos de estrellas que su corriente
susurra a la luna, mientras tú, en la ensenada
de tu madre,
duermes envuelto
en el recuerdo
de la leche
navegando la Vía Láctea de tu sueño.
Tu aliento caracolea
hacia la orilla
de la isla
que te abriga y su suavidad
se insinúa
en espiral a la suya,
sus eses flotando
como
plumas
hacia el oído del viento que te inspira
y espera que amanezca.
Clarea el día.
Las hojas tocadas por la luz se estremecen
y en las arrugas
profundas
del árbol
de mango
la negrura se disipa
mientras centellean sus fucsias
los pétalos de veranera.
Tiemblan las lenguas de hibisco
esparciendo el rocío que se irisa en la brisa.

5 colibríes rizan el aire
Chirrían
tornasolándose mientras beben
de las frescas llamas de las heliconias.

Irrumpes
de tu puerta corriendo
y arrastrando
una estela de risas y de sílabas.

II

Despierto de mi invierno de sueños
reverdecida por tu paso, y me asomo
al aire conmovido por tu oleaje
luminoso de niño o de cometa
recordando tu cuerpo de seis meses.
Las plantas de tus pies
redondeadas
como albaricoques
todavía
no pertenecían a la tierra
y bailaban en el aire
mientras yo te apretaba contra mi tronco viejo
como otro corazón que latía
más vivo aun,
más mío,
más de la luz del día
que el que encierra mi corteza.
Esperábamos con un ringlete alzado
al viento recio de las cuatro de la tarde
que descendía como un tropel de potros desbocados
sus colas y sus crines relinchando como los verdes
que cantan su atardecer desde la cordillera.
Viento verde, viento verdadero,
Vente viento
Vente
ven ventarrón

exhalado
por el mar lejano que suspira su azul,
ulula su huracanto
enamorado del contorno ondulado
de la montaña
como tú de la orilla de tu madre.
Llegaba a halarles las ramas a los árboles

Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu decía
como un lobo enternecido
y te rozaba las pestañas, las cejas
y la pelusa dorada
haciéndote parpadear.
Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
decías tú
en eco de alborozo, llenándome
de bocanadas de vocales.

Te enseñaba a volar antes de que la tierra
te sedujera con su firmeza
y tú inhalabas el frescor,
Inspirabas el verdor azul
que te traía desde la lejanía marina
Jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
decías, y él mientras nos envolvía en su remolino
girándonos.
girasoledándonos a su danza de ángel de largas alas.
(Inédito)

Si te gusta #Águeda_Pizarro_Onicio... Share on X