MI OCTAVA MARAVILLA [Mi poema]
Amparo Carballo Blanco [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

No sé si existes pero te imagino,
libélula dorada, luz que brilla,
por la gracia de un dios ¡qué maravilla!
la imagen que esperaba y que no vino.

Un castillo de amor, eras de arena,
una ilusión, un soplo de ternura,
una fuente sin fin de un agua pura,
sutil realidad de alma serena.

Blanco eras de algodón almidonada
que aparece diluida en la mirilla
para esfumarse así sin decir nada.

El tallo que agradece a la semilla
su presencia feliz de enamorada.
Eras, sin más, mi octava maravilla.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Amparo Carballo Blanco

TODO CAMBIA

la mirada, la piel,
los labios, el gesto,
la sombra, el alma.

Otro ser me mira
desde este rostro,
máscara de nadie.

La proyección oscura
de la palabra luminosa
también es otra.
Y otra la escritura del amor,
su materia o su nada.

Todo lo que dura
es pasajero:
canta la miruella
en los helgueros.

Todo se va, se aleja.

Y en el aire queda
un deje sutil
de íntimo desamparo.-

SI PUDIERA VERME

desde ti,
con tus ojos,
si pudiera
¿cómo me vería?
Acaso viera
lo que no me gusta de mí,
o quien sabe
tal vez descubriría
un verso
recién cortado
con tu propia luz,
y algo de hermosura
en mi triste mirar.

Si pudieras verte
desde mí,
con mis ojos,
si pudieras,
¿cómo te verías?
Acaso vieras
lo que no te gusta de ti,
o quién sabe
tal vez comprenderías
lo que me impulsa a buscarte,
amor mío,
ciegamente
y sin mucha esperanza.-

ESTE VERSO TRASTERO

Está muy lleno
de apretada nada.
Envejecen aquí:
el rostro de un sueño
roto por el alma,
la voz y la querencia
fuera de uso,
y un ansia implacable
de amor sin olvido.
Cosas dispersas
de los días perdidos,
que ya no son
sino rumor de agua,
lágrimas despeñadas
sobre la piedra inmóvil,
árboles abrazados
en la onda expansiva
de la melancolía
Nubes altas o bajas
del hondo corazón
y sus mudanzas.
De cualquier forma, pasa.
No te quedes ahí.
¡Pasa, que al fondo hay sitio!.-

A MI PADRE NO LE GUSTABA EL MAR

quizá temía que el mar tan grande
me dejase abandonada,
pequeña y rota en cualquier playa.

Mi padre nunca me llevó al mar.
No creía en el mar.

Pero me enseñó campos de tréboles,
recodos y caminos
donde crece la fresa silvestre,
la madreselva, los nomeolvides.

Mi padre nunca me llevó al mar.
No creía en el mar.

Pero me enseñó ríos pequeños,
agua de esperanza que corre
entre surcos ásperos
arrancando aromas a la tierra seca.-

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MI POETA INNVITADO:  Hernán Miranda Casanova

“A NADIE DARÉ UNA DROGA MORTAL…”

Aquí estoy solo con mis pócimas, mis escalpelos,
mis uñas rotas, mis salpicaduras.
Aquí con mi intranquila conciencia.
Aquí con mi mundo perturbado.

Aquí, con mi cadáver desnudo sobre el mármol
y el tiempo que aquí debería ser abolido.
Somos los mismos. Los que tuvimos un día
la capacidad de asombrarse.

Cartílagos sólo hay, sólo huesos.
Debo suturar desgarros que yo no produje.
Debo hacer coincidir las piezas de un cráneo.
Soy demasiado humano para vivir en paz.

Pero quién se sonreirá por ti algún día.
Pero quién repetirá después las cosas que tu dijiste.
Pero quién cometerá tus mismos errores.
Pero quién heredará tu desencanto.

Morirse pero contemplar tu propio funeral.
Pero huir y ser testigo de tu fuga.
Pero perderse y participar en tu propia búsqueda.
Pero se trata de estar aquí y en otras partes.

