FELIZ CUMPLE [Mi poema]
Rosa Elvira Álvarez [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

A Amira Herdoiza

Hoy cumple años una rosa,
desde que nació esa flor
la vida es de otro color
y sonríe ese rosal.

Eres linda y primorosa,
una flor muy pizpireta,
muy presumida y coqueta
sin igual.

Tu mirada es tan hermosa,
es tan limpia y transparente
como el agua de una fuente
de cristal.

La rosa más olorosa,
tu halo perfuma el ambiente
si apareces de repente
en un lugar.

Amiga de tus amigos,
en tu día te decimos
el orgullo que sentimos
al contar con tu amistad.

Aunque sólo tres personas
se arrogan ese derecho
de acogerse en tu regazo,
los que bien te conocemos,

los que mucho te apreciamos,
los que tanto te queremos,
te enviamos este abrazo
entre nubes de algodón

y al aproximar tu pecho
sientas nuestro corazón.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Rosa Elvira Álvarez

Tus manos

Tus manos, pienso en tus manos
desconocidas que un día,
me hicieron temblar de amor.
Tus ojos, pienso en tus ojos
–el azul de dos relámpagos
donde se apagó el dolor–.
Tu boca que es como un ala,
ala roja que se fue,
se fue sin decir adonde
ni por qué.
¡Como me asedian tus manos
y tus ojos y tu boca!
Aire que le da el rocío
del horizonte a mi calma.
Valle sembrado de luces
que ya no iluminan nada.
En ese paisaje veo,
tu ausencia a la mía atada
y un horizonte sin cielo,
todo llanura abrasada,
con cinco dedos abiertos,
los de tu mano enguantada
o los diez dedos desnudos
sobre mi cuerpo y mi alma.
Del libro: El alba perdurable.

Entrega

Devuelvo tu perfil adormecido
que ayer fuera mi afán y mi cuidado,
con pétalo de niebla fuiste herido
y por copos de espuma amenazado.

En tus labios un ¡ay! recién nacido.
En mi pecho tu nombre derramado.
Del ayer los mañanas del olvido,
te entrego para siempre rescatado.

Esto me queda, un sueño prisionero
en el topacio ahumado de tus ojos,
tus ojos –asequible ventisquero–

y un lamento obstinado que te llama,
una encendida soledad de hinojos,
una abrasada nieve que te ama.
Del libro: El alba perdurable.

Tríptico del velar

I
Para en los dobles encontrarte
de la mansión sellada por tu ausencia,
busco el olvido que imploré al dejarte
y en el olvido encuentro tu presencia.

Todo lo diera por volver a hallarte,
acariciar tu voz, gustosa urgencia,
y el dormido perfil desdibujarte
mientras en vela, vela mi inocencia.

¡Qué fatiga la lumbre de tu fuego
cuando exprimes la hez de mi quebranto
en esta dulce y esencial batalla!

Cal y canto tu lógica y mi encanto
nada valen, ni súplica, ni ruego,
si evasiva escapo de tu malla.

II
Arde tu hielo con la mordedura
de este amargor de ortigas que me habita
y en congelado fuego, angustia pura,
mi alma con voz a revivir invita.

Me deslumbra esta pena claroscura
en su fulgor vorazmente infinita,
que ilumina redonda la cintura
y el ritmo de la sangre precipita.

Savia, saliva intensa, locuciones
de este amor de mi ser, en ti perdido
hecho sustancia, tierra y pesadumbre

y este perpetuo arder en ilusiones
que me llevan por el amanecido
a las heladas nieves de tu cumbre.

III
Dora tu fuego el borde de mi alma
en esta orgía dulce, sin sentido,
y los difunde en la aromada calma
de los reversos del sobrentendido.

Contra el agraz racimo de la palma,
quiebra su luz un sol recién nacido
y su tibieza antigua nos ensalma
los pareceres del común latido.

¡Qué dulce eres amor! Hay tal encanto
desde tu pié ordenado a tu sombrero,
que suelo compartir tu geometría

y así, con ecuaciones me adelanto
al decir, sin decir, que te venero
en el umbral de la locura mía.

