UN SIMPLE DESEO [Mi poema] Cármen Miguez [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
He aquí la flor, las hojas y las ramas, Sólo pido las gotas que derramas, Juro ocultar debajo de mi almohada Algún día dejaré de escribir versos |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Cármen Miguez
PADRE
Así como el león, el mar
no precisa mostrar su fuerza
para ser temido.
***
La belleza siempre tiene un precio.
Necesitamos de un silencio
rotundo como un espejo vacío
para que lo invada todo la palabra.
Que el acto conozca su lugar,
que lo valore.
La palabra ha muerto.
Larga vida a la palabra.
RETRATO
Quise imitarte,
como siempre, quise imitarte.
Pero no entendí
que en la imagen reverbera la luz,
que la luz siempre se pierde en el reflejo.
No entendí
que lo único que permanece es la noche
y tú, negra estrella,
en el centro.
***
Bien entrada la noche
un niño de cinco años se despierta
tiene miedo
dice quiero ir al baño
dice no quiero ir solo
dice tengo hambre me duele la barriga
dice tengo sed quiero agua
dice ¿te puedo abrazar? Me da miedo la noche
En mitad del salón yo, una niña de veinticinco años
tengo miedo
de esta noche
y de todas las noches que vendrán
del día que ya llega
del sueño del hambre de la sed
que nunca se sacia
tengo miedo
miento y digo
ven conmigo vamos a dormir
no tengas miedo
aquí estamos a salvo.
Valiente
Cuando su alma se quebró,
se oyó por fin su voz:
«Cuánto más me desprecies,
más me querré yo.
Cuánto más me niegues,
más me afirmaré yo.
Cuánto más me pegues,
más débil te harás tú,
más fuerte me haré yo»
Poema de Amor
En este pequeño pedazo de paraíso
acotado, medido, protegido
por altos muros de cemento,
te extraño.
Avaricio la libertad de tus manos,
el negro de tu pelo,
tus ojos
-aquí
que todo es verde y amarillo-
el tacto rugoso de tus pies descalzos,
y tu boca
que me envía palabras de amor
a través de los años.
Ya voy,
ya llego,
espérame despierto.
Once de Junio de mil novecientos sesenta y tres.
Tu cuerpo ardiendo
en el centro.
Tu cuerpo
rígido, amarillo,
no representa ya más
que un cuerpo en llamas.
Todos los días de ayuno
todas las noches veladas
todos los signos sagrados
repetidos, memorizados
hasta comprender
al uno en el todo, y viceversa
digo, de nada valen.
Ninguna diferencia hay ya
entre tu cuerpo
y un maniquí
-carbono en uno,
todo carbono-
y sin embargo…
Planeado el acto,
cada movimiento y cada quietud,
llevarlo a cabo asumiendo
cada posible consecuencia
la sencillez de la muerte como acto revolucionario.
Negar la fe, motor de tu vida
miserable y feliz,
renunciar a la fe, a la vida en la fe,
digo, para defenderla
este es el verdadero sacrificio.