A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
MI MUNDO, EL DE LA INFANCIA [Mi poema]
Abel Santos [Poeta sugerido]New
MI POEMA... de medio pelo |
Mi mundo es irreal. No me confundo. No existen ni cuchillos ni pistolas Ni hay seres con aviesas intenciones, Que un niño es el que guardo en mi memoria Y aquí planto el mojón. Y me resisto |
MI POETA SUGERIDO: Abel Santos
DICEN los sabios
que, antes de nacer, el arcángel Gabriel
pone su dedo índice
sobre nuestra boca
para que olvidemos toda la sabiduría
que traemos con nosotros desde el cielo.
Así es como las luces entran
y se dan la mano.
No pueden más que parecerme harto estúpidos
aquellos que piensan
que por ser uno poeta o escritor
nacimos enseñados.
Nada más lejos de la realidad.
Yo no nací escribiendo, sino llorando.
Y con mi primer llanto
ya andaba buscando el conocimiento.
de Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas,
Chamán Ediciones 2016
Tu nombre es canción
Como la lluvia
(que no la para nadie)
sobre todo las tardes de invierno,
la imagen
en mi memoria
de tu cuerpo desnudo
me despide
para siempre
de la cercana desnudez
de tu cuerpo.
Aguanta un poco más
Dicen
los filósofos existencialistas
que gracias a un profundo cansancio
no llegamos a caer
en un sentimentalismo fatal.
Pero déjame decirte como poeta
—que busca la publicación perfecta—
una cosa, y sólo una:
nadie debería salirse de quien es.
Hay tanta fealdad
fuera de la lluvia.
El vencedor
Quisiera ser mujeriego
como mi padre, el muy bastardo,
y vivir, de conquista en conquista,
las cuatrocientas noches
con cuatrocientos cuerpos
que decía Jaime Gil de Biedma.
Pero el amor no me deja.
A la tercera va la vencida.
Y me detengo.
Cuento de invierno
Hoy es un día
de mediados de enero,
limpio, soleado,
de entrañable calor.
Imagino que es marzo;
que va a anochecer más tarde,
como al principio
de nuestro amor.
La tentación
Te bajé la falda y vi entero París,
como dice la canción,
y encontré a La Maga en un autobús desangelado,
y me olvidé de llevarle flores a Jim Morrison,
y se hicieron carne los nocturnos de Chopin,
y profundicé en la poesía de Pedro Salinas
que vivió toda su vida de casado
amando en secreto a otra mujer,
y me reí de Picasso y de todas sus amantes,
y Mimi ya no me parecía esa mezcla
de inocencia y madurez sexual
en Lunas de hiel, de Roman Polanski,
y sentí por ti un amor más grande
que el que Scott Fitzgerald tenía
para ese aire jazzeado de su preciosa Zelda,
y ya no quise ser Bartleby o Rimbaud,
y cancelé con estos versos
todos mis viajes al desierto de la literatura,
porque comprendí a Hemingway
cuando lanzó la pregunta
de si había amado tanto a una mujer
como para ver a la muerte frente a mí
mientras le hago el amor.