7 Sonetos al Escorial

Camino sobre siglos y peldaños,
alegorías y ventanas ciegas
y descubro en los mármoles huraños
voces latinas y sentencias griegas.

Voy descendiendo por los aledaños
de esa razón de ser que tú me niegas,
alma mía de ayer y entre los años
que nunca fueron me desasosiegas.

Hay en el marco de los ventanales
un silencio de siglos presidiendo
la majestad de los alrededores

y el alma entera vibra en los fanales
donde la noche eterna va esparciendo
una ilusión de piedras y rumores.

El Monasterio

Se vierte en el estanque la silueta
del monasterio adusto. Congelada
a lo lejos la sierra es balaustrada
que nos ofrece un éxtasis violeta.

Espejismo de Dios en la secreta
mística aspiración hacia la nada
o hacia el todo. De amores desmayada
el alma viste su sayal de asceta.

¿A dónde irá mi cuerpo que no vea
piedra labrada y verbo consagrado
entregado sin pausa a la tarea

de ver como los siglos han pasado
y en alto queda ardiendo aquella tea
donde se funde el bien con el pecado?

Cristo de Cellini

“No me mueve mi Dios para quererte…”
así dicen angélicos los versos
tu ofrecimiento de dejarte verte
más allá de los vastos universos.

Ni me mueve tampoco el conocerte
terrible y juzgador en los reversos
del bienaventurar y darme muerte
si formo en el tropel de los perversos

con mi fe boba. En tu presencia vaga
siento también un clavo en cada mano
sobre los leños de la providencia,

que escondido te llevo en esta llaga
del corazón y me hundo en el arcano
de tu mármol tallado y de tu esencia.

Panteón de Infantes

Hay una muerte niña y friolenta
y un gran silencio de infantilidades
que renueva en mi sangre la violenta
ley del amor y las maternidades.

¡Infantes míos que la vida afrenta
con su falsa ternura! En las edades
de un día eterno se me representa
la sinrazón de las calamidades,

y una ilusión de ayer enamorada,
que ya no sé quién soy con tus desvíos
ni a donde voy apenas caminando,

pero en la intimidad de mi morada
son los infantes muertos, hijos míos
que nacieron no sé porqué, ni cuando.

Felipe II

Rey de las tierras firmes y los mares,
esclavo de Caín por tus pasiones,
oficiaste en confusos avatares
y sometiste pueblos y naciones,

rezaste castellanas oraciones
y consagraste el orbe en los altares
de tus locos de Dios y tus legiones
y tus autos de fe plenilunares.

Rey de escorias, en la desconfianza
erigiste tus grises monumentos,
piedra y niebla y un poco de esperanza

en no sabías qué, por tus conventos
has hecho universal esa maestranza
de la crueldad y los remordimientos.

Soneto a Abel

–Caín, Caín ¿qué hiciste de tu hermano?
–El dolor es la llave de la vida,
la puerta del saber está en la herida
abierta siempre, aunque abierta en vano.

La dicha es como un éxtasis lejano,
una flor no del todo florecida
cerca, muy cerca y lejos escondida
detrás de un dios confusamente humano.

Me das la vida y me la das prestada,
me das la dicha y tú la necesitas
y amándome te amas a ti mismo.

Amándote yo a ti, yo soy tu amada
y en estas ecuaciones infinitas
por alturas de amor yo soy tu abismo.

7 Sonetos al Escorial

Sin embargo también crucificada
en los maderos de la mansedumbre
soy alba herida o alba enamorada
encendiendo mis fuegos en Tu lumbre.

Quiebro mis sueños todos, e inmolada
por mujer, por escueta, por costumbre,
te ofrezco esta ternura huracanada
y sus vaivenes y su mansedumbre.

¡Todo es nada y la nada maravilla!
Osario destinado a nuevos huesos
la espiga muerta, encinta la semilla.

Del cautivo de amor yo soy cautiva.
Va en mi alma también su rostro impreso
como una obsesionante siempreviva.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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