A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
YO SÉ QUE ME IGNORAS [Mi poema]
Matías Behety [Poeta sugerido]
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MI POEMA ...de medio pelo |
Ya sé que tú me ignoras, no me importa Ya sé desde hace tiempo que el olvido No te guardo rencor. Cada uno tiene |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Matías Behety
María
A mi amigo Antonino Lamberti
Hacia tu hogar encaminé mi paso
Y me detuve trémulo en su puerta!
El sol se sepultaba en el ocaso,
Y al abrazarme me dijiste: ¡muerta!
La sombra me inundó. El alma entera
En un sollozo se agotó doliente,
Al mirar esa hermosa primavera
Desmayada en el rayo de su oriente.
¡Muerta!, exclamé, y respondiste: ¡muerta!
Delante su ataúd caí postrado…
Cerré los ojos y la vi despierta,
Su angelical semblante iluminado!
Me hablaba, y sonriendo enternecida,
Envuelta en nubes de flotantes velos,
¡Ah! no lloréis, me dijo, mi partida:
Yo era la desposada de los cielos!
Las dos almas
Del triste cementerio en la capilla
En su blanco ataúd tendida estaba,
En cruz las manos, y la casta frente
De rosas coronada.
La incierta luz de amarillento cirio
Su pálido cadáver alumbraba;
Era joven y hermosa; y muerto había
De un hombre por la infamia.
* * *
Del triste cementerio tras el muro
Sobre la fría tierra muerto estaba;
Las negras sombras de la oscura noche
Su cadáver velaban.
Era joven y hermoso; y muerto había
En desafío del que fueron causa
El vicio, el desenfreno y el desorden
De una vida agitada.
* * *
Allá del infinito en el espacio
Cruzáronse dos almas:
Era la una cual la noche negra
Y era la otra cual el día, blanca.
Se miraron, y alzóse de una de ellas
Compasiva plegaria.
Después bajó la negra, hondo, muy hondo,
Y la blanca subió, alta, muy alta!
40 MIL ALMAS
“Ilusiones:
Venid a mí sonriendo placenteras
visiones que en la infancia he idolatrado.
Oh recuerdos! Mentiras del pasado.
Oh esperanzas! Mentiras venideras.”
MI POETA INVITADO: Jonatan Lépiz Vega
leonard recuerda a janis
tenemos la música dijiste
y ahí nos atrapamos
por esa noche en el elevador
de un viejo hotel donde nos olvidamos de las sombras
una canción de tres minutos
que le dio la vuelta al mundo
una loca historia de dos cuerpos
que se toman por asalto
y miran la ciudad y la gente
desde el cristal de la habitación
junto a una botella de southern comfort
abajo una lenta marea que deambula
y se mueve aquí allá
sin llegar a ningún sitio
autos buses y taxis
un paisaje amarillo
en el que se refracta la luz y la sangre
en esta ciudad enloqueció lorca
entre el espanto y el insomnio
enloquecimos nosotros
sellados al vacío de la música
y de un sudor de diez pisos en caída libre
como si alguien hubiera cortado los cables del elevador
en el que viajamos
y todo el ruido de afuera
las armas el hormigón que se desploma
los flashes de las cámaras
las personas
cuyo único testimonio es que mueren y han muerto
y ese crujir
donde se filtra el humo de las cosas
no pudiera contra nosotros
estábamos y estamos de lleno en el camino
vos te bajaste antes
nos arrebataste tu loco ronroneo alucinado
en el cual creímos encontrar
la respuesta a los secretos
—estoy seguro que ahí está—
tenemos la música dijiste
antes de marcharte
aún espero mi turno
y es también
lo único
que tengo
confesiones de una máscara
soy un velo
y otro velo
que tiendo sobre el juego de sombras de la noche
de lo que parecen sombras
y no es más que el desamparo que habita en todo lo que vive
y en él
nadie logra verme
ni osa respirar mi aroma de sándalo
aspiro el humo
en el que regresan y se repliegan
vapor oscuro que anida en los pulmones
como un pez como el frío
escribo como una locomotora
como mailer sentado frente a su máquina
en pleno trance de los desnudos y los muertos
aún
en los minutos
en que las palabras desaparecen
en medio de la danza de tinta sobre el papel
salgo a cazar a las malditas
envuelto en el silencio
y el sudor
con los que cincelo mi cuerpo
busco la poesía
arrodillado
bajo las hojas
las palabras burbujean
y vierten sobre el mundo
su amenaza
soy su amenaza
su redención
el filo de la espada
el último invisible
—los cerezos envejecen
sus pétalos
sobre las calles de tokio
son el testimonio
de nuestra derrota—
busco la manera de vencer el polvo
derretir las cadenas
volver al Tiempo
soy
la última gran sombra
el último suspiro
la distancia que media
entre el ojo de la noche
y su presa
me marcharé
como una flor de sombras
me extenderé sobre la infamia
él repetirá mi nombre
y entrará en lo eterno