TOCAN A MISA [Mi poema]
Horacio Preler [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

A misa, que hoy tocan llamando a misa
de la iglesia el badajo en su campana.
Yo asomado al dintel de mi ventana
paisanos veo andando de esa guisa
¡qué mal tendré que a mi me da galbana!
¡dios les guarde el humor y gracia sana,
queden en paz consigo y su sonrisa!

Al tran tran, pues no crean van deprisa,
que pasan por aquí como quien pasa,
tranquilas lentamente con su guasa,
con la mirada al frente muy sumisa,
y la prisa acompasada harto escasa,
cual líquido de un vaso se trasvasa
pausado y lento al fin en la repisa.

Directos, que ellos van a confesar
a ese dios al que ellos tanto aluden,
que han visto, aquí les creo, que no duden
y así a su alma también tranquilizar.
¿Por qué mi estado siempre es de presunto
y resisto a postrarme ante su altar?
quisiera ya saber, yo me pregunto.

Pues no entiendo y me quedo cejijunto,
si nadie en este tema está seguro
¿qué es lo que me mueve a mi a ser perjuro
y al hecho de creer le pongo punto?
Si es ésta la verdad de los que afirman
o niegan a algún dios y así lo firman
¿quien tendrá la verdad en este asunto=.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Horacio Preler

Símbolos

Un extranjero recorre las calles
de una ciudad desconocida.
El misterio se encierra
en los extraños laberintos.
Los hombres pasan unos junto a otros,
sólo los viejos conocidos se saludan
con las ceremonias de costumbre.
Nos entendemos pobremente,
apenas delineamos los contornos del gesto
articulando símbolos heroicos
para superar el desamparo.
(De Lo abstracto y lo concreto, 1973)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Mediocridad

La natural mediocridad a todos nos concierne,
nos acompaña en las extrañas actitudes
con que desarrollamos una idea.
Es el atuendo insospechado del concepto,
la libertad del incipiente ser
que elude su propio fundamento.
Es más aún,
la posibilidad de morir sin estridencias.
(De Lo abstracto y lo concreto, 1973)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

La muerte de un poeta

Un poeta muere como cualquier hombre.
Se desploma de pronto
o padece una larga enfermedad.
Abandona entonces a sus hijos,
sus afectos y sus pequeños lujos:
su infancia,
la carta de un amigo
y algunos libros que lo encallecieron.
Además,
los poemas que nadie escribirá por él.
(De La razón migratoria, 1977)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

El señor Gianni

Todas las tardes junta las hojas
que el viento ha volteado
y las mete en un hoyo.
Enciende una fogata y espera.
Después riega las plantas,
va de aquí para allá
atento a cada extraño brote,
cuidando que todo crezca en orden,
que nada perturbe su labor,
como un dios que no ha perdido la esperanza.
(De La razón migratoria, 1977)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

La rejilla

Limpiamos el agua que ha caído
la noche anterior
y con ella viene la basura
acumulada en el patio.
El agua sucia corre
y en la rejilla queda la resaca,
los focos de infección,
la hierba ya podrida
mientras otra agua
desciende sola hacia la tierra.
(De La razón migratoria, 1977)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Casa vacía

Alguien alguna vez hará el inventario de las cosas,
levantará papeles, abrirá los cajones de un escritorio
antiguo, revisará bibliotecas, estanterías,
muebles, aparatos usados, buscando explicación
a tanta fantasía.
Nada perdurará para dar testimonio.
Uno se lleva todo. Sus historias,
la clave de sus miedos, la lóbrega codicia,
la indiferencia, el odio,
los almanaques viejos.
Entonces encontrarán escobas en todos los rincones,
trapos de piso, humedad,
los restos de comida que han quedado en el plato.
(De Lo real, nuestra casa, 1991)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Países

El viaje es a la medida del dolor.
Entregar la mano, sentir los dedos,
las huellas digitales, la sangre que llega
desde triste frontera.
Sentir el peso del esqueleto madurando,
dibujando círculos para obtener un punto de partida,
un leño navegando en un extraño río. Respirar
con la boca entreabierta, mirar hacia delante
y hacia atrás, hurgar en los bolsillos,
secarse las lágrimas, quitarse los zapatos
para crear una frase común.
Hay esquinas que parecían países, murmullos, ecos,
países que no tenían ciudades, llanuras
ni mares interiores, vacíos por dentro,
países, en fin, hechos sólo para morir.
(De Lo real, nuestra casa, 1991)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Cuerpo y alma

El alma soporta la idea de la muerte
sola en su misión,
apenas apoyada en la fragilidad del cuerpo.
Un incipiente calendario
le arroja algo de esperanza,
le insinúa la penumbra del ojo
por la ventana entreabierta de la realidad.
Nada le ofrece protección
y la idea desciende como el rocío
sobre los techos de las casas.
Cuerpo y alma suspendidos sobre el vacío,
colgando de una soga,
materia descreída,
ojo lisiado enfrentando la oscuridad..
(De Zona de entendimiento, 1999)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Las llaves

La tarde resta a la vida
semanas de silencios.
La niebla confunde al viajero
en la vía muerta de una ciudad cercada.
Es poco para un desconocido que ve la aurora
desde la morada del llanto.
Las preguntas apuran al desprevenido,
casi sin equipaje,
casi al borde de la muerte,
empeñado en abrir puertas
y buscar las llaves sin retorno
de la sabiduría absoluta,
llaves que el viajero había perdido,
sin saberlo,
en el momento de partir.
(De Zona de entendimiento, 1999)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Zona de entendimiento

A veces pensamos que la soledad
es una cosa que podemos manejar
como si fuera una materia inerte.
Vemos la claridad desde la ventana
mientras la brisa mueve las cortinas.
El perro duerme debajo de la silla
y las horas pasan
como un ciego tanteando las baldosas.
En la mesa se amontonan libros y papeles.
Entonces nos acomodamos en un rincón
y buscamos imágenes de un paisaje ignorado.
Todo el silencio regresa de la calle
y se sitúa en la casa.
Nada se mueve, nadie habla.
La tarde es un atajo,
una zona de entendimiento
que nos mira desde la eternidad.
(De Zona de entendimiento, 1999)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

Cerca de mí

Cerca de mí,
todo está cerca de mí.
Los libros de la vitrina,
las hojas en blanco
y las reminiscencias de la noche.
Cerca está la vida despojada,
los recuerdos que estructuran el alma
y la mirada que partió.
Cerca, muy cerca está la lluvia,
la solitaria lluvia.
(De Aquello que uno ama, 2006)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

El invierno llega

El invierno llega
y se arrastra por la memoria.
El corazón de un viejo
llama a las puertas de las casas vacías
y no encuentra respuesta.
El frío penetra hasta los huesos
y el desamparo se dispersa en el viento
como el celo de una mariposa.
(De Aquello que uno ama, 2006)
Horacio Preler / El señor Gianni y otros poemas

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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