Pero yo soy un cirujano fiel a su juramento
y seguiré cortando tendones, removiendo las vísceras
sin lograr ver en ellas el futuro
y a nadie daré una droga mortal.

INSECTARIO

Yo me enamoré una vez de una muchacha maravillosa
y los dos preferíamos los vanos de las puertas,
los rincones más oscuros de los cines,
de las plazas públicas.
Huiamos de la luz como los fantasmas que éramos en realidad
y esperábamos la noche
y apagábamos todas las luces para hacernos el amor.
Yo gustaba de recorrer todo su cuerpo
centímetro a centímetro
como un escarabajo por las habitaciones en tinieblas.
Y ella tenaz y laboriosa como ninguna
tejía y destejía en silencio su tela sobre mis labios.
Un día nos equivocaríamos de grieta
o la luz del día nos ahuyentó en opuestas direcciones
y nos perdimos de vista entre la multitud.

De ese tiempo,
mi sensación de llevar antenas en la frente
y los ojos facetados.

De ese tiempo,
mis pestañas sensibles a la luz del sol
y mi forma de andar
de insecto extraviado entre los hombres.
Del libro “Arte de vaticinar”, 1970

IGLESIA DE LA MATRIZ

En la Viña del Señor
hombres suelen ser muertos
a manos de los escopeteros
que cuidan las uvas.

La Iglesia de la matriz se sentó
Cuando vino el terremoto. Ahora
Está nuevamente de pie.
La iglesia más antigua de Valparaíso
Es saludada por un borracho que orina en la pared
Casi por encima de un amigo dormido.
Es un vagabundo que se ha echado a morir
Bajo la Vía Láctea
En los momentos que Cristo de la Agonía
Sale en procesión por las calles del puerto.

Vaya, amigo, a Valparaíso en Viernes Santo
Y entre al bar de los que nada esperan.
Quizás un hombre flaco y patibulario
Le diga también
Que en Viernes Santo no hay que matar a nadie.
Del libro “Versos para quien conmigo va”, 1986

TODO ENCAJA EN TODO ARMONIOSAMENTE

El macho encaja en la hembra y la hembra en el macho
tal como el cuchillo encaja en los labios de la herida sangrante
y el árbol de corteza arrugada en el paisaje que lo rodea.
Cada palabra encaja como un rompecabezas dentro de lo conversado
así como una mirada encaja entre otras miradas
o la columna atacante en el espacio del enemigo
que se repliega a duras penas.

El extremo oriental del Brasil encaja en la costa occidental de África
y el cuerpo del atormentado en el instrumento que lo lacera,
la mano del ladrón con su presa.

El vuelo de un pájaro y la caída de un pájaro encajan
y el fusilado en las balas que lo perforan
y el niño en su madre
y una boca que besa en otra boca que devuelve el beso.
La línea quebrada de las montañas encaja en la línea quebrada
del cielo que hay sobre las montañas.
El río encaja en su cauce
el mar en su lecho cóncavo
y en su cuenca el ojo lloroso y la llave en la cerradura.

Todo encaja con todo
y no parece tarea fácil desligarse de este designio.
Cómo separar al muerto de su ataúd
o la partida del viajero de su regreso.
Todo se relaciona con todo
y hasta el que se esconde en una isla solitaria
encaja como un alfiler en la solapa del olvido.
Cada cosa se disuelve dentro de otra
y hasta “el camino de subida es el mismo camino de bajada”.

Al poema le es dado envolverlo todo,
evidenciar las relaciones que hacen posible
la armonía del caos.
Del libro “De este anodino tiempo diurno”,1990

VOY AL BAÑO A MEDIANOCHE

Voy al baño a medianoche
y dos o tres cucarachas huyen a esconderse
Una de ellas se queda a medio camino
y se las arregla, negra y reluciente,
para simular que está escondida
inmóvil en un resquicio
Yo también simulo que no la veo
Y actúo para ella representando mi papel
“No te preocupes (le digo al retirarme). Sé
lo que es ser sorprendido en medio de la noche,
sé lo que es vivir en peligro amenazado siempre por el poder”.
Del libro “Anna Pink y otros poemas”, 2000

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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